Cada vez parece más claro que el coronavirus circula por Aragón desde mucho antes de que se registrara el primer caso, allá por el mes de marzo. Autoridades sanitarias y médicos de familia coinciden en afirmar que pudo haber casos diagnósticos de gripe que se confundieron con el covid-19, incluso ya a finales de enero, cuando la epidemia de gripe alcanza tradicionalmente su pico más alto. Todo ello contribuiría a explicar la elevada incidencia acumulada de gripe en la campaña 2019-2020 que alcanzó los 2.567 casos por cada 100.000 personas, una cantidad muy superior a la del anterior ejercicio (1.722).

«Hubo un repunte importante de casos de gripe en la última semana de enero y primeras de febrero, con una incidencia acumulada muy superior a lo esperado según la media de los cinco últimos años», admite un médico de Atención Primaria. «A mediados de febrero empezamos a ver cuadros respiratorios de tos importante y fiebre que no se podían etiquetar de otra patología que no fuera gripe, ya que no cumplían criterios epidemiológicos, solo se consideraba covid-19 si había contacto primero con China y luego con Italia», añade.

No fue hasta mitad de marzo cuando se empezó a hablar de transmisión comunitaria en el territorio español. El coronavirus había llegado también a Aragón. «Fue cuando se declaró el estado de alarma, aunque muchos creemos que pudo haber casos desde San Valero, primero aislados y luego comunitarios», aseveran desde un centro de salud de la capital aragonesa.

Las autoridades sanitarias, en todo caso, comparten que esa coincidencia entre la última semana de la epidemia de gripe y el comienzo de la pandemia por coronavirus pudo provocar que «algún caso» pudiera haberse confundido con gripe cuando realmente era infección por covid-19, pero descarta que el aumento de incidencia de la gripe tenga que ver con ello. «Cada año varía la curva de la gripe y creemos que no tiene relación con el covid», aseguran desde el Departamento de Sanidad.

OTROS AÑOS // Los datos acerca de la incidencia de los últimos años daría la razón a Salud Pública, ya que esos 2.567 casos acumulados de gripe por cada 100.000 habitantes no son la cifra más alta de los últimos años. Tanto en la campaña 2015-16 (2.887 casos) como en la 2017-18 (2.757) hubo una incidencia mayor, si bien es cierto que el volumen de ingresos por casos graves registrados este año (201) suponen un notable incremento respecto a los dos anteriores (117 y 121, respectivamente). De esos 201, el 90,5% de ellos ingresó por virus de gripe tipo A, el 10% requirió ingreso en una unidad de cuidados intensivos (uci) y entre ellos se produjeron 11 defunciones, todas en pacientes con factores de riesgo

Según los datos de Salud Pública, el umbral epidémico se superó en la segunda semana del 2020, alcanzando el pico en la cuarta semana (finales de enero) con 539,8 casos por 100.000 habitantes. El periodo epidémico tuvo una duración de 8 semanas. De todas las muestras enviadas a través de la Red Centinela, 50 resultaron positivas al virus de la gripe y 88% de ellas fueron virus de tipo A. Por otro lado, a través del Sistema de Información Microbiológica (SIM) se notificaron 1.891 muestras no centinela en las que se detectó la presencia de virus gripales. De ellas, un total de 1.427 (75,45%) correspondieron a virus de tipo A, 463 (24,5%) a virus de tipo B y solo 1 (0,05%) a virus de tipo C.

La mortalidad por todas las causas, por debajo de lo esperado

El boletín epidemiológico elaborado por Salud Pública indica que la mortalidad por todas las causas en Aragón ya está dentro de los valores esperados, o incluso por debajo, tanto en mayores de 65 años, como en menores de esa edad y en los tres territorios de Aragón. Durante ocho semanas, las muertes totales observadas en la comunidad permanecieron por encima del umbral superior esperado, con un pico máximo alcanzado en la semana 14 (hace alrededor de dos meses), con 466 fallecimientos, alrededor del doble de lo que suele ser habitual a lo largo del año.En estos momentos, el volumen de decesos ha caido hasta los 156 semanales. También a principios de abril se dio el mayor pico de muertes entre los menores de 65 años (46 en una semana), duplicando la media.