Pedro Sánchez es un presidente dado a las sorpresas y los giros en sus argumentos, a veces contradictorios entre sí, pero este martes siguió el guión a rajatabla. No hubo sorpresas. La salida de Salvador Illa del Ministerio de Sanidad, para volcarse en la campaña catalana del 14-F como candidato del PSC, motivó solo leves cambios dentro del Ejecutivo, que en principio no afectarán a su funcionamiento ni a la relación entre el PSOE y Podemos. "Es un reajuste mínimo", dijo Sánchez en una breve comparecencia sin preguntas, tras dar a conocer al Rey los nombramientos. El socialista catalán ha sido sustituido por Carolina Darias, hasta ahora titular de Política Territorial, y el puesto que la dirigente canaria deja vacante lo pasa a ocupar Miquel Iceta, primer secretario del PSC.

“Los nuevos ministros conocen muy bien los ámbitos donde desarrollarán sus tareas. Les avala su experiencia y sus cualidades”, señaló Sánchez, destacando la participación de Darias en las reuniones sanitarias con las comunidades autónomas y las cualidades de Iceta. “Es una persona de ideas, de construir consensos en un estado descentralizado en el que la cogobernanza ha llegado para quedarse”, dijo el presidente, que aprovechó para ensalzar la figura de Illa, a menos de tres semanas de los comicios en Catalunya, por su "capacidad de diálogo" y "respeto".

Extraoficialmente, porque nunca se puede dar nada por seguro hasta que Sánchez toma la decisión final, en la Moncloa llevaban semanas anticipando los movimientos aprobados este martes. A diferencia de otros relevos, sobre todo en sus primeros tiempos en la Moncloa, cuando se vio obligado a sustituir a Màxim Huerta y Carmen Montón debido a distintos escándalos, el jefe del Ejecutivo ha tenido esta vez mucho tiempo para meditar estos cambios.

El relevo de Iceta por Illa como cartel electoral se pactó el pasado noviembre, cuando el todavía líder de los socialistas catalanes concluyó junto a Sánchez que el ya exministro podría sacar mucho mejor resultado en las urnas que él, a raíz del capital político atesorado durante estos complejos meses de pandemia. “A Miquel se le debe mucho”, señalan en la dirección del PSOE. Iceta fue uno de los pocos líderes territoriales socialistas, y desde luego el más importante, que mantuvo su apoyo a Sánchez durante la durísima batalla de las primarias frente a Susana Díaz y Patxi López, en 2016. A diferencia de otros barones, nunca ha criticado en público las iniciativas que el presidente del Gobierno ha llevado a cabo desde que alcanzó el poder, en 2018, tras la moción de censura a Mariano Rajoy por el ‘caso Gürtel’.

El futuro de la mesa de diálogo

Ahora Iceta deberá pilotar la relación con las comunidades autónomas. En especial, con Catalunya. Si el independentismo vuelve a lograr mayoría el 14-F y mantiene la Generalitat, el nuevo ministro, cuyo perfil es mucho más político que Darias, tendrá que reiniciar la “mesa de diálogo” con el Govern, pactada con ERC a cambio de su abstención en la investidura de Sánchez y aparcada en los últimos meses, debido a la pandemia y la inestabilidad política en Catalunya. Pero si finalmente se cumplen las expectativas de los socialistas e Illa logra convertirse en ‘president’, algo que ahora mismo se antoja difícil debido al complejo escenario de pactos tras los comicios, el organismo no se reactivará de la misma forma.

Ni Madrid, donde residió en su etapa de diputado, ni la Moncloa, donde trabajó como miembro del Gabinete de la Presidencia, son territorios desconocidos para Iceta. Aun así, según los planes de Sánchez, el regreso del líder del PSC a la capital española debería haberse producido antes, hace un año y medio, cuando el jefe del Ejecutivo intentó que presidiera el Senado, una posibilidad que el independentismo frustró votando en contra en el Parlament. Después, tras las elecciones generales en noviembre de 2019, su nombre sonó con fuerza para incorporarse al Ejecutivo.