El Ayuntamiento de Zaragoza había anunciado a bombo y platillo, o eso parecía, una caravana de vehículos de servicios públicos esenciales para la tarde de ayer. Iban a participar Policía Local, Bomberos, Protección Civil, buses, servicios de limpieza de FCC, brigadas de Urbanismo... En fin, muchos, casi todos. Se trataba, contaron desde el Gobierno PP-Cs, de agradecer la colaboración ciudadana. Sin embargo, la Delegación del Gobierno en Aragón envió un requerimiento al ayuntamiento para que evitara su realización.

«Las medidas de drástica reducción de movilidad, evitando los desplazamientos no necesarios, que suponen un riesgo de propagación del virus, se aplican con carácter general, y entre sus excepciones no aparece que se encuentre una caravana como la que se plantea, por lo que igualmente se le requiere para que adopte las medidas para evitar esa actuación de los servicios municipales», según el escrito de la delegación, que venía a recordar que no hay que olvidar que España se encuentra en un Estado de alarma.

Había sentado mal de entrada que el Ayuntamiento de Zaragoza no informara de dicha convocatoria. «Ante las informaciones que conocemos a través de redes sociales y algún medio de comunicación...», comenzaba el escrito en el que se le preguntaba a Jorge Azcón, el alcalde, «quién ha organizado y en qué consiste» la caravana en cuestión. «Se está pidiendo a los ciudadanos que no se desplacen a otra casa (...) resulta contradictorio, con tal exigencia a la ciudadanía, la organización de una caravana como la señalada», concluía el texto.

El lío estaba montado. El rifirrafe llegó tras suspender el ayuntamiento la caravana. En la delegación se entendió que no hubo una prohibición expresa del acto, pero desde las filas de Azcón se revolvieron para explicar que por supuesto que la había. Lo remarcaron incluso en esta parte del requerimiento: «...se le requiere para que adopte las medidas necesarias para evitar esa actuación de los servicios municipales...». El alcalde recordó, además, que ya se ha hecho, permiso y Policía incluidos, en otras ciudades como Logroño, con alcalde socialista. Al otro lado pensaban y piensan que no procede estar todo el día en la calle. Es lo que le achacan a Azcón. Mucho hospital, mucha empresa... Y ayer, mucho pastel.