La Policía Nacional detuvo en Cuarte de Huerva al supuesto biotecnólogo del Instituto de Salud Carlos III de Madrid que empleaba las redes sociales no solo para negar la existencia del covid-19, sino también para incitar al odio y a la violencia. Una localización que no fue tarea fácil para la Comisaría General de Información de la Policía Nacional, ya que no solo se ocultaba detrás de una identidad falsa, sino que se conectaba a través de servidores extranjeros y utilizaba tarjetas SIM de otros países que cambiaba con frecuencia. El sospechoso, de 38 años, ya se encuentra en libertad provisional tras decretarlo el Juzgado de Instrucción número 8 de Zaragoza.

La investigación comenzó al detectar diferentes perfiles anónimos en redes sociales en los que se estaban difundiendo mensajes de odio y violencia hacia cargos políticos e institucionales y en los que también se estaba dando información falsa sobre la situación de la pandemia en España. Después de realizar las primeras pesquisas, los agentes descubrieron que detrás de dichos perfiles se encontraba una misma persona.

Avanzada la operación los agentes averiguaron que el detenido se hacía pasar por un trabajador del Instituto de Salud Carlos III de Madrid, dependiente del Ministerio de Sanidad, y llamaba a residencias de ancianos, hospitales como el de Calatayud, clubes de fútbol y medios de comunicación para difundir datos que, según la Policía, «no solo podían inducir a errores sino que estos podían convertirse en un grave peligro para la salud pública».

Según pudo saber EL PERIÓDICO, llamó a la residencia de los hermanos de la Cruz Blanca de Burbáguena (Teruel) en el que murieron 15 mayores y hasta intentó ponerse en contacto con Salud Pública del Gobierno de Aragón, pero los filtros de seguridad de la administración autonómica lo impidieran. En la llamada al Ejecutivo, el arrestado que se nombró como José Manuel Gutiérrez del Carlos III pretendía comunicar que había datos que se estaban comunicando de forma errónea. Fue durante la activación de la fase 2 estricta en Zaragoza y varias comarcas en las que se notificaban de forma diaria más de 600 positivos.

Destaca también una llamada al Sevilla Fútbol Club cuando el equipo se encontraba en Alemania para jugar la Europa League que acabó ganando. R. C. S. comunicó al club que debía de realizar con celeridad pruebas PCR para «preservar la salud de todos los componentes de la plantilla y para evitar expedientes jurídico penales». Incluso llegó a señalar a los jugadores a los que había que hacerse los test Lucas Ocampos, Luuk de Jong, Jules Koundé, Munir El Haddadi y a Youssef Enesyri por «anomalías en diferentes diagnósticos serológicos» de estos jugadores.

Por otro lado, en Twitter aseguraba que los profesionales sanitarios, periodistas y medios de comunicación eran los responsables de lo que denominaba «la farsa del Covid». Asimismo, no dudó en señalar que «todo esto se solucionaría con un tiro en la nuca a Pedro Sánchez» o que «al colegio de médicos hay que prenderle fuego y punto. Hijos de puta.». También dijo: «Si no tuviera padres, hace meses que habría matado a un covidiota. Son gente ignorante y mala que merece morir».

Por todo ello fue imputado por un delito de usurpación de funciones públicas, amenazas, incitación al odio, a la violencia y un delito contra la integridad moral a través de las redes sociales, así como calumnias contra autoridades y funcionarios públicos