Desde que comenzó hace poco más de un mes el estado de alarma por la expansión del coronavirus, y con ello la cuarentena, los médicos de atención primaria, junto con el resto del personal sanitario, han visto desbordada su actividad. Desde sus respectivas consultas, donde siguen recibiendo a algún que otro paciente, y además de realizar alguna visita a domicilio, estos sanitarios atienden llamadas de pacientes con síntomas del virus, cuadros catarrales o alérgicos y otras patologías. «Casi un 75% de nuestra atención es telefónica. Todo el mundo llama para decir que tiene fiebre, tos o malestar general… Hay mucha preocupación y miedo», detalla José Manuel Cucalón, médico rural en Pina de Ebro.

En el centro de salud de Utebo también se han disparado las consultas desde poco antes de que empezase la cuarentena. Belén Lomba, secretaria del Colegio de Médicos de Zaragoza, es una de las doctoras que también hace seguimiento vía telefónica a la mayoría de sus pacientes.

40 pacientes diarios

La especialista en atención primaria, que cada día atiende de media a cerca de 40 pacientes por teléfono, detalla cómo comenzó a tratar con ellos de esta manera: «El pasado 16 de marzo, nos reunieron los coordinadores y se nos comentó que íbamos a empezar a hacer seguimiento a los pacientes vía telefónica. Tenemos la agenda llena y hacemos llamadas hasta más o menos las dos de la tarde. También hay pacientes que siguen viniendo al centro de salud manera presencial para que les examinemos, pero son los que menos. Al final esto es un foco de contagio porque entra y sale mucha gente. Siempre intentamos que no se encuentren demasiado expuestos», explica.

En este sentido, Cucalón incide en la complejidad que supone diagnosticar a los pacientes mediante la vía telefónica, ya que es lo opuesto a lo que han aprendido como profesionales de la salud: «Los médicos hemos sido enseñados a ver, a tocar, a analizar los síntomas de manera presencial. Si existe una clave de nuestro trabajo es la entrevista clínica con nuestros pacientes: tocando y palpando es como nos acercamos lo más posible a un diagnóstico. Por eso, analizar los signos y los síntomas es algo más complejo en estos momentos de pandemia».

Lomba añade: «Aunque trabajamos con una historia clínica delante, con todos los antecedentes y la sintomatología que está presentando, en dependencia del cuadro que presenta tenemos que indicarle, hacer un diagnóstico y poner el tratamiento. Esto requiere una gran formación técnico-científica, cualquiera no puede diagnosticar así. En atención primaria tengo 1.900 pacientes», asegura.

Buena preparación

Por eso, Lomba incide en la importancia de una buena preparación por parte del médico, que le permita atender tanto a los pacientes que se siguen desplazando al centro sanitario, como a los que visitan en sus hogares y a los que atienden por teléfono: «Empezamos a las 8.15 horas, llamándolos, están citados con horarios cuando vienen a consulta de manera presencial. Uno por uno les vamos atendiendo, aunque a alguno de los que diagnosticamos por teléfono tenemos que citarle para que venga y valorarlo presencialmente. Si son casos muy urgentes salimos en el momento, y si no cuando acabamos la agenda de los que tenemos citados salimos a hacer las visitas a domicilio».

En palabras de Cucalón, la organización también es clave a la hora de ofrecer un buen diagnóstico médico a todos los que lo precisen: «En Pina de Ebro estamos dos médicos y un enfermero para atender a una población de cerca de 2.000 habitantes. Nos turnamos para atender las llamadas telefónicas, y si hay consultas presenciales se demoran un poco las otras y luego atendemos más por teléfono. Tenemos que jugar un poco con esa combinación», explica el facultativo.

Belén Lomba detalla cómo trabajan con los pacientes con sospecha de coronavirus cuando los diagnostican, y cómo estos se comportan ante el trato de los médicos. «Los pacientes reaccionan bien y se sienten bastante arropados. No se sienten solos en ningún momento y yo les dejo completamente tranquilos porque me conocen y saben que intento hacer el diagnóstico más aproximado a lo que ellos necesitan», concluye la doctora Lomba.