A la epidemia de las muertes en soledad se une ahora una pandemia, la del coronavirus. Desde que se decretara el estado de alarma el pasado día 14 de marzo, los forenses han estimado que diez vecinos de Zaragoza han podido morir en sus casas infectados con el covid-19. La falta de test para poder comprobar el contagio ha impedido la certificación, si bien los forenses han llegado a esa conclusión tras realizar una serie de comprobaciones o después de entrevistarse con algún allegado que relata los signos típicos del virus: fiebre, tos o problemas en la respiración.

En todos estos casos, el juzgado de guardia de turno ha movilizado a los forenses del Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA), quienes han acudido a los domicilios para certificar la muerte como paso previo al levantamiento del cadáver.

La forma de actuar siempre es la misma desde la aparición de la pandemia. Se enfundan en equipos de protección individual y acceden a las viviendas que antes han sido abiertas por los Bomberos de Zaragoza y custodiadas por la Policía. En la calle esperan los tres miembros de la Hermandad de la Sangre de Cristo, que son llamados a iniciar el traslado del cadáver una vez se clasifica la muerte en natural u homicida. Ellos, al igual que todos los anteriores también se protegen para evitar infecciones.

Los forenses realizan una de sus funciones desconocida por muchos y que dista de la medicina legal, que es la certificación del óbito de cara al Registro Civil para que el cuerpo pueda ser enterrado. Lo hacen a través de un documento legal conocido como dictamen.

COMPROBACIONES

En estos informes los facultativos han descrito los datos básicos del finado, la causa de la muerte no homicida y han añadido que sospechan que el deceso ha podido deberse al coronavirus. Tal y como señalan fuentes consultadas, no han podido practicarles los test de comprobación como a los adultos puesto que no los hay, por el momento. No obstante, también reconocen que no está todavía comprobado científicamente si el resultado de las pruebas en personas fallecidas es 100% fiable.

En todos estos casos se ha destacado en el informe que la causa de la muerte responde a una neumonía e infección por el covid-19, pero al no haber podido ser verificado por ningún test la sospecha les ha aislado aún más no pudiendo ni engrosar la lista de fallecidos por esta pandemia, a diferencia de los fallecidos en los centros hospitalarios aragoneses.

Una vez realizado este trámite, los miembros de la Hermandad de la Sangre de Cristo los han ido trasladando al complejo municipal de Torrero puesto que en las instalaciones del Instituto de Medicina Legal de Aragón no tienen el espacio suficiente como para mantener los cuerpos en conservación a la espera de que sus familiares se hagan cargo. En el IMLA solo pueden en estos momentos albergar los cadáveres que detrás de ellos hay una investigación y que un juez ha pedido mantenerlos ahí.

La población mayor de 65 años representa casi el 22% de la población en Aragón. De estas personas, más de 78.000 viven solas. Sin embargo, el problema no es tanto que vivan solas, sino que esta soledad sea no deseada.