A Steve Mnuchin, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, se le llena la boca de la palabra "transparencia" desde que en marzo se pusieron en marcha los históricos programas de rescate y ayuda a empresas en el país para paliar el brutal golpe económico del coronavirus. La realidad, en cambio, es muy distinta y, salvo por el rescate de las aerolíneas, deletreado con detalle por el Departamento del Tesoro, es difícil trazar un retrato específico de los mayores beneficiados, un empeño en el que se esfuerzan tanto los demócratas en el Congreso como los medios de comunicación, cinco de los cuales han interpuesto una demanda apelando a la Ley de Libertad de Información para recabar datos.

La lista de grandes nombres propios en el rescate de momento la encabezan cuatro aerolíneas comerciales de pasajeros (American, Delta, United y Southwest), que han recibido casi 19.500 millones de dólares de los 29.000 millones destinados directamente al sector. El 70% de esa ayuda, que debe usarse para compensación salarial, está exento de devolución y solo hay obligación de garantizar con títulos el 10% del 30% restante, una garantía total del 3% de la ayuda que palidece al lado del 15% que se requirió a los bancos en el rescate por la crisis financiera del 2008.

La polémica no ha tardado en salpicar al sector, especialmente cuando las aerolíneas han empezado a recortar horarios de sus empleados. Algunas como United se han echado atrás por la tormenta; otras, como Delta y JetBlue, la sexta con más ayuda, por ahora mantienen los recortes.

Indirectamente esa ayuda ha servido también a Boeing, que mientras en marzo pedía un rescate de 60.000 millones de dólares para la industria aeroespacial ahora ha podido permitirse rechazar los 17.000 millones que se apartaron para ayudas a empresas "críticas para mantener la seguridad nacional". Apoyándose en los mercados de deuda animados por las extraordinarias medidas de la Reserva Federal, el segundo contratista de Defensa de EEUU (tras Lockheed Martin) ha conseguido 25.000 millones emitiendo bonos y sin tener que cumplir el requisito de dar una participación al gobierno que habría implicado recibir la ayuda.

Programa de Protección de Pagos

El resto de los grandes beneficiados se han ido conociendo o por informaciones de prensa (y polémicas) o por la obligatoria presentación de documentación ante la SEC por parte de empresas que cotizan en bolsa que han optado a las ayudas del PPP. Ese Programa de Protección de Pagos que gestiona la Administración de Pequeños Negocios en dos rondas reparte más 700.000 millones de dólares en forma de préstamos de hasta 10 millones "perdonables" a empresas de menos de 500 empleados si el 75% de lo recibido se emplea en mantener nóminas.

El escándalo por hacer uso de esas ayudas ha llevado a 68 de las compañías que cotizan en bolsa a anunciar que devolverán los préstamos, firmas de restauración como la cadena de hamburgueserías Shake Shack, un gigante de la NBA como Los Ángeles Lakers o las tres empresas del magnate hotelero y donante de Donald Trump, Monty Bennett. No obstante, y según un análisis de The Washington Post, al menos 30 de las grandes compañías cotizadas, algunas de las cuales tienen valor de mercado de hasta 560 millones de dólares, insisten en quedarse las ayudas.

Tampoco las van a devolver ocho de las 12 compañías de petróleo y gas que recurrieron al PPP, incluso cuando este sector es uno de los más beneficiados de otro rescate indirecto: un cambio en el código fiscal introducido en la ley de ayudas que les permite obtener devoluciones por pérdidas y con el que 43 petroleras ya han conseguido más de 2.000 millones de dólares, según Reuters.

Hay un sector también beneficiado por ayudas específicas imposibles de desligar de los objetivos políticos de Donald Trump, en busca de la reelección en noviembre: el de la agricultura. Si su Administración ya trató de paliar los duros efectos de la guerra comercial con China con 23.000 millones de dólares, ahora en la pandemia del coronavirus ha logrado incluir un rescate que incluye 16.000 millones de dólares en pagos directos de hasta 250.000 dólares por persona.