El miedo que se siente durante el primer contrato laboral después de terminar la carrera, ya lo están sintiendo estos días algunos de los estudiantes zaragozanos de Enfermería debido a que el viernes pasado recibieron una llamada de que necesitaban su ayuda para seguir luchando contra el covid-19.

En torno a cinco jóvenes de la Universidad de Zaragoza y la San Jorge se incorporaron el lunes como personal del Clínico Lozano Blesa con un contrato de auxilio sanitario después de haber comprobado que eran estudiantes que habían recibido una buena evaluación en el mes y medio que estuvieron de prácticas.

Mario Segura y Jorge Pérez son de los pocos que, con el trabajo de fin de grado aún sin terminar y después de ver como justo hace un mes les cancelaron sus prácticas en la uci del Clínico, han vuelto a cruzar esas puertas para ayudar en todo lo que sea posible.

«Somos sanitarios desde el primer momento en el que entramos en la carrera y ahora estamos para ayudar a todo el personal», cuenta Pérez, que asegura que no siente miedo ante esta nueva situación sino que le puede más «la ilusión».

Pérez cuenta como han ido estos dos días de trabajo y explica que los estudiantes son «como uno más» debido a que a pesar de que hay camas libres, la uci se encuentra llena y es un mundo totalmente diferente al que dejaron hace cuatro semanas cuando aún estaban formándose ahí. «Ahora todo es más complicado y hay que tener mucho cuidado para acceder, a la hora de ponerte los EPI y estando con los pacientes», cuenta.

Segura explica, han llegado en un momento «en el que todo está muy bien planificado» y que es un cambio «que sorprende mucho porque ha sido muy rápido» y que siente «una gran responsabilidad» por estar trabajando en un momento como este.

Ninguno de estos dos jóvenes vive solo y por lo tanto nada más llegar a casa toman todas las medidas posibles para evitar un posible contagio. «Da reparo pensar que puedes contagiar a alguien que está tan preocupado por ti, por eso cuando llego a casa me descalzo antes de entrar y directo a la ducha. También intento estar más en mi cuarto y si estoy en zonas comunes, con mascarilla», cuenta Pérez.

Lo mismo le pasa a Segura, que expresa que la parte que menos le gusta «es la de poder traer el virus a casa».A pesar del miedo existente en estos casos, explica que sus padres «están muy orgullosos» de ver como está aportando su granito de arena en una situación tan dura como esta.

Pérez asegura que será un mes del que se acordarán siempre debido a que la promoción del 2020 será recordada como la que comenzó en el mercado laboral de la noche a la mañana, que aprendió mucho sin necesidad de prácticas universitarias y la que estuvo siempre dispuesta a dar ese gran salto que separa la vida de un estudiante a la de un enfermero.

De momento, estos jóvenes tienen contrato para un mes pero como bien dice Segura, «ojalá no fuéramos necesarios tanto tiempo y esto acabe pronto», lo que significará que se habrá vencido a esta pandemia del covid-19.