En el momento más dramático de la crisis del coronavirus en España, con el sistema sanitario al borde del colapso y la incertidumbre de cómo y cuándo va a poder superar el país la catástrofe, la política se enreda en su peor versión. Nunca hubo tregua, es cierto. Pero el clima entre partidos se ha ido enturbiando esta semana con una escalada de críticas que se elevó todavía más este jueves tras conocerse que el Gobierno compró un lote de 9.000 test de diagnóstico rápido defectuosos que ahora tiene que devolver. La Moncloa asume que fue un error y alega que en una vorágine de decisiones siempre existe un margen de equivocaciones. Las derechas, PP, Vox y Ciudadanos entienden, en cambio, que este último caso corrobora lo que ya han venido señalando: que la respuesta de Pedro Sánchez ante la pandemia, además de llegar tarde, resulta ineficaz y que llegará un día que tendrá que asumir las responsabilidades por ello.

A nadie se le escapa que el error por la compra de test que no funcionaban a una empresa sin licencia es un revés que erosiona la reputación del Ejecutivo en un momento crítico. La pregunta es qué efectos puede tener para Sánchez esa equivocación cuando la emergencia es tan apremiante. En la Moncloa, aseguran, no van a ocupar tiempo en valorar eso y tratan de pasar página. En toda gestión el que hace se equivoca. Es más difícil hacer que comentar. Y ahora no podemos perder tiempo en comentar, resumen fuentes del Ejecutivo.

Sobre las críticas de la oposición, no hay respuesta. Sánchez ha impuesto a su equipo no caer en confrontaciones, aunque impera la sensación de que algunos partidos en lugar de arrimar el hombro tratan de sacar ventaja. No es el momento del ruido, es el momento del trabajo, responden desde el Gobierno a los reproches, que este jueves se multiplicaron.

El presidente del PP, Pablo Casado, pidió a Sánchez aclare la compra del lote de pruebas rápidas a la empresa Shenzhen Bioeasy Biotechnology. "Sánchez debe explicar por qué el Gobierno no ha validado los test que ha comprado y que no funcionan, y si se han adquirido a una empresa sin licencia, como dice China. Si es cierto, estamos ante una auténtica irresponsabilidad que debe tener consecuencias", escribió en Twitter. Ya en el debate en el Congreso este miércoles, el líder conservador advirtió al presidente de que lealtad no significa barra libre. Su número dos, Teodoro García Egea, acusó al Ejecutivo cometer "error tras error al conocerse la compra de pruebas defectuosas.

Vox volvió a pedir la destitución del responsable del centro de coordinación de alertas y emergencias sanitarias, Fernando Simón. Ciudadanos no fue tan lejos. Su presidenta, Inés Arrimadas, conminó al Ejecutivo a no cometer nuevas equivocaciones. "No podemos permitirnos pasos en falso en esta crisis. Esto no puede volver a pasar, planteó.

El único miembro del Gobierno que respondió a las críticas fue el ministro de Sanidad, Salvador Illa, en su comparecencia ante la comisión de este departamento en el Congreso. Pidió a la oposición madurez política.