La tercera ola de la pandemia empieza a aflojar en España. La curva que dibuja el impacto del coronavirus ya traza poco a poco su descenso. “Estamos ante una tendencia favorable, sí. Pero es peligroso pensar que estamos ante unos niveles de riesgo bajos”, ha destacado este lunes Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, en su habitual comparecencia de prensa. El último informe del Ministerio de Sanidad recoge 47.095 nuevos casos diagnosticados durante el fin de semana y 909 fallecidos más debido a la pandemia de covid-19, la peor cifra desde la primera ola.

“Si miramos a los indicadores actuales, prácticamente todo el territorio español está en niveles de riesgo máximo”, ha añadido el salubrista en referencia a los datos del día. En los últimos 14 días, de hecho, se han detectado una media de 667 infecciones por coronavirus por cada 100.000 habitantes (frente a los 750 puntos del viernes). La incidencia acumulada, pues, mejora. Aunque sigue rebasando el umbral de riesgo de los 500 que en su día de planteó como indicador de extrema gravedad.

El sistema sanitario sigue sufriendo la cara más dura de esta tercera ola. En estos momentos, los hospitales españoles atienden a un total de 27.739 pacientes infectados por coronavirus. El covid-19 ocupa, hoy por hoy, un 21% de las camas hospitalarias y hasta el 43% de las camas uci. Hasta seis comunidades autónomas arrastran unas unidades de cuidados intensivos por encima del 50% de su capacidad. Según ha apuntado este lunes Simón, es posible que el “pico” de ocupación de las ucis se alcance a principios de esta semana.

El impacto de las mutaciones emergentes

Mientras se supera el pico de la tercera ola, la irrupción de las variantes emergentes del virus siembra dudas sobre el futuro de la epidemia. El sistema de secuenciación genética español ya ha detectado dos casos de variante sudafricana y un caso más de variante brasileña. Por ahora, según la información con la que trabaja el Ministerio, todo apunta a que estos últimos tres no habrían dado lugar a más casos. Preocupa más el impacto de la llamada variante británica (B.1.1.7), de la que se han detectado 479 casos hasta la fecha. Este último número podría ser solo la punta del iceberg.

El Ministerio de Sanidad trabaja ya con un indicador indirecto que podría ayudar a medir el impacto de esta mutación. En estos momentos, los laboratorio estudian en cuántas muestras está fallando la detección de la proteína S; la llave de entrada del virus a las células que, en el caso de la variante británica, presenta varias mutaciones. “El fallo del gen S no es un marcador inequívoco de la presencia de la variante británica pero, si evoluciona como en otros países, entre finales de febrero y principios de marzo podría darnos más información sobre la presencia de esta variante”, ha añadido Simón.

Según el último informe del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, los cribados aleatorios elaborados en la última semana indican que en algunas comunidades autónomas hay hasta un 53,3% de fallos en la detección de este gen. Complicado saber, por ahora, la presencia exacta de la variante británica en España. Aunque algunos análisis preliminares sugieren que en localidades como Ibiza o Gibraltar, en estrecho contacto con el territorio británico, la mutación B.1.1.7 podría estar entre las más extendidas.

El futuro de la pandemia

El balance más positivo y esperanzador vuelve a ser el de las vacunas. Más de 1.988.160 personas ya han recibido al menos una dosis de una inmunización contra el coronavirus, de los cuales al menos 682.909 ya han recibido los dos pinchazos correspondientes. A pesar de las controversias de las últimas semanas, la llegada de los primeros viales de AstraZeneca y Oxford alimenta la esperanza de que más pronto que tarde se pueda acelerar el ritmo de vacunaciones en España.

Interpelado sobre el futuro de la pandemia, Simón se ha mostrado claro sobre el peligro de nuevas oleadas de contagios. Sobre todo teniendo en cuenta la incertidumbre que añaden al mapa las variantes emergentes del patógeno. “Claro que es posible que haya una cuarta ola. Depende de cómo salgamos de esta y de cómo evolucione la vacunación en las próximas semanas”, ha recordado el epidemiólogo.