El primer caso de coronavirus en el Viejo continente fue detectado hace ya más de tres meses. Desde entonces, los gobiernos europeos tratan de construir, sin éxito hasta ahora, un cortafuegos común que permita proteger a la Unión Europea de un batacazo económico y financiero que puede ser histórico. “No saldremos de esta crisis como ganadores o perdedores. Entre los Estados miembros, o bien tenemos éxito como Unión Europea o fracasamos”, ha avisado este lunes el comisario de asuntos económicos, Paolo Gentiloni, en vísperas de una nueva reunión por videoconferencia de ministros de economía y finanzas de la Eurozona decisiva para demostrar de una vez por todas si la solidaridad tiene el mismo significado al norte de Europa que al sur.

Hace doce días, durante el Consejo Europeo celebrado el pasado 26 de marzo, los 27 jefes de estado y de gobierno de la UE fracasaron en su intento de dar una respuesta conjunta. Chocaron por lo de siempre. Por la negativa del norte -Holanda, Austria, Alemania o Finlandia- a aceptar la mutualización de la deuda que reclaman desde hace años los países como España o Italia y por las resistencias del sur a aceptar la condicionalidad que quieren imponer los del norte para acceder al dinero del fondo de rescate europeo.

El resultado es que los 27 no tuvieron más remedio que darse dos semanas adicionales de plazo para intentar superar la fractura. Ese plazo se cumple esta semana y será la gran prueba de fuego para Europa. La respuesta en la que trabajan los gobiernos europeos tiene tres ingredientes: una línea de crédito a través del Mecanismo Europeo de Estabilidad o fondo de rescate europeo (MEDE) de 240.000 millones de euros, un aumento de las garantías del Banco Europeo de Inversiones para elevar la capacidad de inversión hasta los 200.000 millones, y el nuevo fondo para financiar los ERTEs con 100.000 millones.

En suma, un salvavidas de más de medio billón de euros. "Espero que el Eurogrupo consiga lanzar un mensaje de unidad. Este no es el momento de divisiones”, ha advertido Gentiloni durante un acto organizado por el 'think tank' Bruegel. El objetivo es llegar a un principio de acuerdo aunque la realidad es que norte y sur siguen divididos. “No creo que logremos una solución mañana (por el martes)”, apuntan fuentes diplomáticas.

Las instituciones europeas: margen para la solidaridad

La decisión final no está en sus manos pero sí son los responsables de teledirigir el debate e intentar aunar las posturas de los distintos Estados miembros y ante la cita clave de este martes los presidentes del Consejo Europeo (Charles Michel), Comisión Europea ( Ursula von der Leyen), Banco Central Europeo (Christine Lagarde) y Eurogrupo (Mário Centeno) lo tienen claro: hay que utilizar todos los instrumentos ya existentes pero sin cerrar ninguna puerta. “Hay mucho margen para la solidaridad en los instrumentos e instituciones existentes. Tenemos que explotar estas herramientas plenamente y estar abiertos a hacer más”, han indicado en un comunicado conjunto tras una videoconferencia celebrada este lunes. “Hacemos un llamamiento a todos los miembros del Eurogrupo a examinar todos los posibles instrumentos de forma ingeniosa y constructiva”, reclaman.

España e Italia: no renuncian a los eurobonos

España e Italia encabezan el grupo de Estados miembros que exigen una respuesta contundente y ambiciosa, que incluya la creación de un instrumento de mutualización de deuda para ayudar a sufragar los costes de una crisis. La idea la apoyaron hace quince días, en una carta conjunta, los líderes de Francia, Portugal, Grecia, Eslovenia, Bélgica, Luxemburgo e Irlanda pero sigue generando una rotunda oposición entre los países del norte. Aún así, el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, y el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, han dejado claro estos últimos días que no renuncian. “Que nadie se equivoque, el Gobierno de España nunca va a renunciar a los coronabonos porque es solidaridad. Eso es Europa. La determinación del Gobierno es total y absoluta”, dijo el sábado.

Las posturas son menos consistentes en cuanto al fondo de rescate europeo. España no rechaza una condicionalidad mínima, siempre que sea para todos igual y no lleve acompañada ninguna vigilancia presupuestaria reforzada como la de los programas de rescate. Italia, en cambio, rechaza “categóricamente” esta vía. “Es un elemento verdaderamente político en Italia porque Salvini lo ha presentado como la sumisión a Europa. Es paradógico porque Italia sería el país que más lo necesita pero quien políticamente está en peor posición. No van a aceptar el uso del MEDE sin que haya un fondo de apoyo”, apuntan fuentes diplomáticas. “Diremos no al MEDE, es una herramienta absolutamente inadecuada”, ha avisado este lunes Giuseppe Conte.

Francia: un nuevo fondo para la reconstrucción

El Gobierno francés, por su parte, apoya el cortafuegos a tres niveles -fondo de rescate europeo, garantías del BEI, y ayudas para el empleo- en el que trabaja el Eurogrupo pero exige además la incorporación al debate de un fondo temporal y excepcional para relanzar la economía y las inversiones. El ministro de finanzas francés, Bruno Le Maire, planteó la propuesta la semana pasada ante el bloqueo del debate sobre los coronabonos y entiende que es la solución para superar el impasse y acercar posiciones.“Todos sin excepción debemos cambiar la mirada. No nos podemos contentar con las respuestas del pasado. Hay que evitar cometer los mismos errores de 2009. Tenemos que hacer prueba de solidaridad porque lo que está en juego es el futuro de la zona euro y del proyecto europeo”, ha advertido en una rueda de prensa telefónica este lunes.

Al igual que España, Italia o Portugal, Francia comparte la idea de que los instrumentos actuales no van a ser suficientes para responde al “violento impacto” para la economía del coronavirus y que habrá que acompañar retorno a la normalidad con inversiones masivas. Su plan: un fondo que se financie con garantías de los Estados y que sirva para financiar servicios públicos de primera necesidad (como hospitales), sectores industriales claves (turismo, automóvil o transporte aéreo) y nuevas tecnologías. París está dispuesta a diseñar y negociar el contenido en los próximos meses pero exige que la respuesta del Eurogrupo incluya este instrumento.

Alemania: fondo de rescate y de empleo

Para Berlín, que también reniega de los eurobonos pese a la creciente presión política a nivel interno, el ingrediente central del salvavidas europeo frente al coronavirus debe ser Mecanismo Europeo de Estabilidad. Alemania acepta relajar las condiciones exigidas, que el acceso a este dinero no esté supeditado “a requisitos innecesarios” y mucho menos al envío de ‘hombres de negro’ a los países que pudieran acceder al mecanismo. “No necesitamos ninguna ‘troika’ ni controladores ni ninguna comisión que elabore programas de reforma para un país determinado sino ayuda ágil y bien enfocada”, defienden los ministros de finanzas, Olaf Scholz, y de exteriores, Heiko Maas, es una tribuna publicada en varios medios europeos. Berlín también apoya el nuevo Fondo propuesto por la Comisión Europea para apoyar el mantenimiento del empleo y financiar los ERTE mientras dure la crisis del coronavirus y admiten que será necesario un fondo de reconstrucción.

Holanda: fondo de rescate con condiciones

El Gobierno holandés parte de la base de que el acceso al fondo de rescate europeo no puede ser sin condiciones aunque tras las críticas de las últimas dos semanas están dispuestos a modular su respuesta con un enfoque en dos fases. En una primera fase los países que necesitaran recurrir al MEDE podrían obtener dinero. En una segunda, cuando superaran la emergencia sanitaria, tendrían que hacer reformas para fortalecer su crecimiento. La Haya tiene dudas además sobre el fondo para el empleo y siguen rechazando la creación de eurobonos.