Con la estrategia económica frente al coronavirus a corto plazo ya pactada por los ministros de economía y finanzas de la UE -una triple red de seguridad de más de medio billón de euros para sostener a las finanzas públicas de las Estados miembros, a las empresas y a los trabajadores mientras dure la pandemia del Covid19- los gobiernos europeos pueden empezar a concentrarse en la siguiente pieza del puzzle: la fase de reconstrucción. Una etapa que, según ha anunciado este viernes el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, ya tiene fecha: el 23 de abril, durante una nueva videoconferencia de Jefes de Estado y de Gobierno de la UE que debe servir para avalar el primer arsenal de préstamos y abordar el plan de recuperación.

Es hora de sentar las bases para una recuperación económica sólida. Este plan tiene que relanzar nuestras economías al tiempo que promueve la convergencia económica en la UE, ha recordado el belga que, junto a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, tiene mandato para preparar propuestas frente a la recesión que se avecina. Será el momento además de retomar el debate sobre la eventual mutualización de la deuda, que reclaman países como Italia o España y que el Eurogrupo de este jueves ha esquivado para evitar un nuevo choque de trenes que impidiera sacar adelante el primer plan de emergencia.

El pacto, uno de esos acuerdos ambigüos para que norte y sur pudieran cantar victoria tras dos días de intensas y difíciles negociaciones virtuales, reconoce que la Unión Europea necesitará un Fondo de recuperación para salir de la crisis pero deja en manos de los líderes europeos decidir cómo debe financiarse subrayan que el próximo Marco Financiero de la UE (MFF) jugará un papel clave- así como las condiciones para acceder al mismo, que deberá ser temporal, selectivo y proporcional a los costes extraordinarios de la crisis y ayudar a repartirlos en el tiempo a través de una financiación apropiada y con instrumentos financieros innovadores.

Instrumentos financieros innovadores

Se trata de una coletilla deliberadamente vaga para recabar el apoyo de todos los gobiernos: los reacios a la mutualización (Países bajos, Austria, Finlandia o Alemania) y los partidarios de ella (Italia, España, Francia y otros países del sur). Para los primeros la formulación cierra la puerta a los eurobonos, para los segundos la abre. El único instrumento que no existe en la financiación europea es la deuda común. Eso explica que hayamos pasado doce horas con estas tres palabras, recordaba el ministro francés de finanzas, Bruno Le Maire, tras la larga negociación.

De hecho, España e Italia, los dos países más afectados por el covid19 en Europa, anuncian que seguirán dando la batalla. El Gobierno va a seguir trabajando para establecer en el medio plazo un mecanismo de mutualización de la deuda europea, ha explicado la vicepresidenta económica Nadia Calviño en una entrevista en la Cadena ser. Ha sido una primera parte excelente pero ahora debemos ganar la partida en el Consejo Europeo, ha añadido su colega italiano, Roberto Gualtieri.

Enfrente volverán a tener a Países Bajos. Cada uno puede leer lo que quiera (en el acuerdo), es importante no engañarnos a nosotros mismos, ha avisado su ministro de finanzas, Wopke Hoekstra. No aparece nada relacionado con la mutualización y la mayoría (de países) están en contra de los eurobonos, ha zanjado. Francia, mediador junto a Alemania del acuerdo, prefiere ver el vaso medio lleno aunque reconoce que queda mucha negociación por delante. Queda mucho trabajo por delante pero el texto es claro, muy voluntarista, y un éxito para Francia, opina Le Maire que ve en el pacto un apoyo al Fondo, temporal y con capacidad de emitir deuda, propuesto por Francia.

Triple red de seguridad

240.000 millones del MEDE: Se trata del elemento central del plan de emergencia gracias a una línea de crédito de hasta el 2% del PIB (240.000 millones de euros) que será accesible mientras dure la pandemia para financiar los costes directos e indirectos de salud, tratamientos y prevención del covid19. Pese a las exigencias del Gobierno holandés, que reclamaba condiciones macroeconónicas estrictas para los países que acudieran al MEDE, el único requisito será que financie el gasto vinculado. Ni España que podría acceder a 25.000 millones- ni Italia a 36.000 millones- tienen pensado acudir al fondo de rescate europeo. Madrid porque considera que no lo necesita al financiarse sin problemas en los mercados. Roma porque consideran este instrumento peligroso que a la larga agravará su situación financiera.

200.000 millones en garantías del BEI: La segunda pieza del puzzle, una red de seguridad para apoyar al tejido empresarial europeo, pretende dar oxígeno a las empresas en dificultades, afectadas por los cierres generalizados decretados por la mayoría de gobiernos europeos para frenar la propagación del virus. Se trata de un fondo paneuropeo del Banco Europeo de Inversiones que se construirá a partir de 25.000 millones de euros en garantías que pondrán los Estados miembros y que permitirán movilizar unos 200.000 millones de euros para financiar particularmente a pequeñas y medianas empresas, a través de la UE y de las instituciones de crédito estatales. Esperamos activar el fondo con rapidez para que sus beneficios lleguen donde más se necesitan, ha dicho el presidente del BEI, Werner Hoyer. Se basa en nuestra fortaleza financiera colectiva porque juntos somos más fuertes, ha subrayado el presidente del Eurogrupo, Mário Centeno.

100.000 millones para SURE: El último ingrediente del arsenal de medidas aprobado por el Eurogrupo para afrontar las consecuencias a corto plazo del coronavirus es un fondo de reaseguro de empleo denominado SURE, menos ambicioso de lo que defiende España, pero que permitirá dar préstamos para evitar la destrucción de empleos y financiar los ERTEs mientras dure la pandemia. Desde la última crisis hemos creado 13 millones de empleos. Muchos han sido destruidos en solo unas semanas. Necesitamos una nueva capa de protección para asegurar que no se destruyen muchos más en el futuro, sostiene Centeno. El mecanismo, de carácter temporal y que movilizará 100.000 millones a partir de garantías de los Estados miembros, fue propuesto recientemente por la Comisión Europea y ahora deberá ser negociado entre Consejo y Parlamento Europeo aunque el objetivo es que esté operativo lo antes posible.