Con más de 22.800 nuevos positivos en las últimas 24 horas, más de 1.900 focos de contagio activos, más de 1.600 hospitalizaciones en los servicios de reanimación en la última semana, sin olvidar la propagación de la variante británica de covid-19, Francia se enfrenta a “una carrera contra el tiempo para detener la propagación del virus”, resumió este jueves el ministro de Sanidad, Oliver Véran, dejando la puerta abierta a la posibilidad de un tercer confinamiento.

Tratando de ganar algo de tiempo en esta carrera contrarreloj, Francia exigirá, a partir de este domingo, una prueba PCR negativa realizada 72 horas antes de su llegada al territorio francés a todos los viajeros europeos, solo los trabajadores fronterizos y los transportistas terrestres estarán exentos de la nueva restricción. Esta medida se suma a la decisión de imponer, desde este mismo lunes y de forma sistemática, a todos los viajeros de fuera de la Unión Europea -incluido el Reino Unido- la presentación de un test PCR negativo, una cuarentena de siete días y un segundo test tras este periodo de aislamiento.

La cepa británica del coronavirus, más contagiosa, representa ya “entre 200 y 300 casos diarios” en el Hexágono, explicó Véran. “Estamos haciendo todo lo posible para frenar su propagación […] La situación en el Reino Unido está fuera de control. Los expertos dicen que es casi imposible escapar de [esta variante] y que Francia no lo hará”, insistió el responsable de Sanidad en el plató de TF1.

¿Un tercer confinamiento?

Con el objetivo de controlar la curva de contagios, Francia adelantó, el pasado 16 de enero, el toque de queda a las 18h. “Pronto sabremos si el toque de queda es eficaz a nivel nacional […] [En los territorios] donde lo pusimos en marcha pronto, se ha producido una disminución de la presión epidémica”, subrayó Véran, recordando que su eficacia podría “evitar un confinamiento y todas sus consecuencias sociales y económicas”.

Si dicha medida no consiguiera frenar la propagación del virus, en especial su mutación británica, y “la presión sanitaria y la saturación de los hospitales aumentase, nos veríamos obligados a decretar medidas más duras, como las conocidas por los franceses el pasado otoño”, es decir, un confinamiento que permitiría conservar abiertos los colegios y las escuelas.

El Gobierno se ha dado “una semana suplementaria” que será “clave” para valorar la evolución de la “la situación epidémica”, comprobar la eficacia de las restricciones actuales y decretar las próximas pautas a seguir.

En este contexto, el éxito de la campaña de vacunación se erige como la única esperanza para recuperar una cierta normalidad. Según el Gobierno, el Hexágono tiene la capacidad de vacunar a 70 millones de ciudadanos -es decir, a toda su población- de aquí a finales de agosto, “si la totalidad de las vacunas europeas son validadas por las autoridades sanitarias europeas y mundiales”, aseguró el ministro de Sanidad. Por ahora, 823.567 franceses -el 1,23% de la población- han recibido la primera dosis contra la covid-19, según las estimaciones de CovidTraker.