La crisis que atraviesa la hostelería, la restauración y el turismo como consecuencia del coronavirus tiene un efecto rebote en el sector primario, donde empiezan a saltar las alarmas por los problemas de viabilidad de algunos negocios. El canal Horeca tiene un peso representativo en las ventas de productores y empresas agroalimentarias de Aragón, aunque el impacto en cada caso es muy diverso. Vino, ternasco, ternera y productos gourmet son a grandes rasgos los más tocados por las restricciones de la vida social, pero todo depende del grado de dependencia que tengan de este segmento.

Al inicio de la pandemia parecía que el campo podía salir beneficiado del fulgurante incremento del consumo en los supermercados, pero con el paso de los meses son pocos los productores favorecidos por ello. Una parte importante del sector primario está ligado a la hostelería, lo que está haciendo mella en la actividad y sus cuentas. Las empresas más volcadas en la distribución alimentaria están capeando mejor la situación, pero en la mayoría de los casos con pocas alegrías por los cambios del consumo, que se decanta hacia productos más básicos o de primera necesidad, es decir, de menos márgenes.

No hay cifras sobre este impacto económico, pero sí se sabe que dos tercios de las empresas agroalimentarias de Aragón tienen una mayor cuota de mercado en Horeca que en supermercados. «La situación es compleja y la casuística muy diversa, pero nos preocupa que se alargue en el tiempo», explica José Ignacio Domingo, gerente de la Asociación de Industrias de Alimentación de Aragón (AIAA). «Las empresas lo van resolviendo de la manera que pueden, en algún caso, reduciendo producción, y en otros, recurriendo a los ERTE», añade.

A su juicio, hay empresas en riesgo, lo que «pone en peligro» la actividad en un medio rural ya de por sí deprimido y puede provocar «más despoblación». Según esta organización, un tercio del empleo directo en las comarcas más rurales depende de este sector, un porcentaje que se incrementa hasta el 40% y 50% si se suma el turismo y la hostelería. «Pedimos apoyos e incentivos que vayan dirigidos a estas compañías. Que se tenga en cuenta el factor de donde se ubican», reivindica.

MENOS CEBADA PARA CERVEZA

Uno de los productos más afectados por el bajón de la hostelería y la restauración es el del vino, de vital importancia en la comunidad, que cuenta con cuatro denominaciones. No obstante, hay bodegas que esquivan la crisis por estar más focalizadas en los supermercados o la exportación. Las que peor lo llevan son las especializadas en Horeca y el mercado nacional.

El descenso del turismo en Aragón, que ha sido especialmente acusado en la ciudad de Zaragoza y algunas comarcas, también ha hecho mella por la bajada de las ventas en las tiendas gourmet.

«Lo que más está sufriendo es el vino y la carne de ovino y vacuno», según el presidente de las cooperativas agroalimentarias aragonesas (FACA), José Víctor Nogués. «Todo lo que tiene que ver con la alta cocina, que es donde más valor añadido hay, ha caído de manera muy fuerte», subraya. El hecho de que se haya restringido el ocio nocturno y que no haya fiestas populares también tiene su efecto. «Ha bajado el consumo de cerveza y eso hace que también se venda menos cebada a las malteras y que se estén incumpliendo los contratos firmados», precisa.

Los productos de calidad certificada destacan también entre los damnificados. A pesar de ello, Jamón de Teruel mantiene el tipo. «La gran distribución pesa mucho en el volumen de ventas, pero hay secaderos más centrados en hostelería que sí lo están pasando peor", apunta Ricardo Mosteo, director de la denominación de origen, quien confía en superar el bache lo antes posible