El Gobierno reconoce en privado que la idea de unos nuevos Pactos de la Moncloa, en la estela de los firmados en 1977 por los principales partidos políticos, tiene un futuro complicado. Al menos, con el mismo nivel de consenso que cosecharon los acuerdos de hace 40 años, que sirvieron para impulsar la Transición y relanzar la economía. La propuesta, lanzada por Pedro Sánchez la pasada semana, no ha sido bien recibida ni por la derecha ni por el nacionalismo vasco y catalán, en principio más proclive a las alianzas con el Ejecutivo de coalición que forman el PSOE y Unidas Podemos.

Ante este difícil escenario, el Gobierno ha querido este lunes armarse de razones para trasladar a la sociedad española, confinada en sus casas frente al coronavirus, la necesidad de una iniciativa de este tipo. El ministro de Transportes, José Luis Ábalos, uno de los dirigentes más cercanos a Sánchez y con mayor peso político dentro del Ejecutivo, ha ofrecido "cinco razones para el compromiso" con los nuevos pactos, que buscan la reconstrucción económica y social de España cuando pase la actual emergencia sanitaria.

"Por responsabilidad: si en 1977 todos los partidos democráticos cerraron filas para un acuerdo político y económico, hoy el desafío es igual de importante. Por gratitud a las generaciones que nos precedieron: hoy debemos estar a la altura de ese ejemplo de renuncia y colaboración, reeditando un pacto similar. Por coherencia: es un gran pacto para robustecer nuestra democracia; no se comprendería que ningún partido tratase de dinamitarlo. Por congruencia con nuestras demandas y expectativas respecto a la UE y la comunidad internacional: si queremos que actúe de forma solidaria con España, lo mínimo que podemos hacer es que esa esperanza se haga desde la unidad. Y por sentido de Estado: los españoles necesitan vernos trabajando codo con codo", ha dicho Ábalos desde la Moncloa, donde ha comparecido junto al titular de Sanidad, Salvador Illa.

Pocos minutos antes de estas palabras del ministro, en un síntoma inequívoco de lo difícil que es llegar a grandes acuerdos en esta coyuntura política, el líder del PP, Pablo Casado, ha acusado al Gobierno de buscar, en realidad, un "cambio de régimen" con su propuesta. "Los pactos de la Moncloa fueron un pacto de régimen. Fueron el primer pilar antes de aprobar la Constitución. Nosotros, que conseguimos superar una dictadura, lo que tenemos que hacer ahora es reivindicar las instituciones y el sistema político, económico y laboral que está plenamente en vigor para superar cualquier crisis. Dialogo social sí, pero cambio de régimen no. Lo más peligroso sería que conllevara un cambio de régimen encubierto y nosotros ya estamos en una democracia y ya estamos en la UE, que es nuestra mejor red de seguridad", ha dicho el líder de la oposición.

Pero no todo el PP piensa de la misma forma. El pasado domingo, durante la conferencia telemática de presidentes, Sánchez trasladó la idea a los mandatarios autonómicos, y algunos de los de signo conservador, como el de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, la acogieron bien. La Moncloa, en este sentido, quiere implicar a las comunidades en estos nuevos Pactos de la Moncloa, de los que de momento se desconoce casi todo sobre su contenido. La propuesta continúa en una fase embrionaria.

De Vox a ERC

El Gobierno hace extensible su oferta a todo el espectro político. Desde Vox, cuyo líder, Santiago Abascal, rechaza incluso cogerle el teléfono a Sánchez y pide l a dimisión del Ejecutivo en pleno, hasta ERC, que ya ha dejado claro que rechaza la idea. "Esta es una oferta abierta. Todo el que se sienta concernido puede responder. No hemos planteado ninguna exclusión", ha explicado Ábalos. El titular de Transportes, aún así, ha dejado claro que los hipotéticos firmantes de estos acuerdos tienen que "compartir" algunos elementos. "Este es un proceso de reconstrucción nacional. En la medida que esta idea se entienda, se participará o no", ha dicho. Es decir, se requiere una implicación con la idea de España.