Una reciente medida de la DGA busca humanizar en la medida de lo posible los últimos momentos de vida de los enfermos de coronavirus en las residencias de la tercera edad de Aragón. Se trata de que un ser próximo al paciente pueda estar con él durante media hora, debidamente protegido y cumpliendo determinados criterios respecto a su salud. El objetivo es que el último adiós revista parte de la dignidad que se merece.

"Se permite la entrada cuando es un fallecimiento inminente", apunta Paquita Morales, gerente de la Asociación Aragonesa para la Dependencia (Arade), que apunta que "es algo que pertenece a la gestión interna del día a día y no hay fallecidos todos los días".

Su entidad valora muy positivamente la medida adoptada por la DGA. "Es algo que desde el sector estábamos deseando que se llevara a cabo, entendemos la dureza de no poder pasar por un duelo y no poder despedir", explica. Entiende en este sentido que, por humanidad, es algo necesario. "La pena es que no se haya podido hacer antes", lamenta.

A todos los centros se les ha comunicado esta nueva posibilidad, y en el momento que se de el caso, cada centro concernidos avisará a las familias y hará lo posible para que una persona pueda acceder con seguridad.

Con todo, los responsables de residencias dicen que es importante que los medios hagan una llamada a la responsabilidad "porque en la desescalada estamos viendo que hay gente que no actúa correctamente", según Morales. "Tenemos que ser responsables, da miedo volver a atrás, que haya un brote porque la gente no se de cuenta de lo que puede llegar a suponer que siga habiendo contagios por culpa de no tomar las medidas apropiadas".

Mariano Fago, director del centro intermedio de de Casetas asegura que su entidad ya ha realizado el protocolo para poner en marcha la nueva forma establecida, que se ofrecerá a las familias. "Todavía no se ha interesado ninguna de ellas", señala. "Pregunté ayer a los médicos y no tenemos ningún residente en la situación que indica el protocolo, no tenemos ninguno que se prevea una muerte próxima", apunta.

Lo primero que ha hecho esta residencia es seguir los pasos que marca la norma. A las familias se les informa de que existe esta posibilidad."Las familias están pasando por un momento muy difícil, yo creo que nadie nos hacemos a la idea hasta que pasamos por una situación familiar, toda ayuda es poca. Les estamos pasando vídeos, cartas, alguna videollamada por Skype… No deja de ser un contacto en la distancia".

El centro de Casetas, explica, dispone de EPIs para cualquier trabajador y ha establecido que cuando se dé la visita del acompañante hay que tomar datos de identificación de la persona e informarle, en cumplimiento del consentimiento requerido. Este documento contiene los riesgos que corre, las precauciones que tiene que tomar y lo que es el manejo en la zona de los pacientes.

"Hemos dispuesto la planta baja, que es una zona limpia, acondicionada para vestuario", expone. Allí se el visitante que va a dar el último adiós se cambiará y se pondrá el pijama clínico, con el que subirá a la planta donde esté su familiar y se le pondrá el equipo de protección.

El profesional que le reciba tiene que comprobar que el acompañante no tenga síntomas compatibles con el virus. Subirá a la planta y le acompañará, ayudándole a colocarse el equipo de protección. Siempre que se entra en las habitaciones, tienen que llevar una bata, doble guante, mascarilla de FFP2 como mínimo, y pantalla de protección facial. Es decir, un equipo completo.

La orden marca que es un tiempo muy limitado, una media hora. Todo el tiempo es escaso. En una residencia tradicional, dentro de un proceso normal, no hay horarios de visitas en procesos terminales, informan en Casetas. "Pero, por lo menos, en estos dispositivos no se permitía la visita de ningún familiar, que es una situación muy dura. Por lo menos, esa media hora permite esa despedida, ese último encuentro", reconoce Fago .

¿Cómo está la situación en Casetas?

"Continuamos dando altas, vamos por más de 60", dice el responsable. "Hace una semana teníamos en torno a 70 residentes, ahora estamos en torno a 40. Es muy buena señal, quiere decir que hay menos casos, menos residencias que necesitan ayuda, nos indica que parece que la situación está más controlada", valora.

En cuanto al cambio de residencia a centro covid, apunta que para los residentes es difícil. "Hay que tener en cuenta que para una persona mayor es más complicado adaptarse a cualquier situación, porque tienen ya menos capacidad de adaptación".

"Cuando se enfrentan a una situación como esta, que no solo es un cambio de domicilio, aunque sea temporal, sino que es un cambio con unas condiciones restrictivas, porque no puedes salir de la habitación, cuando les atienden otras personas van disfrazados entre comillas con esos EPIs que parecen astronautas", agrega.

Para ellos es complicado, manifiesta, pues sienten incertidumbre de si conseguirán superar la enfermedad o no, si conseguirán volver a su residencia o ver a su familia. Y a los trabajadores también les cuesta esta situación. "Para las personas que estamos atendiendo a estos residentes, las emociones están a flor de piel, también podemos tener miedo al contagio, pese que hay todas las medidas de precaución, y al ver a estas personas vulnerables, ver cuándo mejoran, cuando se les da el alta, cuando no superan la enfermedad…", indica.

Pese a las condiciones restrictivas, intentan hacer lo posible por cuidar a la persona, con una atención integral, tratando de facilitar el máximo acompañamiento posible, mantener sus háitos y que realicen alguna actividad de su agrado, que estén en comunicación con la familia… "Todo esto, unido a esta situación ahora nueva de los acompañamientos, son cosas que organizativamente pueden complicarnos, pero que las hacemos encantados porque significa dar una atención mejor, más completa", asegura Fago.

Con todo no cree que este sea el modelo futuro de las residencias. "No, esto tampoco puede ser el modelo, las residencias tienen que ser otra cosa, esto es un modelo de contingencia, para atajar el covid", resume.