La plataforma logística de Inditex en Zaragoza recupera el pulso tras una etapa a medio gas. La planta ubicada en Plaza, que distribuye la ropa de Zara a todas las tiendas del mundo, trabaja actualmente con relativa normalidad tras incorporar 300 trabajadores eventuales en el último mes, con lo que se ha situado en niveles de actividad similares a otros años por estas fechas y vuelve acercarse a los 2.000 trabajadores, lo que lo convierte en uno de los mayores centros de trabajo que hay en Aragón. La situación de esta empresa contrasta con lo que reducción generalizada del empleo temporal que se viene registrando en el mercado laboral como consecuencia de la pandemia.

El gran armario logístico de Zara a nivel mundial llegó a quedarse medio vacío por culpa del coronavirus y la caída generalizada del consumo. La actividad de este centro del grupo Inditex se redujo entre un 70% y 75% al principio del confinamiento, lo que hizo que solo trabajara en torno a la mitad de la plantilla y a media jornada. A pesar de ello, la empresa no aplicó ningún ERTE y mantuvo a todo el personal temporal durante todo el estado de alarma por responsabilidad social, pero pasado ese periodo excepcional no renovó los contratos por la falta de trabajo. Así, el centro llegó a quedarse sin trabajadores eventuales dos semanas a finales de junio, una situación insólita que no se había producido en sus 17 años de vida.

ESTABILIDAD ASEGURADA HASTA SEPTIEMBRE

Desde entonces, el almacén logístico ha sido recuperado carga y ha ido incorporando hasta 300 empleados temporales, con lo que a los 1.912 trabajadores que tiene en la actualidad sumados los 1.600 fijos. “De momento va a entrando mercancía y hasta mediados de septiembre no se prevén cambios. No sabemos qué pasará más adelante… dependerá de las ventas”, apunta José Antonio Villanueva, presidente del comité (UGT), quien reclama “más estabilidad” en la contratación y “volver cuanto ante a la normalidad en cuanto a la conversión de temporales en indefinidos”.

“Poco a poco productivamente vamos retomando la normalidad y hemos conseguido que se pueda facturar todo el día”, señala Javier Paraiso, desde La Unión-CGT, segunda fuerza sindical de la planta. Prueba de ese crecimiento son las vacantes que ahora mismo figuran en la cartera de empleo interna, de lo que se deduce que “hay perspectiva de contratar”, añade. Este sindicato se muestra crítico con la política de contracción de temporales para suplir las naciones del personal fijo en periodo vacacional, un asunto que han llevado a la Inspección de Trabajo para que se hagan más indefinidos “como marcaría la ley”. “Como mínimo habría que hacer fijos discontinuos”, recalca.

La situación se ha normalizado pero no del todo. Los contratos temporales que se están firmando son ahora más cortos, de uno o dos meses, cuando en los años anteriores eran de tres o seis. Esto se debe a la incertidumbre provocada por la pandemia y su imprevisible evolución. Hay además en torno a un centenar menos de trabajadores respecto al verano pasado, cuando se rebasó el umbral de los 2.000 efectivos.

OBRAS PENDIENTES DE UN SILO AUTOMATIZADO

Por otra parte, el centro logístico también está pendiente de ejecutar dos importantes actuaciones como son la ampliación de uno de los dos comedores con que cuentan los trabajadores y la construcción de un silo automatizado con capacidad para entre tres y cuatro millones de prendas. Ambas inversiones fueron aprobadas por la compañía pero todavía no se han iniciado los trabajos como se esperaba por la compleja situación provocada por el covid-19. Desde el comité confían en que se retomen los proyectos. El segundo no supondrá la generación de muchos puestos de trabajo, pero supondría un nuevo espaldarazo para la planta y para asegurar su empleo.

A nivel laboral, siguen pendientes de celebrarse las eleciones sindicales de este centro de trabajo, que estaban prevista para marzo pero se tuvieron que posponer por la crisis sanitaria. El comité acordó que se celebren cuando se den las condiciones oportunas de seguridad, algo que ahora parecen posible por los rebrotes de coronavirus que sufre Aragón. Y otra asunto relevante será la negociación del nuevo convenio colectivo, ya que la vigencia del actual expira el próximo 31 de diciembre.