La maltrecha industria discográfica española está resistiendo, con no pocos trabajos y dificultades, el zarpazo de la pandemia de covid-19. Aferrado al tirón de los servicios de suscripción a plataformas de ‘streaming’ (Spotify, Amazon Music, Apple Music, Deezer…), el mercado consiguió cerrar el infausto 2020 con un crecimiento del 4,4% (los ingresos totales rondaron los 354 millones de euros, frente a los 339 millones de 2019), lo cual supone un frenazo importante en el ritmo de expansión continuada experimentada en los últimos años pero permite a la industria salvar los muebles. El sector más castigado, como es lógico, ha sido el de las ventas de música en formato físico, que se han visto muy perjudicadas por las restricciones impuestas a los comercios.

Según los datos facilitados por Promusicae, la entidad que representa a más del 95% de las empresas discográficas españolas, el mercado digital creció el pasado año un 22,2% y ya supone un 73,2% del negocio de la música grabada en nuestro país. Este incremento se debe en exclusiva a la pujanza del ‘streaming’, puesto que otros conceptos, como las descargas permanentes de contenidos musicales y la venta de productos de móvil, demostraron estar en clara recesión.

Un ritmo inferior al previsto

Sorprendentemente, en los primeros meses de confinamiento estricto se registró en España un descenso en el consumo de música en ‘streaming’ en la modalidad ‘premium’ (esto es, de pago), un fenómeno que los expertos solo pueden atribuir al clima de preocupación respecto a la situación económica que se instaló en la sociedad. Con el asentamiento de la llamada ‘nueva normalidad’, el ‘streaming’ se recuperó, aunque a un ritmo menor al previsto, y 2020 se saldó con un crecimiento del 24,4% (frente al 32% del año anterior) y unos ingresos de 250,8 millones de euros, una cifra que supone por sí sola el 96,8% del total del mercado digital español.

En este apartado, es interesante anotar que, junto a las suscripciones de pago (que subieron un 13,5% y, sumando todas las plataformas, superan ya los 3,7 millones de usuarios), está teniendo un peso creciente el audio financiado por publicidad, un área de negocio que vio crecer sus ingresos un 81,5% el pasado año gracias al aumento del uso de música en las redes sociales (Tik Tok, Instagram, Facebook o Snapchat) y, sobre todo, al auge de los podcasts.

Pérdidas de 50 millones

En el lado débil del sector se sitúa el mercado físico, que en 2020 prolongó su imparable proceso de contracción, agudizado además por el cierre temporal de las tiendas. Los ingresos de poco más de 55 millones de euros suponen una caída del 24,5% respecto al año anterior, un descenso capitaneado sin honores por el cedé, cuyas ventas menguaron un 35,5%. En este difícil contexto, cabe considerar un logro (menor, pero destacable) que los discos de vinilo aguantaran el tipo y, pese a las restricciones derivadas de la crisis sanitaria que sin duda frenaron su tendencia a la recuperación, lograran completar el ejercicio con un saldo positivo aunque casi inapreciable (18.424.000 euros generados frente a los 18.353.000 de 2019).

Al desplome de las ventas físicas se le suma una caída de la recaudación por derechos de gestión colectiva (37,1 millones, un 27% menos que el año anterior), provocada por el cierre de bares, restaurantes, discotecas y salas de conciertos, con lo que el sector estima que las pérdidas totales atribuibles a las medidas adoptadas para hacer frente a la pandemia rondaron los 50 millones de euros. Aun así, se pudo salvar el año. La recuperación definitiva, sin embargo, se intuye todavía lejana.