¿Se encuentra bien de salud, se ha hecho el test del coronavirus?

-De momento y aparentemente, bien, mantengo las mismas patologías que antes. El test me lo hice porque una persona de mi entorno dio positivo, y me salió negativo.

-¿Y el vicepresidente Aliaga, cómo está?

-Telefónicamente está pletórico, esta mañana (por el martes) he hablado con él y me ha dicho que posiblemente en torno al fin de semana lo puedan mandar a casa. La persona de mi entorno no era Arturo, por cierto (sonríe).

-¿En qué situación estamos después de más de un mes de confinamiento?

-Yo creo que el confinamiento ha dado resultado. A pesar de las imperfecciones derivadas de la propia naturaleza de la enfermedad, que ha irrumpido de manera absolutamente imprevista, y de la necesidad de improvisar, el sistema público de Salud ha respondido de manera admirable. Al menos en lo que a la cuestión sanitaria se refiere, podríamos pensar que la crisis está más o menos encauzada. Pero no hay ningún motivo para bajar la guardia, es posible que en otoño o en el futuro pueda haber algún rebrote. Conforme se va resolviendo la crisis sanitaria y se acerca la social, nos vamos dando cuenta de la catástrofe sin precedentes que se va a producir.

-Hay quien piensa que, para tanta reclusión, son demasiados muertos.

-Ha habido muchos muertos, ha habido una alteración brutal de nuestro modo de vida, hemos visto suprimidos derechos fundamentales como salir a la calle y la relación social normalizada, y eso, evidentemente, significa que la recuperación no será fácil.

-Pidió disculpas en las Cortes por su gestión. ¿Por qué, qué se ha hecho mal?

-Yo creo que ha habido episodios que nos han producido mucha desazón, mucho dolor y sensación de impotencia, cosa que en un responsable político nunca se puede esgrimir como disculpa de nada, y por eso hay que pedir perdón. Hay que decir que en la mayor parte de los casos, no solucionar de manera adecuada los retos se debe a que nos hemos enfrentado a un cataclismo desconocido. Nos ha hecho sentir, a los que gobernamos, como timoneles en un barco que de repente se ve inmerso en una tormenta gigantesca: hay que dedicarse a mantener a flote el barco, achicar vías de agua. Son problemas que jamás se habían planteado, y para resolverlos se cometen errores.

-Y el Gobierno central, ¿ha hecho algo mal?

-Aplicaría exactamente lo mismo. Es fácil decir, a toro pasado, que se podían haber hecho las cosas antes. Yo emplazaría a cualquiera a que se ponga la mano en el pecho y se retrotraiga a dos meses atrás y piense cómo afrontaba él la situación. Es verdad que había anuncios de la Organización Mundial de la Salud, que pronosticaba una pandemia. Pero era tal la seguridad que teníamos en la ciencia, en el hallazgo inmediato de vacunas, que estábamos instalados desde hace décadas en una sensación de seguridad. Pensábamos que las pestes y pandemias eran cosa del pasado. De hecho, si hacemos un pequeño ejercicio de comparación con otros países, no es que nadie sea especialmente ejemplar en anticiparse. Cuando hemos tenido problemas de aprovisionamiento de material, mascarillas, respiradores y demás, es porque todos hemos tenido que acudir a la vez, a la desesperada, a buscar aprovisionamientos, fundamentalmente a China. La imprevisión, si se puede llamar así, nos ha afectado a todos por igual.

-Pero en España sí que está habiendo más muertos...

-Este es otro motivo de reflexión. Es verdad que uno se pregunta por qué hay más muertos aquí que en Francia o en Alemania. Habría que hablar en primer lugar de con qué criterios se hacen los recuentos. Pero, trasladando la reflexión a nuestro propio país, hay comunidades autónomas con unos sistemas de salud situados a la cabeza de cualquier ránking, y actuando a la vez que otras con sistemas de menor calidad, y sin embargo las primeras, con muchos recursos económicos, han tenido muchos más muertos, es difícil de explicar. Yo a día de hoy no encuentro una correlación entre número de muertos, sistemas de salud o políticas. Desde luego habrá que reflexionar el por qué, por ejemplo, ha habido más letalidad y contagios en la España del norte mientras en la del sur los números han sido más llevaderos.

-¿Una de las consecuencias de la crisis será invertir ya de verdad en ciencia e investigación?

-Esta mañana me reunía con los miembros del Consejo de Gobierno porque, además de seguir en estado de alerta en todos los niveles, y empezar a preparar medidas de rescate económico, tenemos que establecer protocolos de prevención de futuras situaciones como esta. Tendremos que analizar cómo han funcionado las residencias, la sanidad, la educación, las nuevas casuísticas de desigualdad y pobreza... Vamos a tener que hacer muchas cosas sobre situaciones que no nos habían preocupado. Habíamos decidido que China fuera la fábrica de material sanitario del mundo y nos hemos visto incapaces de autoabastecernos. Desde luego, algo que hasta ahora pertenecía casi al terreno de la retórica, nos lo tendremos que tomar muy en serio; si la I+D+i es importante para mantener competitividad, en industria médica y farmacéutica habrá que priorizarlo. De hecho el Gobierno de Aragón, dentro de sus escasas capacidades, ya lo está planteando.

-¿Cómo es posible que haya habido tanta incidencia en las residencias de mayores?

-Dada la naturaleza del virus, que se ceba con personas mayores y actúa en el aparato respiratorio, en el que los mayores suelen tener patologías, era obvio. Pero era algo para lo que las residencias no estaban en absoluto preparadas. Y no lo digo como una crítica, sino como constatación, tampoco lo estaba el sistema sanitario, la economía y la sociedad. Nosotros en el 2015 cuando llegamos al Gobierno, a raíz de un incendio en una residencia (la de Santa Fe de Cuarte) revisamos todas y cerramos 23, que no cumplían ni de lejos los requisitos. Yo no digo que ahora haya que repetirlo, pero sí habrá que analizar por qué ha habido incidencia en unas u otras, para prevenir. Ojo, que a lo mejor el próximo virus se ceba en adolescentes o niños, igual que este es devastador con personas mayores pluripatológicas.

-¿Por qué hay tanto lío con los test?

-Vuelvo a apelar a que nos enfrentamos a una situación desconocida. Hay criterios distintos entre científicos, hay partidarios de test masivos, otros más restrictivos. Ya se ha puesto de manifiesto que los test rápidos, que detectan anticuerpos, solo son válidos en una infección reciente, con lo que su eficacia es muy limitada. El Gobierno de Aragón se ha atenido a las prescripciones del Ministerio de Sanidad, dando prevalencia absoluta a los PCR, a los más fiables, procurando que se realizara a todos los que presentaran afecciones respiratorias graves o a profesiones de riesgo, que han estado en primera línea. Hemos tratado de cumplir rigurosamente las prescripciones, y creo que hasta ahora el número de test realizados ha sido suficiente. Hacer más no hubiese alterado sustancialmente las cifras.

-Los sanitarios se han quejado mucho, incluso en los tribunales, por la falta de material...

-...(interrumpe) Los sanitarios se han quejado y con razón, igual que las residencias o los servicios sociales, cuyo personal recibe menos atención pública pero ha estado igual de expuesto. Si algo me ha quitado el sueño, además de las cifras de muertos, que es algo desolador, ha sido la incapacidad de resolver esta situación, de protegerlos adecuadamente. El Salud tenía perfectamente resuelto el aprovisionamiento para unas situaciones normales, como los picos de gripe. Pero esta epidemia ha irrumpido sin industria para fabricar el material, y se han intentado fórmulas con el Gobierno de España, además de por nuestra cuenta, buscando con uñas y dientes material, de las formas más inverosímiles, en China, Taiwan o Vietnam. A pesar de nuestras limitadas capacidades, al final creo que las medidas han acabado por ser muy eficaces gracias al diálogo social. Particularmente tengo que agradecer a Ricardo Mur (de la CEOE), que ha hecho un trabajo espléndido junto a la consejera Mayte Pérez. Los empresarios han tenido una responsabilidad encomiable, nunca se lo agradeceré bastante, a la hora de hacer acopio de material, que tenemos el almacén de Plaza lleno, y a la hora de reconvertir la industria.

-¿Se han encontrado con alguna estafa?

-Lo que hemos tenido es operaciones cerradas en las que al final nos hemos quedado sin el material porque otro comprador ha duplicado el precio, pero no sin el dinero. El mecanismo empleado por la CEOE ha sido bastante más eficaz que el que nosotros hubiéramos sido capaces de usar, no me duelen prendas en decirlo.

-¿Se puede saber ya qué gasto económico ha supuesto el coronavirus en Aragón?

-No (rotundo). Yo he sido concejal de Hacienda varios años, he elaborado presupuestos de la DPZ, y hago un especial seguimiento de los consejeros de Hacienda. Soy muy estricto y tengo una especial sensibilidad con el equilibrio presupuestario. Por primera vez en mi vida, les he dicho a mis consejeros que no preguntaran cuánto costaban las cosas, lo que en otras circunstancias sería una práctica política inadmisible. Sé, por ejemplo, que los hospitales de campaña nos han costado unos cinco millones de euros, que aunque ahora no se usen, podrán estar bien utilizados en otras circunstancias. Cuando hagamos cuentas será una buena señal, significará que la crisis, al menos en su vertiente sanitaria, ha pasado.

-¿Los hospitales de campaña se van a mantener, pues?

-Con los hospitales de campaña se hará lo que decidan las autoridades sanitarias. Por desgracia no creo que ni el Auditorio ni la Feria de Muestras nos vayan a reclamar esos espacios en los próximos meses.

-¿En cuanto a los ingresos, cómo se compagina la necesidad de mantener impuestos para dar servicio sin actividad económica para generarlos?

-Solo hay una forma, la deuda. Lo cual es muy duro de reconocer, con España endeudada tanto como su propio PIB y Aragón con más de 7.000 millones de euros de deuda. Ahora, además de esto harán falta recursos y ayuda provenientes de la Unión Europea.

-¿Cómo tiene que ser la salida de esta crisis?

-Hemos intentado compaginar la salud con interrumpir lo menos posible los procesos productivos, porque cuanto más tiempo se eche la persiana, más difícil será levantarla. Muchos pequeños negocios seguramente no podrán volver, pero hay que mantener el tono, tirar de la economía. Si antes hablaba de la sensación de ser un timonel, lo que habrá que hacer cuando pase la tormenta es retomar el rumbo, y lo importante es ofrecer seguridad a los ciudadanos. No intentar convencerles de que está todo controlado, eso sería tomarles el pelo, pero sí de que ponemos todos los recursos a nuestro alcance. En esta crisis habrá sectores especialmente afectados, como el turismo, que por su propia naturaleza requieren de una libertad de movimientos y una concentración de personas que, con la epidemia, tardarán mucho en volver a la normalidad, aunque el rural, como es el caso de Aragón, depende menos del cliente de fuera y no requiere de aglomeraciones. El sector supone el 15% del PIB nacional y el 8% en Aragón, que no es poco, y además se relacionan íntimamente con otros sectores productivos. Por eso dije que deben de tener un rescate como el que tuvo la banca, y cambiar las reglas de juego con las plataformas de reserva online, o unos ERTE específicos. Pero también es fundamental dotarles de liquidez, inyectar dinero.

-Esta idea fue inmediatamente recogida por el Gobierno central, además.

-La iniciativa ha de venir de España. Es cierto que yo esto lo dije el domingo, y el lunes la ministra hablaba de un plan nacional, pero supongo que fue casualidad. En Aragón la economía llevaba una velocidad de crucero que en buena medida no se tendrá que ver quebrantada en sectores estratégicos como la logística, que seguirá siendo imprescindible aunque haya menos flujos de mercado. También la agroalimentación, que ha seguido funcionando, o las energías renovables. Al respecto, estamos intentando acabar con la semiparálisis en los permisos. Seguimos además trabajando con Amazon Web Services para su instalación. En definitiva, hay sectores que podrán sobrevivir. A la automoción también hay que mimarla, porque además es un sector muy exportador, y no podemos ser más duros que otros países con los que competimos, como Alemania.

-Nombraba a Amazon, ¿los grandes proyectos siguen adelante?

-Los proyectos siguen con el mismo vigor que antes de la crisis, como también la transición energética en Andorra. Ahora bien, nosotros, como comunidad autónoma, tenemos que ser conscientes de nuestras limitaciones. Somos prestadores de servicios, fundamentalmente de Sanidad, Servicios Sociales y Educación, que por cierto estaremos atentos a que no se recorten, porque un precio que no estoy dispuesto a pagar en esta crisis es el aumento de la desigualdad. Pero en esto se nos va el 76% del presupuesto, el margen para políticas económicas es escaso. Nuestra gestión económica poco tiene que ver con las subvenciones, más bien con las relaciones y la puesta en valor del territorio. Pero esta vez sí, a través de la deuda, habrá que desplegarlas. Y lo principal de la recuperación, insisto, ha de venir de España y la Unión Europea, aunque defendamos que para adaptarlas ha de haber estrategias complementarias, como la aragonesa.

-¿Para la estrategia aragonesa de recuperación está manteniendo reuniones con muchos sectores?

-Hablo mucho con los agentes sociales, son muy instructivos. Los empresarios nos dan muchas ideas. En relación con la crisis, salvo ayudarles en lo que pueda a conseguir material, poco puedo hacer más allá del respaldo institucional. Por eso mi prioridad de implicación es recuperar el tono productivo, estamos obligados a que a nadie le falten recursos para volver a tener relativa normalidad.

-Será difícil con los parados, ¿estiman a cuántos pueden llegar?

-Hay quien habla de más de 100.000, dependerá de cómo quede la economía, del paisaje tras la batalla, pero también de cómo reaccione la política, del resto de países y de lo que ocurra con el virus en el futuro. Ahora estamos demasiado supeditados a él.

-¿Cómo tendrán que ser los próximos presupuestos?

-Espero que cuenten con la ayuda de España y Europa, para poder sostener el sistema y reactivar la economía. Si mantuviéramos el presupuesto anterior sería la bancarrota, con ingresos en disminución y gastos incrementados sustancialmente.

-¿Tiene fe en el pacto por la recuperación en Aragón con las posturas tan enfrentadas entre los partidos con respecto a cómo salir de la crisis?

-No pretendo disolver las ideologías, incluso creo que sería negativo, pero en cuestiones estructurales, esenciales, sí que podemos llegar a un pacto. Los pactos son casi más importantes por el hecho de producirse que por su contenido. Lo son a la hora de dar seguridad, la gente teme por su economía y su salud, y también tenemos que convencer a los inversores para que Aragón siga siendo un espacio atractivo. Tenemos que reforzar la seguridad y la estabilidad en unos momentos durísimos que, desde otro punto de vista, también lo serán después. Y la política no puede agotarse en enfrentamientos internos estériles en este momento.

-En Aragón al menos se escenifica esa unidad, ¿confía en que se pueda lograr en España?

-En lo positivo, la reunión de Sánchez y Casado es esperanzadora. Yo sigo viendo mejor una mesa de partidos, pero al menos se da el paso de que el principal partido de la oposición acceda a negociar un pacto nacional, del que el nuestro sería complementario. No solo es deseable, es imprescindible. Al menos los que creen en España y en que el futuro es una tarea común no pueden escurrir el bulto.

-¿Le satisface que muchas de sus reclamaciones, como el cierre de fronteras, dejar salir a los niños o el rescate turístico hayan sido atendidas por el Gobierno de Pedro Sánchez?

-Me precio de ser un político leal con el Gobierno de España en cualquier circunstancia. Lo hice con Rajoy, lo he hecho con Pedro Sánchez, y ahora, con una emergencia nacional, todos los poderes públicos debemos ejercer lo que la Constitución nos exige, para que le vaya bien a España y Aragón. Por eso acudo a las conferencias de presidentes autonómicos con ánimo constructivo. Dejé claro desde el primer momento que es acertado que el Estado se hiciera cargo de la situación y he ido haciendo aportaciones. Es verdad que muchas de ellas se han ido contemplando, y no puedo sino alegrarme.

-¿Cómo debería ser la desescalada del confinamiento?

-Debe atender a criterios estrictamente sanitarios, contar con el visto bueno de las autoridades de este ámbito. La normalización no la podemos realizar por nuestra cuenta, debe decidir el Gobierno de España. Otra cosa es que tengamos criterios, y ya he dicho que no debe de hacerse por comunidades ni provincias, sino por municipios, o varios limítrofes, atendiendo a zonas donde no haya afecciones, con densidades de población bajas y en los que la reactivación económica no suponga quebrantos. Esas zonas, que las hay en Aragón, en Castilla y León y en otras comunidades, se pueden establecer con protocolos precisos de habitantes, pirámides de edad o sectores económicos, designando subzonas, no sé cómo llamarlas, en las que la vuelta a la normalidad sea más sencilla. Podrían actuar como zonas experimentales.

-¿Es partidario de la renta mínima en este momento?

-Es necesaria, incluso políticos que no son precisamente de izquierdas lo ven. Hay quien habla de ayudas para autónomos que no produzcan, que no deja de ser lo mismo, es una de las fórmulas que se pueden aplicar al turismo. Aunque sea para gastos fijos, como el alquiler, que sin ingresos son una losa insoportable.

-¿Y sería sustitutiva del Ingreso Aragonés de Inserción?

-No, son dos conceptos paralelos. La renta básica la gestionará España, he leído que con información directa de los ayuntamientos. El IAI se prorrogó automáticamente con la crisis y se sigue tramitando, aunque sé que ha habido dificultades para hacerlo y lógicamente habrá más peticionarios tras la crisis.

-¿Van a establecer algún día de luto oficial por las víctimas?

-Se nos ha recomendado que las banderas a media asta y las jornadas de luto deben llegar cuando el fallecimiento ha culminado, y en este caso se siguen produciendo. Este 23 de Abril será una jornada de solidaridad, y en algún momento habrá que pensar también en el luto oficial por el presidente Lanzuela. No se hizo porque nos parecía un agravio respecto al resto de víctimas.

-Se acaban de suspender las fiestas de San Fermín, ¿cree que a las aragonesas de este verano les pasará lo mismo?

-Es duro ejercer de aguafiestas, nunca mejor dicho, pero me temo que sí. Y ya veremos las del Pilar, que pueden ser toda una celebración colectiva del fin de la pandemia, pero también puede que nos pillen en pleno rebrote. Cruzaremos los dedos.