La magistrada que instruye el caso del extrabajador del hospital Royo Villanova de Zaragoza que, en su afán de venganza tras ser despedido, intentó asesinar a su exjefe y saboteó el suministro eléctrico en la planta covid-19 de dicho centro quiere saber si este boicot provocó daños en la salud de los pacientes que estaban unidos a la vida gracias a los respiradores.

A través de un auto y tras levantar el secreto sumarial, la titular del Juzgado de Instrucción número 4 de Zaragoza, Beatriz Muñoz, solicita al Servicio Aragonés de Salud el historial clínico de los tres enfermos que se encontraban ingresados en el momento de la desconexión y pide que se le concrete si su evolución empeoró como consecuencia de la falta de luz y cómo se encuentran en la actualidad.

Asimismo, insta al Salud a que identifique a los médicos que tuvieron que realizar las maniobras de reanimación sin los EPI necesarios porque primaron la urgencia de falta de aire de los pacientes a su propia seguridad para saber si se infectaron por el virus. Como adelantó este diario, para realizar dicha desconexión es necesario acceder a un cuarto independiente al que solo se puede acceder con llave al encontrarse siempre cerrado.

Una empleada explicó en su denuncia en comisaría que sospechaba de una persona que sabía como acceder a través de una llave y que podría haberse hecho una copia. Añadió que ese hombre podría ser el mismo que le acosa y sobre el que tiene solicitada una orden de alejamiento. Resultó ser A. P. G., que fue detenido hace dos semanas a bordo de una furgoneta en la que llevaba material que hace pensar a la Policía que tenía capacidad para fabricar bombas lapa.

Pero la instructora también ha solicitado información sobre los móviles del arrestado, defendido por la abogada Carmen Sánchez Herrero, y, especialmente, intentar saber sus posicionamientos a través de los datos enviados a los satélites. De esta forma quiere certificar que estuvo en la puerta del garaje de jefe de Mantenimiento del Salud, en la calle Mainar y que le pegó tres tiros que estuvieron a punto de matarle.

El Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Aragón continúa buscando el revólver con el que A. P. G. descerrajó tres tiros en el pecho contra su exjefe. Según su hermano, el propio arrestado le enseñó el arma y la caja de las balas mientras fanfarroneaba que se la había comprado a un gitano. No pensó que fuera a utilizarlo de esta forma.

Mandó un ‘email’ al gerente del Salud para desvincularse

El gerente del Sector I del Salud, José Manuel Aldámiz, recibió un correo electrónico, seis días después de sabotaje, de parte de A. P. G., quien le explicaba que el sistema eléctrico del hospital Royo Villanova era deficiente y hacía responsable a la responsable de Ingeniería y Mantenimiento. Incluso pedía su cese no solo por ello sino por «su actitud déspota y distante con otros trabajadores».