Las autoridades han advertido en los últimos días de que vienen semanas duras, drásticas, de medidas restrictivas necesarias y de confinamientos perimetrales ya aplicados para frenar el avance del coronavirus. La nueva normalidad hace tiempo que no existe o quizás nunca tuvo vigencia porque el virus jamás ha desaparecido del país. Aragón lo sabe bien, que vivió un verano más atípico que cualquier otra comunidad, y sus sanitarios ya no pueden más.

La segunda ola, a pesar de contar con más recursos y más experiencia, está golpeando con fuerza, con datos de fallecimientos muy crueles y con una evidencia: la irresponsabilidad de algunos ciudadanos que no cumplen con las medidas. Su repercusión en la salud es brutal, con un incremento disparado de los contagios y una presión asistencial en los recursos sanitarios que viven al límite y con un personal hastiado, muy cansado y desbordado. «La irresponsabilidad sigue contagiando a más gente de la que podemos salvar», señalaron desde el Colegio de Médicos de Zaragoza. «La situación es crítica y solo se pide responsabilidad porque un simple gesto puede salvar una vida o saturar una uci», añadieron desde el colectivo.

Ese SOS lanzado a la ciudadanía aragonesa por parte de los sanitarios, al que también se suma el Colegio de Enfermería de Zaragoza, se produce en un momento en el que Aragón, bajo confinamiento perimetral y con sus tres capitales de provincia cerradas, acumula varias jornadas con más de mil casos. En las últimas 24 horas los contagios han vuelto a repuntar a los 1.041, se han producido cuatro ingresos más en uci (hay 87 pacientes covid frente a los 83 del lunes) y 50 personas más han sido hospitalizadas en planta (actualmente hay 711 enfermos de covid en camas convencionales).

«Hoy se hace evidente que las medidas tomadas han sido escasas y tardías, y que han derivado en una Atención Primaria infradotada y desbordada, lo que genera saturación en los servicios de urgencias de los hospitales y la pérdida de oportunidad en el resto de patologías», indicó el órgano colegial médico. «Hemos ofrecido ayuda, propuestas, infraestructuras y colegiados voluntarios, pero lamentamos profundamente que desde las instituciones no se nos haya tenido en cuenta y no se nos haya escuchado», indicaron.

Falta de personal / A la situación sanitaria se suma una fundamental: la falta de profesionales. Las bolsas están vacías, no hay nadie en las listas a quien poder contratar y, con todo, la escasez de medios humanos impide agilizar la atención ante la alta cantidad de casos que surgen a diario. El Gobierno de Aragón, en boca de su consejera de Sanidad, Sira Repollés, ha reconocido la falta de profesionales. Un problema que es nacional. Tampoco hay facultativos en otras comunidades a los que poder contratar.

La situación se palia «con mucho esfuerzo» mediante turnos doblados, numerosas consultas, vacaciones pospuestas y labores en aquellos puestos donde se precise aunque no sea la especialidad habitual. «Nos preocupa mucho que las autoridades sanitarias escuchen poco la voz de los profesionales. El capital de prestigio y legitimidad debe ponerse al servicio de la superación de esta profunda y compleja crisis que enfrentamos. Se precisa una estrategia común», reclamaron desde el Colegio de Médicos de Zaragoza. «Urge un sistema eficaz de vigilancia epidemiológica, con recursos y competencias en detección, rastreo y seguimiento de casos. Es esencial reforzar la Atención Primaria y conectarla con el sistema de Salud Pública», añadieron.

Colaboración / «Nuestra obligación es seguir poniéndonos al servicio de la Administración y apoyar las medidas necesarias. A pesar de la gravedad de la situación queremos transmitir a la población un mensaje de tranquilidad: seguimos estando ahí y vamos a cuidar de todos y cada uno de los enfermos», aseguraron.

En el trasfondo (o en primera línea, según se mire) está la «colaboración» ciudadana para revertir este mal escenario. Las reuniones sociales y los agrupamientos de personas se han convertido en el foco de la expansión. «Agradecimos mucho los aplausos, pero la gente debe comprender ahora que los sanitarios hacemos todo lo que podemos. Los compañeros de Primaria y de Especializada están haciendo mucha más jornada de la que le corresponde y lo hacemos porque hace falta, y ahí estaremos, pero si la gente es responsable, la presión asistencial bajará», señaló Teresa Tolosana, presidenta del Colegio de Enfermería de Zaragoza.

«Estamos asustados, no lo podemos negar. Tanta actividad y tanto esfuerzo no se ve reflejado en una bajada de casos, al contrario, los números siguen subiendo. Sé que lo sacaremos adelante, pero el esfuerzo de la población es vital», insistió Tolosana. «Una comida, una reunión o una quedada para tomar un café multiplica el riesgo de transmisión y hay que ser conscientes. La mascarilla es fundamental y hay hábitos que tenemos que empezar a eliminar hasta que todo pase», dijo