El presidente de Cepyme Aragón, Aurelio López de Hita, charla en esta entrevista con EL PERIÓDICO sobre la derogación (íntegra o parcial) de la reforma laboral anunciada hace unos días por el Gobierno, al tiempo que insta a centrarse en «lo realmente importante». Muchas pequeñas firmas aragonesas no sobrevivirán a esta crisis, advierte.

-¿Qué opinión le merece la anunciada derogación de la reforma laboral?

-Mi opinión, y creo que la de todos los agentes sociales o representantes empresariales, coincide con la que han expresado los presidentes nacionales de CEOE y Cepyme. Estamos perplejos, disgustados, con desazón al ver que se está haciendo lo inadecuado y en el momento más inoportuno. A día de hoy, los problemas realmente importantes de España son la situación sanitaria, las empresas que pueden desaparecer, los ERTE... En definitiva, lo que debe preocuparles a todos los españoles. Dedicarse a una riña de taberna ahora discutiendo sobre la conveniencia de derogar una norma sin haber negociado y pactado lo que puede sustituirla y con un desprecio absoluto por lo que nos está afligiendo a todos, es descorazonador.

-¿Le preocupa la imagen?

-Evidentemente. Da una imagen muy pobre de lo que es España en este momento de cara a poder negociar las ayudas que van a ser imprescindibles para el futuro. Cuando todo el mundo está planteando reactivar la economía, evitar el cierre de empresas, seguir creando puestos de trabajo o paliar las consecuencias de este parón, resulta que nuestro Gobierno se dedica a pactar cosas que no son imprescindibles, acreditando además una imagen de improvisación y desunión. Esto no contribuye a nada y no deja de ser muy preocupante.

-¿Qué efectos inmediatos puede tener?

-En el aspecto laboral y empresarial, probablemente ninguno porque lo lógico es que no siga adelante. Pero en cuanto a imagen como país preocupado por los problemas reales, es una imagen deplorable. Anunciar un pacto a las diez de la noche para que a las doce y pico uno de los firmantes rectifique y a la mañana siguiente el vicepresidente segundo diga que no hay tal rectificación... En fin, esto no es propio de un país serio.

-¿En Aragón puede tener alguna otra consecuencia?

-De todos es conocido que en Aragón tenemos una larga trayectoria de negociación, sentido común y pactos. Aquí jamás se nos hubiese pasado por la cabeza montar una algarada como la que se ha visto a nivel nacional. Repito en que confío que no se lleve a la práctica la anunciada derogación de la norma, y máxime sin haber estudiado ni negociado qué es lo que va a sustituirla. Derogar una ley normalmente se hace en la promulgación de la que va a sustituirla.

-Y no hay...

-Claro. ¡Es un sinsentido de tal calibre! Es una imagen de gente irresponsable y desconocedora de la realidad económica de España. Si no fuese dramático, sería esperpéntico, que también lo es. No podemos dar esta imagen al resto del mundo. La situación es muy grave, durísima, con unas perspectivas muy preocupantes. Lo que habría que hacer es buscar soluciones, aportar los medios necesarios, recabar las ayudas pertinentes...

-En Madrid ya ha habido reacciones y la patronal CEOE ha suspendido el diálogo con el Gobierno.

¿Podría romperse la Mesa Técnica para la Estrategia Aragonesa de Recuperación Social y Económica?

-En absoluto. Hemos dado pruebas más que sobradas todos, el Gobierno el primero con su presidente a la cabeza, los agentes sociales, los económicos y los que hemos participado en todas las mesas que se han planteado, todos hemos dado pruebas de sensatez y las seguiremos dando, evidentemente.

-¿Aquí también hay diferencia entre Madrid y Aragón?

-Es completamente distinto. Ya dimos ejemplo desde el primer momento, cuando el presidente fue capaz de armar un Gobierno cuatripartito en el que no ha habido notas discordantes. En cuanto a sindicatos y representantes no se nos pasa por la cabeza hacer un planteamiento así y pegar una espantada que a quien perjudica es a la ciudadanía, que es a la que hay que dedicarse en cuerpo y alma.

-¿Se refiere otra vez a las formas y la imagen?

-Claro. Si ya de entrada se nos miraba con prevención porque la composición ideológica del Gobierno actual no es precisamente la más acorde con los vientos que corren por Europa, y ahora en el día a día se ven algaradas de este tipo, enfrentamientos, contradicciones... y chulerías, auténticas chulerías de cara a la galería, pues ya me dirá.

-¿El futuro lo ven aún más gravemente amenazado?

-No podemos olvidar que hay un porcentaje de empresas que están bajo la amenaza de no poder reiniciar su actividad. El paro va a incrementarse hasta cifras preocupantes, la deuda pública está alcanzando cotas muy serias... Ante eso, lo que hay que hacer es arbitrar medidas adecuadas y recabar los medios necesarios. Si España por sí misma no los tiene, que evidentemente no los tiene, tendrá que solicitarlos a Europa. Pero para eso lo menos que hay que hacer es presentar una imagen de solvencia, de seriedad, de coherencia política y de trabajar por el bien común, pero se está haciendo todo lo contrario.

-¿No hay descanso para las pymes?

-Las pymes son un sector muy débil y un porcentaje muy elevado vive al día. Así que cuando hay un parón de dos o tres meses, esas empresas, ya débiles de por sí, se encuentran con la perspectiva de impuestos impagados, proveedores a los que hay que pagar, estocs que han pasado de moda... A esas pequeñas empresas es a las que hay que ayudar, facilitándoles liquidez y apoyándoles para que el consumo y la demanda no den un bajón, facilitándoles créditos... Todo eso es lo que tiene que hacer un Gobierno responsable.

-¿Han hecho un cálculo de cuántos negocios se van a quedar atrapados en esta crisis?

-No. Es muy difícil hacerlo. Hay quien habla de un 40%, pero yo creo que es hablar por hablar. Lamentablemente, el porcentaje de empresas que no puedan reemprender su actividad dependerá casi exclusivamaente de las ayudas que tengan, de los apoyos económicos, en el aspecto estructural y en promoción de la demanda.

-¿Preocupa mucho el sector de la hostelería?

-Va a haber un dolor serio ahí, un dolor que repercute en otros muchos campos. Cuando decimos que ha cerrado un bar, no es solo que ha cerrado. Es que ha dejado en el paro a empleados, ha dejado de comprar productos que fabrican otras empresas, el transportista deja de llevárselos, repercute en otros consumos... Va todo encadenado. Sea cual sea el tipo de empresa que cierra, no cabe duda de que repercute en otros sectores. Un caso aislado tiene una importancia pequeña, pero cuando el porcentaje es elevado, la trascendencia es muy grave. Igual hablo del pequeño comercio, de los pequeños talleres, de todas esas empresas que han visto su actividad paralizada durante los dos o tres meses que va a durar todo esto.

-¿Se atreve a hacer perspectiva de salida si la crisis durará un año, un trienio o un decenio?

-Es muy difícil. Saldremos de la crisis porque de todas se sale, pero la duración de esa recuperación depende en buena medida de los remedios que se apliquen. La economía está enferma y hay que aplicar remedios claros cuanto antes.

-¿Tiene el Gobierno de Aragón resortes para ayudar a esquivar algunas de las trabas de las que habla?

-El Gobierno de Aragón tiene unos recursos limitados, pero evidentemente, si los aplica con buen criterio y se dedica a lo realmente fundamental, posponiendo lo que es susceptible de aplazamiento, siempre será mejor que no mirar hacia otro lado. Aunque, lógicamente, las medidas que adopte el Gobierno central no cabe duda de que repercuten.