Ebrosa ha sufrido otro revés con el parón obligado del sector de la construcción por la crisis, más concretamente la torre que está levantando en la plaza Europa y que desde hace más de un decenio se imaginó para ser uno de los edificios emblemáticos de Zaragoza. Los problemas se han ido acumulando alrededor de esta construcción en la que ya se empezaron a mover tierras en el 2007, cuando se explanó el terreno y se realizaron los trabajos previos a una edificación que se vio paralizada por primera vez antes de la Expo, y que hoy en día sigue sin culminarse pese a estar mucho más cerca del final.

Ocho años después de ese primer sueño, en el 2015, renació la idea de convertir la torre en hito constructivo de la capital aragonesa. Le costó, tuvo que pelear por los permisos, pero logró el visto bueno del ayuntamiento para desbloquear un solar que lleva todo ese tiempo inutilizado por parte de Ebrosa.

Poco después llegaron los vecinos de La Almozara, empeñados en frenar la construcción de la torre de La Almozara, el edificio de 20 plantas escalonadas autorizado en el triángulo de la plaza Europa más próximo al río, a la entrada del barrio. Primero presentaron alegaciones ante el ayuntamiento, sistemáticamente denegadas. Más tarde acudieron a la Fiscalía especializada en Medio Ambiente en Zaragoza.

Las quejas estaban divididas en varios frentes. Por un lado, el impacto visual de semejante edificación en la ribera del Ebro y prácticamente a la entrada de la ciudad, tapando hasta el Pilar. Un problema llamativo pero menor en comparación con las inundaciones que se producen en esa zona con las crecidas del Ebro. Para los vecinos, la construcción de este edificio, con sus cuatro plantas de garajes bajo rasante, y la de otros encajonaban el río creando prácticamente un embudo a nivel freático que aumentaría la altura de las aguas.

Los vecinos lo intentaron, pero hasta el concejal de Urbanismo tuvo que dar marcha atrás en su primera idea porque paralizar un proyecto aprobado y sin ninguna pega legal sería prevaricar, «por muy concejal de Urbanismo que sea», dijo Pablo Muñoz, cuya oposición quedó clara como edil de IU, pero que no pudo obstaculizar un proyecto aprobado por el PSOE en el 2007. Eso sí, cambiaron el proyecto a una torre escalonada, que reduce los problemas de visión de las casas vecinas y obligaron a que la comisión de Patrimonio visara hasta dos veces el proyecto, muy pendiente del plan estético final sea adecuado.

Ebrosa comenzó la urbanización para levantar la torre de 216 viviendas y 300 plazas de garaje en la parcela mientras los vecinos proseguían su guerra e incluso llegaron a reclamar en el 2018 la suspensión cautelar de los trabajos. Es decir, la paralización de una construcción que ya acumulaba varios años de retraso que un juez desestimó.

Del Skyline 2020, que así se llama, destacaban su singular volumetría y el juego de alturas, con unas grandes vistas y zonas comunes que miran al río, viviendas de grandes superficies y terrazas en el mejor enclave de la ciudad.

Así que la torre de la plaza Europa por fin cogió ritmo, y ni siquiera la crisis logró frenar su construcción en un primer momento. Las cosas han cambiado con los decretos gubernamentales, hoy no habrá nadie trabajando allí y ya se teme que se vuelvan a retrasar las fechas previstas. Aunque en este caso la desdicha es común, alguno ya se teme no llegar a la entrega de llaves de la primera fase de viviendas, que está prevista para junio del 2021. Han pasado 13 años. Sí, 13.