Salir de casa para hacer la compra es una de las pocas cosas que los ciudadanos pueden hacer, pero hasta eso, se ha convertido en una tarea difícil de ejecutar. Un día más, los supermercados abrieron este lunes sus puertas al público que, al punto de la mañana, ya estaba esperando para poder acceder al interior lo antes posible. Ni la lluvia, ni las largas filas de espera para poder entrar y ni mucho menos el miedo al coronavirus, frenaron a los cientos de zaragozanos que se agolparon en los diferentes centros para hacer la compra, ya sea de la semana o para aguantar 14 días.

Distancia mínima

Este lunes, las medidas comenzaron a ser estrictas y el personal de lo diferentes centros no paró de marcar en el suelo la distancia de seguridad a cumplir para acceder al interior así como en las filas de las cajas. Algunos fueron mucho más allá, como la cadena de supermercados Día, donde marcaron con flechas las direcciones de los pasillos para que los clientes mantuvieran la distancia recomendable..

En otros centros donde los de seguridad hacían esperar fuera para mantener un número reducido de personas dentro, los ciudadanos, sin marcas y sin nadie que dijera nada, eran conscientes de la distancia que tenían que mantener con el resto de clientes, y es que, la sociedad aragonesa se ha mentalizado pronto del problema e intenta en todo momento ser precavido. «El sábado fue un caos pero hoy la gente ya sabe lo que tiene que hacer», explicó el responsable de un Alcampo de la capital aragonesa.

En el Mercadona del barrio del Actur la seguridad está repartida en todos los accesos, tanto de entrada como de salida, y aseguraron que «todo estaba más controlado que el viernes y el sábado» y, que a pesar de que a primera hora fue «mucha gente», fueron «más tranquilos y más conscientes de la situación y las medidas».

No solo las grandes superficies permanecen abiertas. En las farmacias las trabajadoras atienden a los clientes con mascarillas y guantes y aseguran que «la gente ya sabe cómo tiene que actuar, tenemos sillas delante de los mostradores pero ellos mismos si ven gente dentro comienzan a hacer la fila en la puerta».

Por otro lado, las entidades bancarias también hacen esperar a los clientes fuera del local para que puedan pasar de manera individual si los empleados deciden que se trata de una gestión de emergencia que se tiene que realizar a cabo.