El avance del coronavirus llevó a Emmanuel Macron a barajar seriamente un aplazamiento de las elecciones municipales cuya primera vuelta se celebra este domingo bajo la amenaza de la epidemia. Sin embargo, las presiones de la oposición, especialmente de la derecha, que espera recuperarse del descalabro sufrido en las europeas del 2019, las exigencias jurídicas para hacerlo posible y la opinión de los científicos decantó al presidente por mantener unos comicios en los que su formación política, La Republique en Marcha (LREM) tiene pocas posibilidades de cantar victoria.

"Los científicos consideran que nada impide a los franceses, incluso los más vulnerables, acudir a las urnas. Es importante garantizar la continuidad de nuestra vida democrática y de nuestras instituciones, dijo Macron este jueves en una alocución televisada que vieron 25 millones de personas.

En cualquier caso, la jornada será inédita en la historia de la V República porque los colegios electorales tienen que adaptarse a los tiempos del virus y seguir las consignas del Ministerio del Interior para limitar el riesgo de transmisión.

Sin colas

Se evitarán las colas, habrá marcas en el suelo para respetar la distancia de un metro entre electores en cada etapa de la votación, habrá gel hidro-alcohólico a la entrada y a la salida de los colegios; se desinfectarán periódicamente urnas, mesas y cabinas; los votantes deberán firmar con su propio bolígrafo y quienes lleven puesta una mascarilla deberán quitársela en el momento de votar.

El 64% de los franceses apoya la decisión de mantener las elecciones, pero el temor al contagio aumenta las posibilidades de una abstención récord. Según el instituto Ifop, podría alcanzar el 46%, seis puntos más que en 2014. Opinión Way vaticina que en las localidades de más de 3.500 habitantes la participación solo llegará al 38%.

Segundo test de la legislatura

El Gobierno ha facilitado el voto por poderes y los candidatos se han empleado a fondo durante los últimos días de campaña para tranquilizar a los electores, pero la crisis sanitaria añade un ingrediente de ansiedad a los comicios, segundo test de la legislatura desde las europeas del 2019 en las que un Macron desgastado por la crisis de los chalecos amarillos igualó en escaños a Marine Le Pen.

Aunque en las municipales los franceses suelen usar su papeleta para sancionar al presidente, como le pasó a François Hollande en 2014, ahora el resultado deberá tener en cuenta un panorama político en el que se juegan mucho los partidos tradicionales que hace tres años saltaron en pedazos por la irrupción del macronismo.

Para Los Republicanos (derecha gaullista), el reto es evitar la hemorragia hacia la formación presidencial y conservar el enorme poder local logrado en 2014 a expensas del Partido Socialista, que ahora lucha por sobrevivir manteniendo París, Lille, Rennes y Nantes.La Francia Insumisa de Jean Luc Mélenchon muestra un perfil bajo integrándose en colectivos ciudadanos o en formaciones de izquierda y el partido de Marine Le Pen, hoy en once ayuntamientos, centra sus esfuerzos en sus bastiones del Norte y del arco mediterráneo.

LREM no espera hacerse con ninguna gran capital y se centra en alcanzar los 10.000 representantes locales para iniciar así su implantación territorial, con el apoyo en muchos casos de los alcaldes de derecha salientes. LREM nació en 2016 para llevar a Macron al Elíseo y ninguno de sus miembros salvo los tránsfugas socialista o conservadores se ha sometido a las urnas. Desde ese punto de vista, al partir de cero, cualquier avance es un tanto a su favor.

Otro dato a tener en cuenta será el avance de Europa Ecología Los Verdes, que en las europeas fueron los terceros más votados (13%) y quieren confirmar esta dinámica. Ahora solo tienen un alcalde, el de Grenoble, en una población de más de 100.000 habitantes y tienen en su punto de mira Lyon, Estrasburgo, Burdeos o Rouen. "La cuestión medio ambiental se abre paso y es más llamativa cuando se pasa de lo global a lo local. Para los ecologistas es un buen momento y un buen escrutinio", analiza la Fundación Jean Jaurès.

35.000 alcaldes

Los franceses elegirán en dos vueltas a 500.000 consejeros municipales, quienes a su vez elegirán a los alcaldes de casi 35.000 localidades. Los llamados consejeros municipales tienen un mandato de seis años y el sistema electoral, proporcional y mayoritario a dos vueltas, depende del tamaño de la población.

En las tres ciudades con más habitantes (París, Marsella y Lyon) se vota por sectores. Las listas de las candidaturas tienen que ser paritarias. Pasan a la segunda vuelta (el 22 de marzo) las listas que hayan logrado el 10% de los votos en la primera. Las que tengan más del 5% podrán fraguar alianzas para seguir en la contienda.

Los ciudadanos de los países miembros de la Unión Europea salvo los británicos dado que el brexit es un hecho- pueden votar y presentarse como candidatos a condición de haberse inscrito en las listas electorales.