Un vídeo se ha hecho viral este viernes en el que se veía una larga fila de caravanas intentado entrar al cámping de Zaragoza. En el documento, grabado desde un balcón, una vecina denunciaba que, mientras la mayoría de ciudadanos permanecían confinados, otros aprovecharan para pasar un fin de semana de relax. El video sí que es verdadero, pero no así las causas que motivaron a esos campistas a llenar el camping municipal.

Fuentes del lugar explican que todas las personas que han solicitado utilizar las instalaciones del cámping son jubilados extranjeros (ingleses en su mayoría, como constataban las matrículas amarillas de sus vehículos) que han llegado desde la costa del Levante y se dirigen hacia el País Vasco, donde embarcarán en ferrys para volver a sus países de origen. Así pues, han aprovechado la situación estratégica de Zaragoza para hacer un alto en el camino y reponer baterías, depósitos de agua y otros servicios necesarios para el funcionamiento de estas casas con ruedas.

La huida masiva de turistas de la costa se ha ocasionado por la entrada en vigor de la modificación del Real Decreto del pasado sábado, en la que se clarifica la situación de los alojamientos turísticos, que hasta ahora estaban en un limbo legal. Ahora ya saben que tendrán que cerrar, aunque tienen hasta siete días para hacerlo.

"Machacados"

Desde el camping de Zaragoza dicen haberse sentido desbordados, sobre todo tras comprobar que en las redes sociales se les estaba «machacando» con mensajes negativos por aprovechar una situación como esta para hacer negocio. «Eso no es cierto, no podíamos dejarles en la calle. La caja de hoy no compensa con todos los problemas que estamos teniendo», contaron.

La Policía Local ha llegado a mitad de tarde para intentar poner orden. Tras consultar a la Delegación de Gobierno, han decidido no permitir la entrada de más gente. Desde la Delegación explican que la decisión la han tomado tras consensuarla con la autoridad sanitaria, que es quien manda en estos momentos. Según han explicado, la opción que les queda a los campistas ahora es repostar en las áreas de servicio y dormir en sus caravanas, para evitar que la gente se mezcle en los cámpings. Desde el cámping insisten y denuncian la falta de información ante la avalancha (de clientes y de críticas) que sufrieron ayer. «No eran turistas que vienen el fin de semana, son personas mayores huyendo que necesitan pasar aquí la noche», insisten. Hoy mismo podría salir una nueva orden ministerial que aclare cómo actuar en estos casos concretos.

“Hemos vivido un drama, un policía se ha ido llorando. Uno de los ancianos a los que no hemos podido atender necesitaba electricidad por motivos de salud para sus aparatos de asistencia”, concluían. Además, desde el decreto de alarma, los cámpings y los hoteles tenían 7 días de plazo para cerrar sus instalaciones, por lo que ellos podían permanecer abiertos.