Valorar tres meses de estado de alarma para los médicos aragoneses es valorar tres meses de una pandemia vivida y sentida como ciudadanos y como sanitarios. Han sido tres meses de trabajo extenuante agravado por la angustia del desconocimiento de la enfermedad a la que nos enfrentábamos, por el desamparo de trabajar sin los medios de protección necesarios, por la impotencia de no saber cómo curar a quienes buscaban en nosotros el alivio de su sufrimiento, por el dolor de tantas vidas que se nos escapaban, de pacientes y de compañeros.

Y tres meses que hemos estado solos. Porque los aplausos y el reconocimiento de los españoles han estado muy lejos de la falta de previsión y la falta de empatía de quienes tenían la obligación de gestionar esta crisis sanitaria. Los médicos no vamos a olvidarnos de quienes no nos han puesto los equipos de protección adecuados, de los escasos PCR de los primeros momentos. No vamos a olvidarnos de que, además de no protegernos adecuadamente, no hayan entendido ni nuestro presidente ni nuestra anterior consejera que hartos ya de estar hartos de llamar a distintas puertas para que nos proporcionasen equipos de protección tuviésemos que acudir a los jueces para que ellos fueran los que diesen la orden de proteger nuestra salud, la de nuestros seres queridos y la de nuestros pacientes.

¿Y qué va a pasar ahora? Pues que se quedarán algunas cosas que ya se habían iniciado y el confinamiento ha consagrado: las citas, el teletrabajo, la atención telefónica. Y que la vuelta a la normalidad será más de lo mismo, de lo mismo que ya veníamos padeciendo los médicos antes de esta pandemia, volveremos a esa obsesión de fidelizar médicos en los centros de difícil cobertura a costa de una bolsa de contrataciones de FEAS con normas abusivas, volveremos a ver como se intenta impedir el derecho de nuestros FEAS a ocupar su destino por vía del traslado, seguiremos con el precio de hora de guardia más bajo de España, con una carrera profesional basada en los obstáculos y no en la meritocracia, seguiremos sufriendo direcciones médica imposibles, seguiremos con problemas para conciliar nuestra vida laboral y familiar, seguiremos con autocoberturas, con agendas infinitas, esa era la vieja normalidad y me temo que seguirá siendo nuestra nueva normalidad

Los Sindicatos Médicos de Aragón y los médicos aragoneses empezamos a movilizarnos ya en el año 2016, estábamos planteando antes de esta pandemia más movilizaciones porque el Gobierno de Aragón nos engañó con un acuerdo de salida de huelga que ellos firmaron y que no han respetado.

Retomaremos esa antigua normalidad pero para cambiarla, porque esta crisis nos ha hecho más fuertes, la sensación de desamparo nos ha curtido, la frivolidad y la condescendencia de nuestros responsables nos ha dotado de un equipo de protección indestructible con el que nos enfrentaremos a este Gobierno que no nos ha protegido ahora y que tampoco nos cuidaba antes. Por eso señor Lambán y señora Repollés #Novamosaolvidarnos.