La crisis del coronavirus está haciendo tambalear la campaña del espárrago en Aragón. Algunos agricultores de la comunidad han decidido dar el año por perdido y no recoger sus cultivos ante las dificultades para encontrar una salida comercial. La pandemia también está golpeando de lleno a las conserveras, que han visto desplomarse sus ventas.

«Nosotros el 60% de lo que producimos lo vendemos directamente en la planta a los clientes que vienen desde Zaragoza y otras localidades y la restauración representa un 20%, así que nos estamos viendo muy afectados», lamenta el propietario de Conservas Lores, Francisco Lores, que subraya que las pérdidas de estos dos o tres meses no las recuperarán: «La gente no come dos veces; después podrá volver a comprar pero las ventas de ahora se quedan sin hacer».

Además de llevar más de 50 años transformando el producto de una decena de agricultores de la zona del Campo de Borja, Lores cultiva sus propios espárragos en Bureta bajo el sello de calidad navarro. Este año no ha realizado su cosecha. El trabajador argelino que lleva 17 años ayudándole en esta tarea no ha podido venir por la pandemia y las trabas para desplazarse varias personas en el mismo coche acabaron por convencerle. «Si esta campaña sigo transformando es por el compromiso hacia los agricultores que colaboran conmigo y por los restaurantes, a los que no quiero dejar sin suministro», explica Lores, que destaca que el precio que reciben los productores se va a mantener.

En Barbastro, otra zona donde se cultivan espárragos en Aragón, la situación es similar. De hecho, casi ningún agricultor va a recoger. El cultivo de este producto ha caído mucho por las importaciones chinas y peruanas.