El año 2020 ha sido el peor para el turismo de Zaragoza desde que se hacen mediciones. La conclusión es extrapolable al contexto autonómico y estatal, que han seguido las mismas dinámicas. La razón no es otra que la intensa crisis provocada por el coronavirus, que ha tenido un efecto demoledor sobre un sector que en los últimos años había ganado peso e influencia en la ciudad, sobre todo tras la Expo del 2008.

Aunque todavía no se conocen los datos definitivos del todo el ejercicio, el desplome ha sido espectacular y todavía más acentuado en el caso de los extranjeros. En los once primeros meses del pasado año, la capital aragonesa acogió en establecimientos hoteleros a un total de 233.446 viajeros nacionales, lo que supone un brusco descenso de casi el 70% respecto a los 735.292 que recibió en el mismo periodo del 2019, según la Encuesta de Ocupación Hotelera que elabora el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Estos datos son todavía peores si no se contabilizan los 114.128 visitantes que hubo en los meses de enero y febrero, antes del estallido de la crisis sanitaria, en los que el número de turistas que recibió la capital aragonesa incluso registró incrementos en la comparativa interanual.

Sin duda, este ha sido uno de los sectores económicos más golpeados por la crisis generado por la pandemia del covid-19. Hay que tener en cuenta que los establecimientos hoteleros estuvieron cerrados de forma general durante cuatro meses, de marzo a junio, en los que la estadística oficial del INE no registra ni un solo viajero.

Zaragoza, en el foco mediático

A ello se suma que la ciudad apenas ha estado sin algún tipo de limitación de movilidad desde el inicio de la crisis sanitaria. La situación de Zaragoza ha sido incluso peor en este sentido a la de otras grandes urbes españolas y europeas, ya que no tuvo un respiro ni siquiera durante la mayor parte de los meses de verano. En julio fue uno de los principales epicentros de la segunda oleada de contagios que registró la comunidad aragonesa. Eso hizo que estuviera en el foco mediático nacional, lo que le restó más visitantes si cabe y deterioró la imagen de la ciudad como destino turístico.

«Hasta marzo estábamos registrando crecimientos muy interesantes», señala Conrado Molina, director de la sociedad municipal Zaragoza Turismo. Recuerda además que febrero fue un mes especialmente bueno porque se celebró la multitudinaria feria de maquinaría agrícola FIMA. Todo cambió a partir de marzo.

Las oficinas de turismo del Ayuntamiento de Zaragoza son un fiel reflejo de lo que ha sucedido. En todo el 2020 —estuvieron cerradas entre mediados de marzo y finales de mayo— recibieron en torno a 32.500 consultas, cuando solo para la campaña de las fiestas del Pilar del 2019 registraron alrededor de 25.800.

Sin fechas claras para la recuperación

Molina no se atreve a aventurar cuándo llegará la recuperación del turismo y con qué intensidad. «La única certidumbre en estos momentos es la incertidumbre. No sabemos qué va a ocurrir, de manera que no podemos planificar ni a medio ni a largo plazo», afirma. Eso sí, remarca que los servicios municipales de turismo «han estado en marcha en todo momento» y se están preparando para cuando llegue la ansiada recuperación del sector. En este sentido, dice que se ha aprovechado este periodo de baja afluencia para acelerar la digitalización de Zaragoza Turismo.

Desde que comenzó la pandemia, el patronato se ha volcado en impulsar la formación de su personal en márketing digital y en la elaboración de una estrategia sobre esta metodología, así como en la implantación de herramientas de administración electrónica. En este sentido, el director de la sociedad municipal se mostró «muy satisfecho» y agradecido por el trabajo realizado en estos meses por la plantilla del organismo.