La comisión para la reconstrucción económica y social de Andalucía, la gran alianza de partidos que propugnó el presidente de la Junta, Juanma Moreno Bonilla, ha saltado en pedazos antes siquiera de empezar a andar. El acuerdo entre PP y Cs para dar la presidencia a Vox, una formación que se postuló en contra de este órgano, y evitar así que quedara en manos del PSOE ha provocado que tanto socialistas como Adelante Andalucía se hayan desmarcado y abandonen el grupo de trabajo que debía acordar los pasos a seguir para mitigar el impacto de la crisis por el coronavirus.

La formación de ultraderecha fue la única de las que tienen representación parlamentaria en Andalucía que se opuso a la creación de esta comisión, y de hecho en el Congreso de los Diputados tampoco forman parte, con la excusa de que no se podían alcanzar acuerdos con los partidos socialcomunistas. Sin embargo, en Andalucía esa ausencia dejaba en minoría a los socios del Gobierno, PP y Cs, que temían que la comisión acabase quedando bajo control del PSOE gracias a su mayoría junto a Adelante Andalucía, con quien suma 50 escaños frente a los 47 de los socios de gobierno.

Para disimular la jugada, el bloque de derechas apeló a que las formaciones minoritarias tuvieran mayor responsabilidad y protagonismo y a que todos los partidos quedaran representados en este tipo de mesas de trabajo. Pero PSOE y Adelante Andalucía, la confluencia que engloba a Podemos e IU, ya amenazaron con marcharse si la presidencia de la comisión recaía en Vox, como finalmente ocurrió. Argumentaban la desconfianza del partido de ultraderecha a la comisión que debía presidir, y aludían a que busca el enfrentamiento entre ciudadanos, en referencia a las caravanas de protesta de este pasado fin de semana. De nada sirvió, y Manuel Gavira, diputado por Cádiz de la formación ultra, logró el mayor número de apoyos.

El PP y Cs atribuyen la salida del bloque de la izquierda a un berrinche por no haber podido hacerse con el control del grupo de trabajo, pese a que este bloque propuso en un último intento de acuerdo que la presidencia fuera para Cs. Sin embargo, éste no se dio por aludido y se limitó a pedir consenso. Los partidos de gobierno defienden además la generosidad de su propuesta, basada en que cada partido fuera eligiendo de menor a mayor cada uno de los cinco puestos. Así, contraatacaron las críticas por la alianza con Vox esgrimiendo el acuerdo del PSOE con Bildu, y confiaron en que la oposición recapacitará y va a entender la importancia de la comisión.

Pero los ánimos están lejos de apaciguarse. Desde el PSOE cargaron contra el presidente de la Junta, Juanma Moreno, por hacer que la comisión naciera muerta, y pusieron el acento en la debilidad del bipartito. Esta propuesta esconde que la debilidad del Gobierno andaluz le hace buscar eufemismos para no decir lo que ocurre y es que necesitan de la alianza de la ultraderecha, reprocharon, criticando que se haya puesto la alianza para la reconstrucción "a merced del señor (Santiago) Abascal".

Por su parte, Adelante Andalucía lamentó que se deje la comisión más importante de la legislatura en manos del único partido que no cree en ella, al que calificaron además de antidemocrático. ¿Qué reconstrucción se va a hacer dando la presidencia a Vox donde no caben las mujeres, el colectivo Lgtbi, los migrantes y las personas con más dificultades?, afearon. Si la preside Vox, esta comisión dejaría de tener sentido, añadieron, es el único que no genera consenso.

En el lado opuesto, Vox defiende su presencia en la comisión porque quiere, porque puede y porque tiene derecho, asegurando que apoyarán todas las propuestas constructivas. A los partidos de la izquierda les importa menos Andalucía que ostentar la presidencia, afirmó su portavoz parlamentario, Alejandro Hernández