Uno de los aspectos más positivos que deja la crisis sanitaria del coronavirus en Aragón es la multitud de iniciativas ciudadanas que han surgido para ayudar en la lucha contra la pandemia. Es el caso de las puntadas solidarias con las que cientos de personas en Zaragoza confeccionan estos días en sus casas mascarillas de tela para uso no sanitario. Una vez recogidas y esterilizadas, estos elementos de protección se reparten entre aquellos colectivos que trabajan estos días de cara al público, como policías, bomberos, comerciantes, taxistas, cuidadores de dependientes, etc.

La iniciativa parte del grupo Modistas Solidarias de Zaragoza, creado un día después de que el Ejecutivo decretase el estado de alarma. “Recibí la llamada de una doctora del Hospital Clínico que sabía que yo cosía, y me dijo por qué no confeccionaba mascarillas de tela, que no daban abasto y las necesitaban para atender”, cuenta Araceli Sánchez-Paniagua, una de sus impulsoras.

Junto a una amiga y con la ayuda del hermano de esta, pediatra, crearon el grupo de WhatsApp que esa misma tarde sobrepasó el número máximo de usuarios que permite una conversación en esta aplicación, un total de 256. “Fue un ‘boom’ y al día siguiente ya se entregaron más de 800 mascarillas de tela”, asegura.

Incertidumbre

El llamamiento del personal sanitario le llegó a Victoria López, propietaria de una escuela de patronaje en la capital aragonesa, a través de las redes sociales. “Confirmé con una conocida doctora que era verdad, que tenían carencia de material y que buscaban gente que supiera coser o que tuviera academias y talleres para confeccionar mascarillas”, recuerda.

Pese al cierre de su negocio y la incertidumbre de no saber qué sucederá si se prolonga el estado de alarma, Victoria López se puso manos a la obra, contactó con los alumnos de su academia y les pasó los requisitos para confeccionar las máscaras protectoras.

Estas han de tener un tamaño de 21 x 21 centímetros y unas características técnicas específicas. “No vale cualquier tela, tiene que ser 100% algodón y con una densidad de 165 gramos por metro cuadrado para que soporte el lavado a más de 65 grados que se necesita para la esterilización”, indica Victoria López.

Desde que la iniciativa de Modistas Solidarias Zaragoza se incluyera en la web Frenalacurva.org del Departamento de Participación Ciudadana del Gobierno de Aragón, el número de ciudadanos dispuestos a colaborar ha ido en aumento, lo que ha llevado a establecer un protocolo de recogida y entrega de las mascarillas para garantizar la seguridad de los ciudadanos.

“Se ha interesado muchísima gente, incluso de fuera de Aragón, puesto que en sus comunidades no se hace nada similar”, cuenta Araceli Sánchez-Paniagua, que se muestra satisfecha de lo lejos que ha llegado la idea.

“En estos tiempos es cuando más unidos tenemos que estar entre todos, ser solidarios con los que tenemos al lado, con el vecino, cuidar los unos de los otros”, subraya la costurera zaragozana.

Una opinión que también comparte Victoria López, para quien “si todos aportamos nuestro granito de arena, aunque sea haciendo tres o cuatro mascarillas, la suma de todos es muy importante”.

Recogida a domicilio

Para que las mascarillas lleguen desde los hogares hasta las personas que las necesitan se ha habilitado un sistema de recogida a domicilio coordinado por el Centro de Emergencias del 112.

Voluntarios de Protección Civil se encargan de pasar a buscar las mascarillas casa por casa, que después se depositan en el edificio Pignatelli. De ahí son enviadas a la lavandería del Hospital Miguel Servet, donde se esterilizan y desinfectan antes de repartirse entre aquellos colectivos más expuestos a un posible contagio del Covid-19.

“Desde que comenzase la recogida a domicilio, hace una semana, salimos todos los días y visitamos una media de entre 10 y 15 domicilios. En algunos llegamos a recoger más de 100 mascarillas”, cuenta Carlos López, uno de los voluntarios de Protección Civil encargado de las tareas de recogida domiciliaria. En esta labor están implicados dos equipos de dos personas con todos los medios de protección necesarios para evitar cualquier contagio.

Según relata López, las rutas se elaboran a diario en función de dónde se encuentras los domicilios por los que hay que pasar. “Llamamos antes para avisarles, y la mayoría nos mandan las mascarillas por el ascensor, por lo que no es necesario que haya ningún contacto”.

Para este ingeniero agrónomo de profesión es una satisfacción colaborar en esta iniciativa solidaria para frenar el coronavirus y destaca “el valor y el cariño con los que los ciudadanos están confeccionan las mascarillas”, así como el trabajo que está haciendo la ciudad de Zaragoza para superar esta situación.