Este experto en gestión de la salud pública, uno de los fundadores de la Osakidetza vasca, ha convertido su confinamiento en Algorta (Bizkaia), a tres minutos del mar, en un alto observatorio de la pandemia. Y, atendiendo llamadas y correos internacionales, aporta materia gris a esta guerra. "Va para largo", dice quien fue consejero de Salud del Gobierno Vasco, directivo de la OMS y asesor en Estados Unidos sobre sistemas sanitarios públicos y enfermedades crónicas. Y hace dos ruegos clave: unión de los políticos y un estudio científico independiente que, cuando pase todo, investigue sin interferencias los porqués de esta catástrofe.

- ¿Cuándo volveremos a ir por la calle, por los bares y en los trenes como antes?

- Estamos controlando el pico, pero no hemos controlado la epidemia. Esa pregunta es como la del paciente al médico: "Doctor, ¿cuándo me curaré?" Es difícil contestar. Parece que se va confirmando que se desacelera la epidemia. Creo que la mayoría de la gente en mayo entrará en un distanciamiento social intermitente, quizá salir y estar en grupos de cinco, diez, pero hasta que controlemos la epidemia no podremos ir al fútbol, mítines o manifestaciones. No veo a la gente en los bares hasta el verano. Y depende de ir controlando la epidemia, y también de si este coronavirus, como otros, es sensible a la luz y el calor. Si es así, de eso tenemos mucho en España; pero se está estudiando aún. El calor no elimina el virus de la gripe, cualquiera puede agarrar una gripe en verano, pero sí es verdad que en verano progresan mucho menos la gripe y otros coronavirus, como el SARS.

- Esa desescalada del confinamiento, ¿ha de ser primero laboral y sólo después social o lúdica?

- Sí, en el sentido de que hay que hallar un equilibrio entre controlar una epidemia confinando a una sociedad y mantener su pulso económico. Porque dentro de siete meses no se puede tener una desaceleración económica tan brutal que cause más problemas de salud que los que causa la epidemia. La pobreza trae problemas de salud, y los problemas de salud originan pobreza; es un círculo vicioso. El retorno al mundo laboral es para asegurar que no entramos en una dinámica de pobreza importante, como creo que va a pasar en el sur del planeta.

- ¿Hasta qué punto se la juega España? ¿Puede ocurrir que este país salve vidas del Covid-19 pero luego no pueda pagar quimioterapias?

- No. Hay una sensibilización social que abre una ventana de oportunidad para un pacto entre partidos que nos permita no solo añadir más fondos al sistema de salud para prevenir futuras epidemias, también para gestionar el día a día; el cáncer por ejemplo. Pero los que andamos en política de salud sabemos que esas ventanas se abren y se cierran. No duran mucho. En 1918, de la gravísima epidemia de gripe se extrajeron lecciones: una, que en Saint Louis, en Estados Unidos, se entendieron bien los políticos, el gobernador, el superintendente de Educación y la Policía, y allí la epidemia se resolvió más rápido que en ciudades cercanas como Pittsburg o Philadelphia, donde hubo mucha culpabilización entre grupos, y el virus pegó más fuerte. Donde hay unión entre políticos y técnicos todo va mejor, y luego se construye un sistema de salud más poderoso, la segunda lección de la epidemia.

- La culpabilización da de comer al virus

- La culpabilización, el 'blame game' americano. La unión de los actores que han de intervenir es tan importante como un medicamento. Si no hay unión entre los políticos, ¿cómo se le va a pedir a la población que esté unida, y a los profesionales de la salud que den ejemplo?

- ¿Cómo le explicaría a un japonés lo que está pasando en la política española con el coronavirus?

- Le diría que se ha empezado a romper la luna de miel, que duró 12 días, y que es fundamental que el liderazgo sea unificador y que muestre una estabilidad emocional ejemplar. Me gustaría que en España los políticos consigan trabajar juntos al menos un año para que tengamos tiempo de controlar esta epidemia con una vacuna. Necesitamos un año. Ya lo aprendimos con el SARS y el MERS: se necesita liderazgo ejemplar de crisis.

- Cada una de nuestras tres últimas generaciones de políticos demócratas han afrontado una situación grave. En la II República, una guerra. Tras la dictadura, una transición difícil. Ahora, esto. ¿Esta generación joven de políticos es de fiar?

- Antes de la epidemia ya habíamos visto desencuentro entre la política y una población que estaba desconectando. Hoy está más conectada porque está pendiente de lo que hacen los decisores, pero si no ve unión en una crisis como esta se desenganchará aún más. Hay un ejemplo histórico: cuando mataron a Kennedy, en 1963, el presidente demócrata Johnson que lo hizo muy mal con Vietnam pero hizo otras cosas bien- aprovechó el sentimiento de unión tras el asesinato y, con los republicanos, implementó el paquete de ayudas sociales más importantes del siglo en Estados Unidos, mas que los de los Roosevelt. Esta situación da una oportunidad para recaptar la confianza de los ciudadanos. Aquí se podría hacer lo mismo: en este momento necesitamos que alguien sepa captar la unión que ahora tenemos en torno a los profesionales, y convertirla en activo político. No veo que podamos conseguir un plan Marshall con la clásica bronca política que hemos visto en este país hasta ahora.

- ¿Las epidemias son aliadas del populismo?

- Sí, pero también es posible que, como los populistas en general no son procientíficos ni prociencia, la epidemia juegue en su contra. Hablo de Brasil y de Estados Unidos, Bolsonaro y Trump... Es curiosa la pelea entre el populismo y la evidencia científica. Solo tras un mes de negacionismo han empezado a creer y a apoyarse en la ciencia para hacer las cosas. Trump nombró al sobrino de Kennedy, un antivacunas feroz, jefe de vacunación. Los científicos han de desmentir constantemente a Trump.

- ¿Le ha sorprendido que Europa y España no tuvieran capacidad industrial para autoabastecerse de mascarillas y test? Que son mascarillas, no naves espaciales

- Sí. El ser humano tiene en su cerebro un sesgo hacia la normalidad, y ese sesgo ha afectado también a los líderes, incluso los chinos, que han pensado que esto no iba a ser tanto Cuando tocaba arrancar el motor no teníamos los elementos, ni nosotros, ni los alemanes, ni los ingleses Y si hay alguien que sabe cómo moverse para controlar epidemias desde el siglo XIX, esos son los ingleses, y a ellos también les ha pillado fuera de juego. Habrá que hacer un análisis retrospectivo de por qué no tenemos la capacidad industrial para tener rápidamente lo esencial. Yo estoy diciendo en Canadá, Argentina y países de Europa: "Mirad, como esto va para largo, empezad a buscar soluciones dentro del país y que no dependan de mercados exteriores".

- ¿Por qué las últimas epidemias, salvo el ébola, vienen de Asia?

- No es ninguna conspiración. Viruela, polio, SARS, MERS, este coronavirus vienen del mundo animal. Lo que tenemos que saber es que va a haber más, y estar preparados. Cada cuatro o cinco años ha habido un salto del mundo animal al humano. Algunos se han controlado pronto y localmente; este se han convertido en pandemia.

- ¿Y por qué este virus, que quizá tiene milenios de antigüedad, nos asalta ahora, y no en 1520 o en 1801?

- Siempre han saltado los virus, pero, al no estar globalizado el mundo, afectaban a un grupo pequeño, un pueblo en China hace cuatro siglos por ejemplo, y, cuando ya no encontraban víctimas para extenderse, se autoanulaban. En Europa hubo algo más de intercambio, y eso diseminó salvajemente la peste hace 800 años.

- A esos británicos, canadienses y países de Iberoamérica que le preguntan ¿qué les interesa más de la experiencia española?

- Preguntan por qué ha pasado lo que ha pasado en España. Y es difícil de contestar. La respuesta habrá que estudiarla, en vez de formular esas hipótesis de si hubo una manifestación, partidos de fútbol, grupos grandes reuniéndose Eso se verá en un estudio posterior, cuando se ralentice todo. Pero ese estudio habrá de ser independiente: que no sea una cosa de cuotas de partidos. Debe ser un grupo independiente que analice para que aprendamos. Si no aprendemos, no estaremos preparados para la siguiente epidemia.

- ¿Sabe de alguien al que le gustara estar en el pellejo del doctor Fernando Simón?

- Lo ha hecho bien, y se merece bastante más respeto que el que le dan algunos. Eso se reconocerá a posteriori. Una epidemia se puede controlar por control epidemiológico, como el doctor Simón, o con una vacuna. Mientras no tengas una vacuna, estás condenado al control epidemiológico.

- Estados Unidos tiene 27 millones de personas sin seguro médico. ¿Alguno de los planes de Obama que no se han completado habría ayudado para que no pase allí lo que está pasando?

- Obama y su administración apoyaron una reforma de cobertura máxima de los americanos que avanza despacito, y pese a los palos en las ruedas que le pone Trump. Si hubiera seguido el Obama Care no habría hoy muchísimos americanos que van a recibir una factura de hospital que les va a colocar en bancarrota personal, vital. En Europa nadie va a ir a una bancarrota familiar por no poder pagar el hospital. Antes del 'Obama Care', el 63 por ciento de los americanos que entraban en bancarrota no caían por meterse malos negocios, era por facturas de salud.

- ¿Cómo evolucionará la epidemia en Estados Unidos? Porque ya lleva un ritmo pavoroso

- Peor que aquí. Piense en si hubiera seis millones de españoles, muchos infectados, que no pudieran vacunarse o pagarse los medicamentos. En Estados Unidos lo van a pasar mal. Pero en lo que tiene que fijarse más el norte del planeta es en América Latina y África, donde no tienen infraestructura sanitaria suficiente. Habrá que ayudarles sí o sí para hacer frente a las siguientes epidemias. Se lo debemos.