La vuelta al trabajo de la fábrica de Opel en Figueruelas va a suponer un impulso mayúsculo a nivel anímico para todo el sector del automóvil en Aragón. Su regreso evidencia que esta industria comienza poco a poco a reactivarse tras casi dos meses de parón por el coronavirus. Algo que será fundamental para la comunidad, porque no hay que olvidar que de la automoción dependen casi 25.000 trabajadores directos (sin contar con los talleres o los concesionarios). Con todo, hay que tener en cuenta que la planta de PSA ha abierto sus puertas aún a medio gas (con solo un turno de trabajo en la línea del Corsa), lo que hará que sus efectos no sean tan notables por el momento en el resto de las auxiliares del sector.

Para que eso ocurra, para que la factoría de Figueruelas exhiba todo su músculo y su influencia, habrá que esperar a ver cómo evolucionan las ventas de coches, porque lo que está claro es que hoy nadie fabrica automóviles para almacenarlos. El director de Recursos Humanos de la planta, Carlos Iglesias, confió el pasado 16 de abril en que en un periodo de seis-ocho semanas ya estará operando la plantilla completa y todas las líneas, algo fundamental para las firmas proveedoras que trabajan para el Opel Crossland o el Citroën Aircross. Sin embargo, todas las fuentes consultadas tienen claro que pasará bastante tiempo hasta recuperar los niveles de producción de, por ejemplo, el pasado febrero.

«Nadie quiere hacer previsiones; yo creo que se va a ir semana a semana porque dependerá todo de las ventas», subraya el gerente del clúster del automóvil de Aragón (Caar), David Romeral. Por el momento, todas las empresas están trabajando a medio gas, con capacidades de producción de entre el 30% y el 40%, indica Romeral. Así, todo parece indicar que los ERTE continuarán durante una buena temporada igual que ocurrirá en Opel.

Además de la planta de Figueruelas, ayer abrieron sus puertas las que dependen en exclusiva del Corsa, como pueden ser Lear en Épila o Gestamp en Pedrola, o las subcontratas que operan en el interior de la fábrica. Se suman a otras muchas que abrieron hace un par de semanas para atender los pedidos de exportación o suministrar a otros fabricantes como Renault, Volkswagen o Mercedes. Todas ellas están trabajando a medio gas y han incorporado las mismas medidas de seguridad y prevención que Opel. «Vamos a exigir los mismos protocolos en empresas grandes que en pequeñas», asegura el secretario del Metal de UGT Aragón, José Juan Arcéiz.

El que empezó a aplicar ayer PSA fue especialmente minucioso (cada empleado contará con cuatro mascarillas al día, se han instalado cámaras para medir la temperatura, el comedor seguirá cerrado o los trabajadores irán cambiados desde casa, entre otras medidas).

Además, la incorporación de empleados será muy progresiva. Este lunes solo trabajaron 250 personas y este martes lo harán unas 500. Serán las encargadas de preparar la línea del Corsa para que el miércoles unos mil trabajadores comiencen a fabricar coches. Con esta reducida plantilla estará al menos dos semanas, ensamblando unos 400 Corsas al día frente a los 1.200 que fabricaba antes de que el 17 de marzo se parara la actividad.

Ayer, el máximo responsable de la planta zaragozana, Juan Muñoz Codina, instó a los empleados a «protegerse para proteger a la empresa».