El virus mantiene en vilo a muchos aragoneses desde que se conociera que había conseguido colarse, de nuevo, en las residencias de mayores de la comunidad. Ayer se conoció el fallecimiento de otro residente del asilo de Burbáguena, con el que ya son cinco los muertos en este centro desde que se declarara el brote en sus instalaciones, el pasado día 22 de junio. Si bien, fuentes de Cruz Blanca, encargados de la gestión de la residencia, aclaran que tanto esta quinta persona como la anterior tenían patologías previas y que no saben con certeza si la causa de la muerte fue el coronavirus.

Sea como fuere, en la Casa familiar La Inmaculada, como se llama el centro, siguen internos 38 mayores con covid-19 y otros ocho, que están separados, que no tienen la enfermedad. En la residencia advierten que la situación está «moderadamente controlada» y que dentro de poco se cumplirán 14 días desde que se detectase el primer positivo. Cuando pasen las dos semanas se espera que muchos de los ancianos comiencen a negativizar y se recuperen de la enfermedad. Además, hay otros 22 residentes ingresados, de los cuales 19 tienen coronavirus. Son dos hospitalizados más que el domingo.

También hay 17 ancianos sin el covid que fueron llevados al centro intermedio de Gea de Albarracín. Además, de los 40 trabajadores, once han dado positivo, uno negativo, cuatro están aislados y el resto se mantiene a la espera de los resultados.

Con respecto a la denuncia que anunció el Gobierno de Aragón contra esta residencia (que todavía no ha interpuesto), los responsables del centro aclaran que su misión sigue siendo la de «cuidad a los mayores» y que «tienen la conciencia tranquila».

A pesar de ello, la situación podría complicarse porque la asociación Defensor del Paciente ha solicitado a la Fiscalía que actúe de oficio en este caso y que no espere a la denuncia de la DGA. Desde la entidad se basan en «la cantidad de infectados y fallecidos que van en aumento y que entendemos que hubo falta de previsión de medios para la seguridad de los ancianos».

Mientras, los responsables del centro indican que mantienen su aspiración de seguir colaborando con Sanidad y Ciudadanía, y que las relaciones con estos departamentos son buenas. «Si en otras instancias deciden finalmente interponer la denuncia deberán explicar por qué», argumentan.

La consejera de Sanidad, Sira Repollés, manifestó ayer que los servicios jurídicos siguen trabajando en la denuncia contra la residencia de Burbáguena, que seguirá «el curso normal con las particularidades del mes de agosto». Según dijo, «cuando observamos indicio de delito o de grave infracción de la norma nuestra obligación es abrir expediente sancionador».

Por su parte, en Chimillas han conseguido estabilizar la situación y se mantienen en los 53 residentes y diez trabajadores (de los 40 que tiene el centro) contagiados. Hay también ocho mayores hospitalizados y la plantilla se ha reforzado para seguir dando servicio a los internos. «Está todo tranquilo aunque estamos expectantes y tristes», decía el alcalde de la localidad, Miguel Ángel Torres.

Y en Andorra siguen pendientes del resultado de algunos trabajadores más. Por el momento solo han registrado un caso de coronavirus, mientras que los 32 mayores que residen en este centro han dado todos negativo. «De momento, parece que la cosa va bien», aseguraba el primer edil andorrano, Antonio Amador