La residencia de los Hermanos Franciscanos de la Cruz Blanca de Burbáguena está pagando el peor precio de esta segunda fase de la pandemia del coronavirus en Aragón. Según fuentes de la propia residencia, en la madrugada de ayer se produjo el fallecimiento de otro de sus usuarios, lo que eleva a tres las víctimas mortales en este geriátrico. También sigue creciendo el número de personas hospitalizadas, con 15 pacientes ingresados en el hospital Obispo Polanco de Teruel. Otros 14 usuarios han sido trasladados al centro intermedio de Gea de Albarracín y uno al de Casetas, para poder garantizar los aislamientos de todos los ancianos. Quedan 61 usuarios en la propia residencia de Burbáguena, de los que solo once han tenido un resultado negativo en la prueba PCR. Además, se han contagiado al menos nueve trabajadores, ya que todavía hay algunos pendientes de resultados. Una situación «dramática», reconocen desde la fundación Cruz Blanca, para la que están trabajando «con todos los recursos».

«No podemos perder el rumbo: lo primero son las personas y estamos trabajando todo lo que podemos para paliar esta situación», señaló ayer Juan Vela, portavoz de Cruz Blanca, la fundación que gestiona la residencia afectada en la localidad turolense.

La noticia de que el Gobierno de Aragón ha abierto una investigación que podría concluir en la presentación de una denuncia por lo penal ha causado una honda sorpresa entre los gestores del centro, que aseguran que «la relación con el Gobierno de Aragón es excepcional» y que siempre han mantenido una «colaboración estrecha» con la Administración.

Por eso, ante la denuncia anunciada sin comunicar los hechos que serían constitutivos de delito, aseguran que «si hemos hecho algo mal, asumiremos la responsabilidad». Pero Vela reconoce que les hubiera gustado tener conocimiento de la investigación «de manera formal» y defiende que en todo momento han seguido los protocolos sanitarios y han cumplido las medidas de seguridad. «Se pueden cometer errores y todo se puede mejorar, pero no solo en Burbáguena», señaló Vela. Por ahora, quieren conocer el alcance de la denuncia. «Si tienen razón, no recurriremos, pero si no, con tranquilidad y desde las ganas de colaborar, presentaremos nuestra documentación», manifestó.

El brote de la residencia de Chimillas es otro de los que más preocupa en Aragón, y suma ya 56 casos positivos. El alcalde de la localidad, Miguel Ángel Torres, destacó la importante labor que se realiza en el centro y, aunque reconoció que «el número de afectados es grande», la mayoría son pacientes sin síntomas o con patologías leves y eso «es una esperanza».

El presidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán, volvió a matizar sus palabras sobre los trabajadores de las residencias, a quienes mostró su «admiración». Eso sí, volvió a pedir «extremar las precauciones» y reiteró que si un empleado se encuentra mal, «no debe ir a trabajar».