«Hay muchísimas más residencias que ejercen buenas prácticas que malas. Se está haciendo un esfuerzo sobrehumano en muchas de ellas y están cansadas de que les señalen». Habla Gustavo García, coordinador en Aragón de la Asociación de Gerentes de Servicios Sociales. Defiende a capa y escapa el trabajo de los profesionales que se encargan de cuidar a nuestros mayores durante estos días «tan complicados». «Están saturados», dice, y sin el apoyo de las instituciones poco más pueden hacer.

Que haya contagios en las residencias no se debe, dice García, «a la falta de atención». «Son personas mayores, que son las más vulnerables, que viven todos juntos y en lugares en los que entran y salen gente todos los días (los trabajadores de las residencias», cuenta. También pide más apoyo social y equipos de protección (EPIs) para los usuarios y los empleados de las residencias. «Me consta que hay empresas que hacen todo lo que pueden para conseguir, pero ya no hay en el mercado», explica.

García se muestra crítico con las palabras de la ministra de Defensa, Margarita Robles, que dijo el otro día que la Fiscalía estaría vigilante ante la actuación de las residencias. «Si hay una que ha hecho las cosas mal, espero que le caiga todo el peso de la ley encima. Pero no se puede generalizar, porque a los trabajadores, que están doblando turnos, si les dices que la Policía va a examinar su trabajo con lupa no sé con qué animo acudirán a sus puestos», dice e insiste: «les faltan medios de protección, pero no pueden hacer nada más. Se merecen un monumento en cada plaza».

"Si hay residencias que lo han hecho mal, espero que les caiga todo el peso de la ley. Pero no se puede generalizar"

Los empleados de las residencias, explica, van a trabajar a sabiendas del riesgo que corren, tanto ellos mismos como sus familias y los usuarios al poderse contagiar. Y además, durante estos días tienen más trabajo que el habitual. A los cuidados que tienen que realizar rutinariamente se les ha unido ahora el conectar vía videollamada a los residentes con sus familias. «Hay residencias que hacen más de 50 llamadas al día. No dan abasto. Y aún así hay quejas. Hay directores que me llaman llorando para desahogarse porque ya no saben qué hacer», asegura.

Por otra parte, García aplaude alguna de las medidas aprobadas por el Gobierno de Aragón. El Instituto Aragonés de Servicios Sociales (IASS) abrió ayer mismo una bolsa de trabajo para tratar de captar personal para la red asistencial de la comunidad. «Es muy necesario. Los mayores son hoy una prioridad nacional», concluye García.