Vayamos por pasos. Primero nos limpiamos las suelas de los zapatos en lejía diluida en agua. Pie derecho. Pie izquierdo. Avanzamos por una alfombra y, justo al atravesar la puerta, en ese punto donde notas el frío de la calle y el calor del interior, toca desinfectarse las manos. Una vez hecho, nos quedamos quietos para que nos tomen la temperatura y responder a la pregunta clave: ¿Síntomas? Si la respuesta es negativa estás listo para atravesar el triaje que han montado en la puerta del centro de salud de Las Fuentes de Zaragoza, donde extreman las medidas de prevención al máximo porque, como dicen, el virus está siempre ahí, por algún lugar, al acecho.

Los médicos residentes se encargan de la primera atención escondidos bajo unos trajes que incluyen mascarillas, guantes y pantallas. Se encargan de la primera atención de los pacientes con cita que por razones médicas no pueden posponer la visita, y de aquellos que acuden de urgencia. Un triaje que ahora también se hace por teléfono.

La falta de material les ha obligado a echar mano de la imaginación y de los trucos caseros. La coordinadora de Enfermería, Conchita Risco, hace días que montó una lavandería en el centro de salud donde desinfecta con lejía las batas antisalpicadura azules cada día y las pone a secar en un vestuario que está puerta con puerta con la zona de espera de urgencias, reconvertida en la sala de (posibles) pacientes con covid-19 que entran por otro acceso para evitar que atraviesen los pasillos del centro, ahora sin gente.

Pocos son los que acceden al interior porque el trabajo rutinario se realiza por teléfono. El médico de Atención Primaria, Antonio Aísa, destina varias horas al día en hablar por teléfono. También las enfermeras.

Llaman a los que tienen síntomas y a los que no, a los que tienen patologías previas y a los que han solicitado cita. Nadie se queda sin la atención que necesita, ya sea a través por teléfono o de forma presencial, en el centro o en sus casas. Asegura que alrededor de 320 de los pacientes del sector tienen coronavirus. «El 80% son casos leves o asintomáticos», asegura Aísa. «El problema que tiene España es de infradiagnóstico lo que ha provocado que haya muchos portadores que lo no saben y muchos más casos de los que incluyen las estadísticas». «Por eso hay que llevar mascarilla, no por ti, por la gente».

A todos los sanitarios de este centro les toca ejercer de familiar (por no decir psicólogo). Escuchan y escuchan y también se encargan, a través de la trabajadora social, de tramitar los servicios como los menús a domicilio para lo mayores que lo precisan y que están afrontando esta crisis en soledad.

Historias que hacen mella en ellos, obsesionados con no llevar al covid-19 a sus casas. Para mantener el ánimo todos los días cantan Resistiré y están rodeados de carteles con este mismo mensaje. Porque eso es lo que hay que hacer es eso, resistir.