Mallén ha tenido la residencia de ancianos intervenida por el coronavirus hasta el pasado lunes. Ahora crece el temor a que se puedan producir rebrotes por los contagios que se han detectado en localidades cercanas.

¿La situación de la residencia de ancianos ya ha vuelto a la normalidad?

Desde hace más de un mes ya se cumplía la normativa sobre la ausencia de nuevos positivos. Sin embargo, hemos estado en un proceso de cambio en la dirección tras la prejubilación del anterior responsable. Se mantuvo la intervención del Instituto Aragonés de Servicios Sociales (IASS) hasta que se ha terminado el proceso. En todo caso, desde mayo se han detectados patologías y se toman más precauciones porque estamos hablando de población de riesgo. En marzo y en abril la situación fue mucho más compleja, pues faltaban medios. No había ni mascarillas.

¿Temen que se extiendan los contagios que se están detectando en los municipios cercanos?

En muchos pueblos se detectan casos. Aquí conocemos de algunos vecinos que han tenido que estar aislados, sin embargo, no se posee más información por la protección de los datos sanitarios. Ahora la gente se está moviendo, se cambia de comunidad. Es normal estar en alerta.

¿Van a tomar medidas especiales como han hecho en el valle de Tena?

De momento no es necesario. Hablamos semanalmente con el coordinador médico y no nos han advertido de nada. Ya hemos vuelto a la normalidad abriendo el consultorio médico y tratamos de volver a la rutina en la residencia de mayores. Por ejemplo, los usuarios, que son personas mayores, ya comienzan a salir. Es algo importante después de todo lo que han padecido. Eso sí, siempre con prudencia y con todas las garantías posibles.

¿Cómo se ha afrontado esta pandemia?

Ha sido algo muy duro. Cuando toca algo así de cerca es difícil de asimilar. Sobre todo por lo sucedido en la residencia, con mayores que han fallecido sin que sus familiares pudieran realizar el duelo después de pasar varios meses sin verlos. Además, es difícil saber si fallecieron por el covid o por otras patologías.La mayor pena que tenemos es sentir que no se nos atendió bien con el foco de la residencia. Siempre te quedas con la espina clavada de que se pudo hacer más.Hasta los concejales nos tuvimos que meter como voluntarios. La parte buena es que todo el pueblo se ha volcado, colaborando con donaciones o fabricando materiales.

¿Existen planes para reforzar la seguridad sanitaria de la residencia?

El mes de mayo dedicamos el superávit municipal a la residencia, que suponen 80.000 euros más. El edificio es municipal, al igual que la gestión, pues la junta la componen los concejales y el alcalde. Hemos cambiado el modelo para poder realizar más inversiones. Además, la nueva directora se está implicando en profundidad con una nueva forma de trabajar en la asistencia y se cuenta con una nueva enfermera.Para el futuro queremos comprar unas parcelas anexas para que cuente con un jardín.

¿Qué están haciendo para recuperar la economía de Mallén tras la pandemia?

Hemos puesto en marcha un plan de reactivación del comercio y también para ayudar a los autónomos. Necesitamos que se recupere la vida económica y social. No hemos tenido excesivas complicaciones en este sentido, aunque ahora queremos promocionar un bono de ayudas para que se consuma en el pueblo.

¿Temen complicaciones en las cuentas?

Todo lo contrario. Y este es nuestro problema principal. La regla de gasto tiene a todos los ayuntamientos ahogados. Es normal que las grandes ciudades tengan más controles. Pero nosotros generamos superávit y no podemos gastarlo en los vecinos o en mejorar los servicios. No podemos crear empleo público para luchar contra la despoblación, ni promover nuevas obras. En nuestro caso, con un presupuesto de más de dos millones de euros ingresamos todos los años unos 500.000 euros (por impuestos y demás) que no nos dejan usar. Esto se debe a las licencias de obras de los parques eólicos. En el banco el consistorio tiene más de cinco millones de euros parados. Lo que queremos es reinvertir nuestros recursos, no hablamos de especulación.

¿Confían en que se cumplan los plazos con la N-232?

Va muy despacio. La obra tendría que estar terminada en septiembre de este año, pero no creo que se llegue. Al final del verano estará listo el enlace con la autopista. El final de la obra, aunque el plazo marcado es septiembre del 2021, se acabará retrasando un año.