La aerolínea irlandesa Ryanair aumentó un 13% sus beneficios durante su ejercicio fiscal 2020, hasta los 1.002 millones de euros netos, pero advierte de que el siguiente periodo será "difícil" por el impacto del coronavirus, para el que prevé pérdidas y el despido de unos 3.000 trabajadores. Dentro del plan de recorte, Ryanair ya suprimió la pasada semana unos 250 puestos de trabajo en las oficinas de los aeropuertos de Madrid, Londres-Stansted, Dublín y Wroclaw (Polonia).

Michael O'Leary, consejero delegado del grupo, ha señalado que el programa de reestructuración contempla primero el cierre de algunas bases de operaciones "que dan pérdidas" en el Reino Unido, Alemania y España, mientras que más adelante, "si es necesario", el foco podría recaer sobre operaciones en "Italia, Bélgica y Europa central y oriental".

La compañía líder en Europa del sector de bajo coste presentó este lunes los resultados obtenidos en el año hasta el pasado 31 de marzo, cuando comenzó a operar menos del 1% de su calendario de vuelos por la caída de la demanda provocada por la covid-19.

Durante ese periodo, destacó que elevó un 10% sus ingresos, hasta facturar un total de 7.690 millones de euros, a pesar de que la pandemia ha mantenido más del 99 % de su flota en tierra desde mediados de marzo.

Ryanair subrayó que tiene "suficientes fondos" para aguantar los embates de esta crisis sanitaria y económica y aseguró que "saldrá reforzada" cuando pase la tormenta. Mientras, confirmó que "mantiene conversaciones" con "nuestra gente y nuestros sindicatos" para abordar el "cierre de bases" de operaciones, recortes salariales de "hasta el 20 %", suspensiones temporales de contratos y despidos de "hasta 3.000" puestos de trabajo, la mayoría de pilotos y personal de cabina.

Crecimiento del bajo coste

"De cara al próximo año, habrá oportunidades significativas para el crecimiento del modelo de bajo coste de Ryanair, ya que los competidores se reducirán, fracasarán o serán adquiridos por aerolíneas rescatadas por los Gobiernos", señaló la empresa en un comunicado.

En este sentido, O'Leary, ha criticado los esfuerzos efectuados por las autoridades de diferentes países europeos para mantener a flote a las antiguas aerolíneas de bandera nacional, al tiempo que ha amenazado con llevar este asunto ante los tribunales comunitarios.

En su hoja de resultados, la compañía irlandesa recordó hoy que comenzará a operar en torno al 40% de su programa de vuelos habitual a partir del próximo 1 de julio, pero advirtió de que el "contexto competitivo estará distorsionado" por las "cantidades sin precedentes de ayuda estatal" -ilegal en su opinión- concedidas al Grupo Lufthansa, Air France-KLM, Alitalia, SAS y Norwegian, "entre otras".

"En consecuencia -expuso Ryanair-, prevemos que el tráfico en los calendarios de vuelos reducidos estará sujeto a importantes descuentos en los precios y a ventas por debajo de coste por parte de esas aerolíneas que tienen enormes reservas de ayuda estatal".

La aerolínea radicada en Dublín ya adelantó el pasado mes que preveía obtener un beneficio neto de entre 950 y 1.000 millones de euros durante su ejercicio fiscal de 2019/2020, en línea con sus pronósticos más modestos.

Previsiones complicadas

No obstante, O'Leary admitió hoy en un vídeo de análisis que es "imposible" efectuar una previsión de resultados para "los próximos 12 meses", pues "dependen totalmente del número de pasajeros, rendimientos y del levantamiento de las restricciones" impuestas por las autoridades para frenar el coronavirus.

El directivo sí dejó claro que Ryanair registrará pérdidas de 200 millones de euros en los tres meses hasta el final del próximo junio, así como una caída en el tráfico de pasajeros.

En este apartado, Ryanair transportó durante su año fiscal 148,6 millones de usuarios, el 4 % más, aunque ahora estima que el número de clientes caerá en torno al 20 % este año y que no volverá a los niveles de 2019 hasta el verano de 2022.

Así, su objetivo para el próximo año fiscal será transportar en torno a 80 millones de pasajeros, frente a los 100 millones anuales previstos la pasada semana y los 154 millones fijados antes de la pandemia.