La pandemia de coronavirus ha dejado ya más de ocho mil doscientas víctimas en España. Personas que han muerto en los hospitales, en residencias de ancianos, en sus casas. El Ministerio de Sanidad ha elaborado un documento técnico titulado "Procedimiento para el manejo de cadáveres de casos de Covid-19", al que ha tenido acceso EL PERIÓDICO. Redactado por las doctoras Carnicero y Hermida, de la Asociación Española de Anatomía Patológica, el manual, de 13 folios, incluye "recomendaciones" que están "en continua revisión" sobre cómo actuar con los cadáveres de la pandemia.

Fue la cuarta versión de ese documento técnico la que pidió al ministerio el 26 de marzo que se suspendieran los entierros y los velatorios, la decisión adoptada esta semana por el Gobierno. Los especialistas explican en la guía que "el cadáver (de un fallecido por Covid-19) puede constituir un riesgo biológico".

Sin contacto físico

Por eso, establecen unos "pasos a seguir en el manejo del cadáver", que debe ser "transferido lo antes posible al depósito". Antes de su traslado, eso sí, "debe permitirse el acceso de los familiares y amigos, restringiéndolo a los más próximos y cercanos (la orden del Gobierno ha establecido un límite de tres personas) para la despedida, sin establecer contacto físico con el cadáver ni con las superficies u otros enseres de su entorno".

Los tres familiares que pueden acercarse a despedirse de la víctima "deben tomar precauciones de transmisión" del virus y protegerse "con una bata desechable, unos guantes y una mascarilla quirúrgica", según el documento de Sanidad.

En un principio, el manual de patología ordenaba introducir el cadáver en una bolsa sanitaria de traslado, pero dado que en algunas zonas como Madrid esas bolsas están agotadas, se indica que "podrá utilizarse una bolsa impermeable específica para ese fin o dos sudarios impermeables no estancos".

En bolsa y al ataúd

El manual para el manejo de cadáveres indica que deben ser metidos en bolsas dentro de la habitación donde hayan pasado el aislamiento. Luego, esa zona "se deberá pulverizar con desinfectante de uso hospitalario o con una solución de hipoclorito sódico que contenga 5.000 ppm de cloro activo". Cuando el cadáver esté colocado en la bolsa, se puede sacar de la habitación "sin riesgo" para trasladarlo al depósito y colocarlo en un ataúd, según detalla el manual sanitario.

El documento, que maneja, además del personal médico y sanitario, policías nacionales, guardias civiles, militares y otros grupos que han tenido que participar en el descubrimiento o traslado de cadáveres, ha sido dirigido por el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias del ministerio y revisado por el Instituto de Medicina Legal de Madrid y el Grupo de Trabajo de Sanidad Mortuoria. Recomienda "no realizar autopsias" a los fallecidos por el Covid-19 por el riesgo de contagio para el personal forense.

En cuanto a las actuaciones posteriores sobre el cadáver, el documento pide que se limiten "al mínimo imprescindible" y deben ser realizadas "por personal de la funeraria" que haya sido informado de que se trata de una persona fallecida por Covid-19. El Gobierno también siguió las recomendaciones de esta guía cuando esta semana prohibió las "intervenciones de tanatopraxia o tanatoestética" sobre los cadáveres.

Donación de órganos

Los expertos añaden que la manipulación exterior de las bolsas o sudarios con cadáveres no presentan riesgos y que estos pueden introducirse "en un féretro normal" para transportarlos al tanatorio. El estado de alarma permite que los cuerpos puedan enterrarse sin esperar las 24 horas que antes eran obligatorias tras el fallecimiento, lo mismo que la posible donación de órganos y la incineración.

En este último caso, el manual sanitario concluye que "las cenizas pueden ser objeto de manipulación sin que supongan ningún riesgo" de contagiarse de coronavirus. Es decir, los familiares pueden llevárselas si lo desean.