Una nueva sentencia, dictada esta vez por el magistrado del Juzgado de lo Social de Huesca, Eduardo Bernués, condena al Servicio Aragonés de Salud, al Instituto Aragonés de Servicios Sociales (IASS), y a la Diputación General de Aragón (DGA) a proporcionar a los empleados públicos sanitarios del grupo A los equipos de protección individual (EPI) adecuados ante los riesgos de exposición al coronavirus y ante el riesgo de contagio o infección del covid-19.

Se trata de la segunda condena a la DGA por el mismo motivo en un mes, ya que a principios de junio sucedió lo mismo en TeruelEl Ejecutivo autonómico la recurrió entonces y ahora, según han confirmado fuentes de la consejería, la nueva condena también se recurrirá.

Esta vez se vuelve a especificar que, en cumplimiento de lo previsto en la legislación de prevención de riesgos laborales, "en el momento en que las administraciones dispongan de los EPIs, y en función del grado de exposición al riesgo, estos equipos de protección han de proporcionarse a todos" los centros sanitarios, unidades sanitarias, centros socio-sanitarios o sociales, públicos, concertados y privados intervenidos, dirigidos o coordinados, de la provincia de Huesca. El magistrado estima en su resolución la demanda presentada por el sindicato de sanitarios FASAMET contra las administraciones fundamenta su decisión "en las obligaciones que los empleadores tienen en materia de prevención y protección de los riesgos laborales", subrayando que “la seguridad en el trabajo es un derecho esencial”.

Considera que “era absolutamente necesario adoptar las medidas preventivas más exigentes, en un ámbito de protección de la salud pública, no sólo por el riesgo de que el personal sanitario se viera afectado por el virus sino por la propia incidencia en la propagación que tiene el que, el colectivo más expuesto por su profesión, no tuviera los medios necesarios para prevenir el contagio”, añade.

El magistrado reconoce que “es un hecho notorio” que ha existido una situación de desabastecimiento de equipos y medios de protección para el personal sanitario en febrero y marzo, pero apunta también que “desde finales de enero se puso de manifiesto que nos encontrábamos en un contexto de emergencia sanitaria internacional” y que a principios de febrero la OMS avisó "Esto determinaba la obligación del empleador de situarse en una situación de prevención. En definitiva -afirma-, lo cierto es que no se actuó con la toda la diligencia exigible por el empleador para la protección de los trabajadores sanitarios".

Respecto a la vulneración de derechos fundamentales expresa que "el personal sanitario ha desarrollado su trabajo bajo la existencia de un riesgo grave para la salud, por su exposición al agente biológico Covid-19, propiciado por la escasez de EPIS. Dicho riesgo se ha materializado en un alto índice contagios entre el personal sanitario, con mayor incidencia que el resto de la población", esgrime. "Ante esta constatación debo entender que ha existido lesión del derecho a la integridad física, íntimamente vinculado al derecho a la salud en los términos expuestos en la Jurisprudencia constitucional”.

Contra la sentencia ahora dictada se puede interponer recurso de súplicación ante la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Aragón dentro de los cinco días hábiles siguientes a la comunicación de la sentencia.