Mondragone, un pueblo de 28.000 habitantes a 55 kilómetros al norte de Nápoles, donde residen gran número de inmigrantes jornaleros que trabajan en el sur de Italia, vive este viernes con gran tensión la decisión de las autoridades de confinar algunos bloques de viviendas con 43 casos confirmados de coronavirus. La medida, que en las últimas horas provocó choques entre los vecinos y algunos inmigrantes búlgaros, llevó al Gobierno a tomar la decisión de enviar el Ejército a la zona.

La tensión se disparó tras que algunos habitantes denunciaran que los inmigrantes, en su mayoría búlgaros que viven en uno de los edificios, se negaban a cumplir con la orden de quedarse en sus casas y estaban abandonando el lugar. Hubo peleas y momentos de tensión con los vecinos italianos y los bomberos tuvieron que intervenir de la madrugada para sofocar la quema de un vehículo propiedad de un búlgaro.

El ministro del Interior ha enviado un contingente de 50 militares y 70 policías a la zona. El presidente de la región de Campanaia, Vicenzo de Luca, ha advertido que está dispuesto a aislar toda la localidad de Mondragone, de casi 30.000 habitantes, si se llegan a certificar más de 100 positivos con entre 3.000 y 4.000 pruebas. El brote es uno de los más importantes de Italia, que está conociendo un repunte de casos.

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Según los datos difundidos el jueves por las autoridades, Italia sumó 37 muertos en las 24 horas anteriores y 290 contagios, lo que eleva a 34.678 la cifra total de los fallecidos desde febrero por la pandemia. El otro focode contagios actualmente está en la región de Emilia Romaña, con 37 casos en la provinicia de Bolonia y de ellos, 30 tienen que ver con el foco localizado en una empresa de logística de la capital regional, que por el momento solo afecta a trabajadores de la misma.

El episodio de Campania se produce tras meses de relativa calma en el frente de la inmigración. La pandemia, de hecho, ha desactivado en parte el discurso xenófobo de la Liga de Matteo Salvini, quien en los últimos meses ha caído más de diez puntos según los sondeos. Para recuperar ese terreno perdido, Salvini ya ha anunciado su intención de viajar el lunes a Mondragone.

Ante la escasez de mano de obra por el cierre de las fronteras, el Gobierno de Roma también aprobó en mayo una medida que prevé la regularización de centenares de miles de migrantes ya afincados en Italia y que trabajan en el campo o en el servicio doméstico.

La persistencia de situaciones de explotación laboral, la crisis económica y el gran eco dado esta semana a la noticia de 28 inmigrantes positivos por coronavirus que fueron rescatadas en el mar por la oenegé Sea Watch y que ha sido puestos en cuarentena junto a otros 200, ha vuelto a encender los debates. "Los de Mondragone son esclavos, no contagiadores"", escribió el escritor Roberto Saviano en un texto en el que también argumentó que "el sur de Italia es un polvorín".

El problema de la jornaleros explotados es viejo en Italia y no lo ha resuelto una ley del 2016 que castiga a los explotadores. "Hay jornaleros que trabajan interrumpidamente 12 horas recogiendo frutas o verduras por 25 euros al día", denunció el jueves el sindicalista africano Aboubakar Soumahoro. "¿Dónde están los monos?", llegó a decir un empresario, según una conversación interceptada por la policía de Cosenza (sur), en el marco de un megaoperativo que este mes llevó a la incautación de 14 empresas de Basilicata y Calabria y la detención de unas 50 personas acusadas de la explotación de unos 200 jornaleros migrantes.