Un tercio de los zaragozano sufrió problemas anímicos durante los meses de confinamiento producidos por el miedo, la incertidumbre y la situación laboral. Esta es una de las principales conclusiones de la encuesta elaborada por el Ayuntamiento de Zaragoza durante los meses más duros de la pandemia en la que también se deduce que se reforzaron los lazos afectivos y amistosos entre amigos, familiares y vecinos.

El consistorio realizó esta encuesta con 140 preguntas entre 22 de abril y el 7 de mayo para conocer cómo estaban viviendo los zaragozanos la crisis del coronavirus. Lo hizo de cara a futuros confinamientos y con el ánimo de poder reaccionar más rápido. La forma de afrontar la cuarentena fue de lo más variada, ya que dependía de las circunstancias de cada uno, tanto personales, como laborales y familiares.

El profesor de Geografía y Ordenación del Territorio de la Universidad de Zaragoza, Ángel Pueyo, que ha participado en el análisis de los datos, explica que los barrios más jóvenes, como los del sur, con más población universitaria y formada académicamente, fueron los que menos sufrieron durante los meses de encierro y que tuvieron una actitud mucho «más positiva». Mientras que un 35% de los 5.397 encuestados admitió que tuvo problemas relacionados con la salud, el estado anímico o la incertidumbre por la situación económica o laboral, también un 35% decía que afrontaba el futuro con optimismo. No obstante, el 70% de los preguntados admitió que le preocupaba el futuro.

MAS MIEDO / Los barrios tradicionales, con mayor población envejecida y de mayor riesgo, mostraron más miedo al coronavirus y al contagio, comenta Pueyo. Esta sensación también se concentró en el centro, donde hay un alto número de personas con negocios que se vieron afectados por la crisis sanitaria y que se enfrentaron el confinamiento bajo la incertidumbre del futuro de sus establecimientos. «La situación varió mucho entre aquellos que con negocios y los que viven de pensiones, ayudas o subsidios, que están a acostumbrados a sobrevivir con un fijo que no ha variado durante la crisis», explica el profesor universitario. La mayoría de los hogares (43%) tenía unos ingresos entre 1.000 y 2.000 euros, y el 40% eran asalariados.

Esta inseguridad también acechaba a aquellos afectados por un ERTE, que no sabían cuándo volverían al trabajo, lo que explica que el 40% admitiera sufrir por la incertidumbre. La realidad era tan cruda que el 70% de los preguntados decía que había que apoyar a las empresas que se comprometieron durante la pandemia. También a los cuerpos de seguridad, a los servicios sociales, sanitarios, y de atención a los mayores o a las pymes.

La crisis sanitaria ha provocado un cambio importante en los modelos de gasto, con un incremento en los costes en alimentación, vivienda o gastos corrientes, y una cierta polarización en la variación de los ingresos o en la capacidad de los ahorros. De hecho, el 25% de los encuestados admitió que tenía problemas para ahorrar.

TELETRABAJO Y DEPORTE / El día a día estuvo marcado por el trabajos, las actividades en el hogar y las distracciones. Y claro está, por el tipo de vivienda. La inmensa mayoría de los encuestados (64%) decía vivir en un piso entre 65 y 90 metros cuadrados con terraza o balcón donde poder airearse, mientras que un 17% carecía de ellas. Los había en peor situación, con casas muy pequeñas, con ventanas que dan a un patio de luces o un espacio precario. Solo un 0,5% de los que participaron en la encuesta residía en un chalet y un 20% hacinados, en pisos sin zonas comunes y sin ningún tipo de privacidad.

La habitabilidad de los hogares y su tamaño repercutió en la convivencia, que variaba según el número de personas que se encontraban en la residencia confinadas. El 20% de los preguntados vivía con más de cuatro personas y el 80% lo hacía en familia.

El teletrabajo se convirtió en la solución para la inmensa mayoría de las empresas. También los barrios más jóvenes y con más universitarios han sido los que han podido hacerlo, mientras que los tradicionales y consolidados, con más población envejecida y migrante han sufrido las consecuencias de la brecha digital.

La salud ha sido otro de los temas que más ha preocupado a los zaragozanos. Muestra de ello es que un 20% respondió que practicaba deporte en casa, mismo porcentaje que no lo hacía y sentía que tenía una vida menos saludable. Otro aspecto que afectaba al estado anímico que, por otro lado, en la mayoría de los casos sufrió distintas fases.

El miedo, la soledad o la tristeza fueron los sentimientos más habituales y la familia fue el cauce para apaciguarlos. La encuesta también revela que se fortalecieron los lazos entre las familias, los amigos e, incluso, entre los vecinos. Más del 30% se preocupó por los seres más cercanos y el 50% incrementó sus relaciones personales y participó en actividades solidarias, uno de los pilares del confinamiento y que ha sirvió para ayudar a los más perjudicados por la crisis.

El 70% aceptó la decisión de confinar a toda la población

El concejal de Participación y Relación con los Ciudadanos, Javier Rodrigo, destacó de la encuesta elaborada por el consistorio zaragozano durante los meses de encierro que el 70% de los encuestados aceptó la decisión de confinar a la población y, además, estaba dispuesto a cumplirlo. Misma cifra que, por otro lado, admitió que deseaba que terminase este periodo para poder recuperar su vida y viajar. La encuesta ha sido todo un éxito y nunca antes había participado tanta gente en un proceso así. De hecho, para que el resultado fuera representativo se calculaba que tenían que responder 2.393 personas y finalmente lo hicieron 5.397, un «récord» en el consistorio zaragozano, aseguró. Este cuestionario es solo el principio del programa Impulsando Zaragoza frente al covid-19 que quiere poner en marcha la concejalía en el Consejo de Ciudad con el ánimo de favorecer el debate y aportar nuevas ideas para la salida de la crisis social y económica. Rodrigo indicó que pretende poder aportar nuevas medidas al proyecto para el futuro que pactó el equipo de Gobierno de PP-Cs con el PSOE y Podemos pese a que Vox abandonase la negociación y ZeC votase en contra. Por ahora todavía tiene que formalizarse el grupo de trabajo.