Aragón registró en el 2020 un incremento tanto del número de testamentos como del número de personas que firmaron escrituras respecto a los datos del 2019. Según los registros del Colegio Notarial de Aragón, 17.694 personas hicieron testamento en el 2020 frente a las 16.705 que tomaron la misma decisión en el 2019. Mil personas más, a pesar de que las notarías vieron reducida su actividad general un 10% respecto al ejercicio anterior. A pesar del confinamiento estricto entre marzo y mayo, más aragoneses decidieron definir su legado en el año de la pandemia.

«Cuando vemos la muerte como algo cierto a nuestro alrededor, más personas, y generalmente más jóvenes, optan por redactar su testamento», explica Dámaso Cruz Gimeno, decano del Colegio Notarial de Aragón. «Durante más de dos meses, con el confinamiento, la actividad de los notarios estuvo limitada como servicio esencial a actuaciones de urgencia. Eso hizo que la actividad en general cayera en torno al 10%, pero no vemos esa misma proporción en los testamentos», indicó.

En Aragón se pueden realizar «testamentos mancomunados», entre dos personas. Por ello, la cifra de escrituras es menor a la del número de testadores. En el 2020 se redactaron en la comunidad 12.418 testamentos frente a los 12.159 del 2019 y los 12.279 del 2018, según los datos del colegio.

Con el incremento de la mortalidad a causa del coronavirus, con más de 3.300 fallecidos en Aragón, era esperable un incremento en el número de herencias. Sin embargo, este no se ha producido. Según el balance anual, en Aragón se aceptaron 10.344 herencias en el 2020 frente a las 11.086 del 2019. «Esta bajada obedece más a que durante el primer estado de alarma solo se firmaron actuaciones de urgencia, y es previsible un repunte importante en el 2021», asegura el decano.

Pese a la incipiente crisis económica que deja el covid-19, no se ha observado un aumento de las renuncias a estas herencias por no poder hacer frente al coste que conlleva. «El año pasado se renunció a 996, frente a las 1.106 renuncias del 2019 y a las 1.085 del 2018; no es un dato significativo».

La vivienda

Por otro lado, la pandemia ha disparado hasta cifras récord el número de viviendas transmitidas mediante una herencia, hasta marcar su récord histórico en España en noviembre, y situar a niveles nunca vistos este tipo de operaciones en Madrid y Barcelona. Sin embargo, estos datos no se reflejan en la evolución de las transmisiones en Aragón, pues en todo el 2020 solo se tramitaron, según los datos que ofrece el Instituto Nacional de Estadística (INE), 4.719 cesiones frente a las 6.192 del máximo histórico registrado en el 2017.

La serie mensual aragonesa durante el 2020 marca su tope en agosto con 531 herencias de vivienda, después de marcar el mínimo histórico en mayo con solo 137, coincidiendo con la parálisis del sector y de la economía en su conjunto fruto del confinamiento domiciliario.

Desde el Ejecutivo autonómico señalan que el análisis de este tipo de datos se tiene que hacer con precaución, pues buena parte de los trámites administrativos estuvieron condicionados durante ese periodo. Y además se han producido moratorias que hacen provisionales algunas de las cifras.

Por provincias, es Zaragoza el territorio en el que más hogares pasaron de mano durante el año de la pandemia, con 3.084 operaciones. Una cifra más baja que la marcada en el 2019, con 3.524. En la provincia de Huesca en el 2020 hubo 1.100 herencias de vivienda tras haber marcado su máximo histórico en el 2019 con 1.426 cesiones familiares. En Teruel la pandemia se ha cerrado con 535 herencias, frente al máximo anual del 2012, con 796 cesiones.

A falta de cifras definitivas se espera que el incremento de fallecidos y el consecuente aumento de las herencias traerá al sector inmobiliario nuevas oportunidades en el mercado de la vivienda, al que también se incorporarán otras que estaban destinadas al alquiler turístico, o locales reconvertidos en vivienda a raíz de la crisis que vive el sector servicios.

El confinamiento estricto elevó el número de escrituras hechas a mano

El Colegio Notarial de Aragón detectó también un incremento de los testamentos ológrafos -escritos a mano y firmados por el testador-- durante los meses de confinamiento más estricto de la pandemia, principalmente, desde marzo hasta mayo. Según explica el decano del Colegio Notarial de Aragón, Dámaso Cruz Gimeno, «en los meses de confinamiento más duro aumentó el número de testamentos ológrafos, escritos de puño y letra por los testadores». Estos documentos, añadió, «se utilizan en el caso de que la persona fallezca y tienen validez como documento de últimas voluntades». Sin embargo, si no se produce el fallecimiento, lo que suele ser habitual es que se traslade el contenido del testamento ológrafo al documento que habitualmente se firma en las notarías, aunque también puede conservarse el testamento ológrafo.

Durante el primer estado de alarma, las notarías fueron consideradas servicio público esencial pero tan solo para determinadas actuaciones urgentes, por lo que la mayoría de las oficinas no estaban abiertas al público en general y la mitad de las plantillas teletrabajaba. En esas semanas, recuerda Cruz Gimeno, fueron varios los despachos que «recibieron llamadas de personas mayores que no podían salir de casa, y dictaron por teléfono su testamento al notario».

Las notarías aún no han recuperado la normalidad, ya que al limitarse las reuniones sociales a seis personas, algunos trámites deben efectuarse por poderes u otorgamientos para evitar aglomeraciones.