La crisis económica desatada por la paralización del país con motivo del confinamiento de la población para doblegar la curva de propagación del covid-19 también está teniendo sus efectos en el comercio online. Por un lado, los supermercados que mantienen la oferta a través de Internet están multiplicando sus ventas. En la otra cara de la moneda se encuentran las compras de productos que no se encuentran en esa lista de «primera necesidad», y que han caído en picado en cuestión de días. Del mismo modo, se han reducido «a la mitad» los pedidos a los repartidores a domicilio.

En el ámbito de la alimentación, Mercadona decidió ya la pasada semana suspender todos sus pedidos por internet así como el reparto a domicilio ante la avalancha de solicitudes. En Alcampo, donde sí mantienen este servicio, han detectado un «incremento» de la demanda y aunque reconocen que «en algún caso el servicio puede verse demorado, continúa». Los datos más importantes del incremento de compras online en el ámbito alimentario son los que aportaron ayer a este diario desde El Corte Inglés, donde «los pedidos de alimentación se han multiplicado por cinco o por seis en comparación con la misma semana del año pasado», indicaron fuentes del centro comercial. En otros sectores, han triplicado las ventas online respecto al pasado año y, para gestionar este incremento de la demanda en los supermercados y en los pedidos a domicilio, están reforzando la plantilla con trabajadores de otras plantas que ahora se encuentran cerradas.

Sin embargo, este buen comportamiento de las ventas por internet no parece generalizado, a tenor de la paralización del sector que detectan los transportistas y otros ‘reyes’ del mundo de la red, como las aplicaciones de reparto de comida a domicilio y sus trabajadores-colaboradores.

En el caso del transporte de paquetería y mercancías, una de las principales compañías aragonesas, Transportes Callizo, ha registrado una caída de pedidos de entre entre un 20% y un 40% tan solo en la última semana. Su director general y quien fuera presidente de CEOE Aragón, Fernando Callizo, explicó que «se está produciendo una caída paulatina de la actividad y también de las compras por internet, el consumo se está reduciendo drásticamente y la gente está ahorrando, por si esto se alarga». «El lunes fue un día normal, porque todavía recibimos los pedidos del viernes, previo al estado de alarma, y sin embargo hoy (por ayer) estamos trabajando al 80% de un día habitual en el transporte de mercancías y un 60% del transporte domiciliario». Tanto es así, aseguró, que de continuar esta línea descendente, será inevitable «ajustar las plantillas en función del volumen de trabajo que tengamos», aunque incidió en que «por ahora», esa opción «no está sobre la mesa».

Según los datos de Glovo a nivel nacional, los pedidos de reparto de comida y otros productos a domicilio se han reducido un 50% en España, mientras han aumentado las demandas de productos de parafarmacia.

EL TESTIMONIO DE UN 'RIDER' EN DÍAS DE CUARENTENA

Un 'rider' zaragozano, que prefirió conservar su anonimato, explicó que este miércoles, en más de seis horas trabajando no recibó ningún pedido, mientras que el miércoles de la semana pasada efectuó 14 servicios en cinco horas de trabajo, lo que le supuso una ganancia de 75 euros. «Vemos una diferencia abismal y no nos queda otra que pasar más horas en la calle intentando captar pedidos», señaló. «Estamos expuestos al virus, pero si queremos sacar algo, no nos queda otra que pasar más horas recorriendo las calles», indicó, y recordó que las solicitudes les llegan por geolocalización por cercanía al usuario que efectúa la demanda.

Antes de la puesta en marcha del decreto ley de estado de alarma, en su aplicación contaban con entre 120 y 130 restaurantes que realizaban el servicio a domicilio a través de sus pedaladas por toda Zaragoza. Sin embargo, desde el pasado sábado, tan solo quedan una docena abiertos, por lo que las peticiones se han reducido drásticamente.

Para tratar de protegerse frente al covid-19 y también inspirar más confianza a los clientes, este repartidor se protege con mascarilla y guantes, y además evita quitarse el casco cuando entrega los pedidos. "Desde la empresa nos dan la opción de abonarnos el coste del material de protección, así como un soporte sanitario en caso de contraer la enfermedad", explicó. Pero con la ciudad paralizada, por el virus y por el miedo al contagio, el sustento de los 'riders' cada día se torna más complicado.