A finales de abril, Binéfar saltó a las portadas por la virulencia del contagio de covid-19 en dos mataderos industriales de la localidad, de casi 10.000 habitantes. Desde entonces, su ayuntamiento ha movilizado todos sus recursos para combatir la pandemia, según cuenta Alfonso Adán, alcalde de la localidad.

-¿En qué situación se encuentra en la actualidad Binéfar?

-Tras los focos que se detectaron en las industrias cárnicas, del primer susto que dieron los primeros tests, con cerca de 480 positivos, se bajó a 40 positivos al realizar los PCR. De ellos 10 no eran de la localidad, con lo que el ratio bajó mucho. Estos pacientes lo están pasando de forma controlada. Luego nos dimos el sofocón con las residencias. Se han derivado los pacientes a donde corresponde y se está haciendo el seguimiento. Por todo esto, a día de hoy, lo primero es pensar que no ha pasado la crisis sanitaria.

-¿Se puede decir que lo peor ha quedado atrás?

-La situación está controlada. Hay normalidad tras los casos que se produjeron y estamos más o menos como el resto de poblaciones. Lo que sí hay que tener en cuenta es que se debe mantener la distancia de seguridad y cumplir la normativa sanitaria. Se lanza el mensaje de que todos tenemos que ser prudentes y respetuosos y llevar autoprotección. No es cuestión de sanciones, sino de concienciación.

-¿Se ha hecho un análisis de por qué se produjo ese mayor impacto inicial en Binéfar?

-Yo tengo mis dudas de que fuera así. En Binéfar se han hecho muchísimos tests, y si en una población similar se hiciera el mismo número, tendríamos que ver también cuántos positivos salen. Por otro lado, las pruebas se centraron en las empresas con gran número de trabajadores. Por lo tanto, igual habría que haber hecho lo mismo en otras empresas similares de la comunidad. Tengo constancia de que el sector en España y en países como Estados Unidos tiene miedo. En resumen, en Binéfar ha sido donde más se ha controlado y eso es bueno porque se ha hecho gran cantidad de tests y se ha focalizado mucho.

-Esos desvelos iniciales se han tenido que traducir en una situación de mayor tranquilidad.

-Cuantos más tests se realicen, mejor se localizan los focos. Puede haber muchas personas que la pasan en sus casas y quizá no se llegue a saber que la han pasado.

-En Binéfar hay mucha población flotante y trabajadores que van y vienen en el día.

-Al ser una localidad con una fuerte industria agroalimentaria, aunque ha habido confinamiento, la economía ha seguido funcionando entre un 70% y un 80%, pues es una actividad esencial. Han cerrado los comercios y la hostelería, pero el sector agroindustrial no ha parado casi nada, lo que ha mantenido el flujo de trabajadores de otras provincias y comarcas y ha podido facilitar la llegada de brotes de otros sitios. En una industria hubo varios positivos y resultó que la mayoría eran de Lérida. Ahora se nota que la gente ya sale más y se están cumpliendo las normas, de forma que estamos como el resto del territorio aragonés.

-Ha preocupado mucho que haya trabajadores extranjeros que viven en malas condiciones.

-Eso se ha dicho, pero en los controles de empadronamiento se comprueba la habitabilidad de la vivienda y se está en contacto con los servicios sociales. Y, en efecto, se dan casos en los que viven varios trabajadores en una casa, cuatro o cinco, pero en las mismas condiciones en que pueda hacerlo una familia.

-El ayuntamiento se lanza a dinamizar la economía local.

-Todos los grupos municipales acaban de aprobar un plan conjunto destinado al sector comercial y a la hostelería, que en algunos casos han sufrido un parón total. Va a incentivar a las empresas que se han visto obligadas a cerrar o a las que se les haya reducido un 50% la facturación. El objetivo es compensar gastos. Tiene dos partidas, una de 400.000 euros para subvenciones y otra de 250.000 euros para pequeñas obras municipales. Hay que dinamizar el tejido económico y para eso tiene que haber dinero público que complemente al de otras administraciones.

-¿Se ha visto muy afectada la vida de los binefarenses?

-Los vecinos han estado confinados y son los que más han podido sufrirlo. Ahora, con la desescalada se está volviendo a la vida cotidiana. Se ve mucha más gente que sale a pasear. Se ha peatonalizado parte de la avenida de Aragón para facilitar los paseos y la colocación de terrazas, para que no haya aglomeraciones.