La Universidad de Zaragoza y la Universidad San Jorge concentrarán las clases presenciales de sus alumnos por semanas, de modo que los estudiantes se organizarán en grupos «lo más parecido posible a una burbuja» y asistirán a clases presenciales una semana, mientras el resto de sus compañeros seguirán la formación a través de internet. La siguiente semana, será otro grupo el que asista al campus, mientras los demás siguen la enseñanza telemática desde casa. Los rectores de la Universidad de Zaragoza, José Antonio Mayoral, y de la San Jorge, Berta Sáez, se reunieron ayer con las consejeras de Sanidad, Sira Repollés, y de Ciencia, Universidad y Sociedad del Conocimiento, Maru Díaz, en el departamento de Sanidad, para ultimar los protocolos de vuelta a las aulas que ambos campus prepararon a finales de curso.

Como ha ocurrido en el resto de etapas educativas, la evolución de la pandemia y el incremento de la incidencia del virus ha obligado a introducir algunas modificaciones en el protocolo inicialmente previsto. La más importante es que los alumnos, en lugar de alternar por días la enseñanza presencial y telemática, lo harán por semanas. El motivo es puramente sanitario y responde a una de las recomendaciones de la consejera Repollés en la reunión celebrada ayer: que se pueda garantizar la «trazabilidad» de los contactos estrechos cuando se produzca un caso positivo de covid-19. Porque si algo está claro es que habrá contagios. Así lo dijo la consejera Maru Díaz: «Habrá casos, pero estamos preparados para dar respuesta. Queremos transmitir tranquilidad y seguridad a toda la comunidad universitaria».

Cuando se diseñaron los protocolos, se previó la semipresencialidad dividiendo cada aula en grupos que irían a clase un día sin otro. Con el nuevo sistema, cada grupo asiste durante una semana.

Con el modelo de semipresencialidad, se garantiza asimismo la reducción de aforos al 40%, lo que permite también cumplir con la distancia de seguridad. El uso de la mascarilla será obligatorio y, además, se pide la colaboración de los estudiantes para aplicar las medidas de distanciamiento social también fuera del aula. «Todas las medidas están dirigidas a minimizar la posibilidad de contagios en clase, reduciendo el número de contactos estrechos, pero fuera del aula solo podemos recomendar y pedir responsabilidad individual y colectiva», manifestó el rector de la Universidad de Zaragoza, José Antonio Mayoral. La consejera Díaz insistió en demandar ese compromiso de los estudiantes: «Cuando estás en los pasillos, en el café de antes de entrar, cuando estás en el campus, es fundamental la responsabilidad individual porque es donde se producen los contactos».

SIN SALA DE ESTUDIO DE NOCHE

Precisamente para minimizar el riesgo de contactos, el campus público ha decidido cerrar las salas de estudio en horario nocturno. «Sabemos que es una medida que no va a sentar bien, pero debemos evitar al máximo los contactos, ya no solo en la propia sala, sino los que se producen después», manifestó Mayoral.

En la rutina diaria, se reducirá en algunos minutos la duración de las clases para garantizar la ventilación. Un parón entre clase y clase que durará al menos «10 minutos con el aula vacía», dijo Mayoral. También se han previsto «zonas de aislamiento» en cada facultad para que los posibles casos positivos se confinen hasta que puedan trasladarse a su domicilio. Un coordinador de covid-19 velará en cada facultad por situaciones como esta.

Además, estos protocolos se tendrán que adaptar por titulaciones e incluso para cada asignatura. Y es que no es lo mismo una titulación con 300 alumnos por clase que otra en la que asisten 50. Ni una materia obligatoria que otra optativa, en la que incluso se prevé que se pueda garantizar el 100% de la presencialidad al reducirse notablemente el número de alumnos. Con todas estas variaciones, diseñar horarios ha sido «muy complicado», y tanto los rectores como la consejera subrayaron la «complejidad» del sistema. Sin embargo, aseguraron que cuando comience el curso, «todos los estudiantes sabrán cuándo tienen que ir al campus, cuándo no, y cómo deben actuar en cada asignatura».

A todas estas medidas, en el campus privado añaden otras, como el escalonamiento de los accesos. «Hemos previsto el acceso escalonado a los edificios con medidores de temperatura voluntarios y también los accesos y salidas a las clases serán escalonadas», manifestó la rectora Sáez.

EL RETO DE LA PRÁCTICAS

Queda por definir, todavía, cómo se adaptarán las prácticas de los alumnos fuera del campus. Los ejemplos más claros, como las titulaciones de Ciencias de la Salud o Magisterio, todavía tienen que concretarse en los próximos días. La organización de las clases prácticas dentro de cada materia, señaló el rector Mayoral, también es compleja, pero se efectuará del mismo modo, concentrando la realización de prácticas en una semana para cada grupo. «En lugar de trabajar durante una semana, se tratará los distintos grupos la misma materia durante una semana, un grupo trabajará a lo largo de la semana varios temas», explicó.

Pero más allá de las aulas, el mundo universitario cuenta con muchos espacios comunes, como las cafeterías o los colegios mayores. Las primeras podrán abrirse con turnos de comida y limitación de aforo. En los segundos, se destinará «al menos el 5% de su espacio total» a zonas de aislamiento para estudiantes con covid-19 que prefieran pasar la cuarentena en el colegio mayor. Pero todavía hay pendiente una reunión con los representantes de estudiantes, los directores de los colegios mayores y la Consejería de Sanidad, para perfilar cómo será el regreso a estos espacios de convivencia estudiantil.