Las Cortes de Aragón, como representación política de la sociedad aragonesa, no han podido ser ajenas al coronavirus, que ha contaminado la actividad parlamentaria hasta el punto de ser su único protagonista en la recta final de este primer año de la X Legislatura, culminado con un pleno el pasado 10 de julio. Pero este fue, de hecho, el único que se aplazó durante todo el estado de alarma, y las cifras dan cuenta de que la actividad parlamentaria, aunque ralentizada, conservó un ritmo al final no tan distinto al de otros años, en global.

Durante el estado de alarma, en el que las Cortes se cerraron al público pero la actividad continuó, salvo un breve paréntesis de adaptación, por vía telemática, se tramitaron 737 iniciativas parlamentarias. Las más abundantes, solicitudes de comparecencia de los consejeros o el presidente del Gobierno de Aragón, 306, prácticamente todas, salvo en las últimas sesiones, centradas en la pandemia. Pero también hubo 175 proposiciones no de ley, 201 preguntas parlamentarias, o 36 interpelaciones. Además de la convalidación de los tres decretos leyes sobre la pandemia y la reactivación impulsados por la DGA.

La vía del decreto ley se ha impuesto por la agilidad requerida para tomar medidas contra el avance de la covid-19 y sus consecuencias, reconocida incluso por la oposición. No han faltado críticas por aprovechar este mecanismo, y el apoyo casi unánime a la estrategia aragonesa para la recuperación, para incluir asuntos ajenos a este documento. Pero a la postre, los decretos han sido convalidados y serán la guía de la actuación del Gobierno. Y pese al aumento de la promulgación de esta vía legislativa urgente, solo fueron tres durante la pandemia, ocho en total en este primer año de la legislatura. Los mismos que se aprobaron en el último año de la anterior, aunque aquellos tuvieron más que ver más con flecos que quedaron del ejercicio, como partidas económicas para pagar a los funcionarios, subvenciones a PSA o un mecanismo para poder recuperar leyes caducadas.

SIN LEYES / Las leyes son, precisamente, lo que más se ha visto afectado por la pandemia. En este segundo semestre no se ha aprobado ninguna ni ha habido ningún proyecto ni proposición, salvo la de la rebaja de impuestos para el juego y las grandes superficies y la de la reforma del Ingreso Aragonés de Inserción aprobadas en el último pleno. De hecho en todo el primer año solo hubo una ley aprobada, la de presupuestos de este 2020. Todo un hito, al ser aprobada antes de final de año, pero malogrado por la irrupción de la pandemia, que dio al traste con las cuentas previstas (que para la oposición ya eran dudosas) y obligar a una reforma que sigue sin estar clara.

El virus obligó a paralizar otros proyectos pendientes como la reforma de la ley de vivienda o la de emergencias, forzada por la catástrofe que estaba llamada a ser la protagonista del ejercicio, la de la borrasca Gloria, antes de que irrumpiera la pandemia mundial. También la ley de cambio climático o la reforma del ICA. Otros grandes proyectos de anteriores legislaturas, como la de Renta Básica, se han arrumbado definitivamente, si no lo estaban ya, a raíz de decisiones estatales también forzadas por la pandemia, en este caso la introducción del Ingreso Mínimo Vital (IMV).

Ha sido una ley de un calendario legislativo que era ambicioso, con 38 leyes y 151 decretos este año, según la intención del Gobierno de Aragón, para este 2020. Cierto es que quedará la mitad, pero tal como pintan los rebrotes no parece que la situación vaya a normalizarse por completo tras el verano como para dar salida a semejante caudal legislativo.

No es que los grupos del cuatripartito lo necesiten con su mayoría, pero habrá que ver con qué actitud vuelven los grupos de la oposición tras el verano. El inicio de la legislatura queda lejos, pero fue convulso. La oposición, al menos la de derechas, no se tomó precisamente a bien que terminara cuajando la difícil opción del cuatripartito. Y gran parte del curso discurrió con iniciativas destinadas precisamente a poner de manifiesto las contradicciones internas del Gobierno «centrado, moderado y transversal». Que no son pocas, en materia fiscal, medioambiental o de modelo territorial, entre otras.

Pero la pandemia casi obligó a la unidad, aunque no lo parezca en el Congreso. Las Cortes tomaron buena cuenta de ello y los grupos políticos acabaron acordando la estrategia aragonesa de la recuperación. Pero en las últimas sesiones, tanto el PP como IU han dejado claro en la Cámara que este apoyo no implica que el Gobierno vaya a hacer lo que quiera sin por lo menos informarles.

De este acuerdo se salió Vox, la novedad de esta legislatura en la Cámara. Su actividad ha estado muy marcada por su agenda nacional y ha tenido su reflejo en las declaraciones institucionales: solo ha habido una, en solidaridad con los afectados por la gota fría, sin consenso sobre la violencia machista o la inmigración.