El coronavirus ha comenzado a cambiar la vida de los ciudadanos. Primero fue China, luego se extendió a Italia y ahora España parece haber sucumbido a un virus que lo infecta todo. El martes 10 de marzo será recordado como el día en el que la rutina y la normalidad se esfumaron hasta no se sabe cuándo, el día en el que empezaron a cambiar muchas cosas.

El Ministerio de Sanidad contabiliza ya 1.677 casos en España (400 más que el día anterior) y un total de 35 fallecidos, unas cifras que muestran la evolución de la epidemia -hay también 135 dados de alta, que parecen pasar inadvertidos en medio de la histeria de cifras- y marcan un punto de inflexión para el Gobierno y para el conjunto de la sociedad. En Aragón, la tendencia sigue al alza hasta sumar 39 contagios y mantener solo tres fallecimientos, según el último parte del Salud. Las comunidades más afectadas hasta la fecha son Madrid (782 casos), País Vasco (195); La Rioja (144) y Cataluña (124).

Pero lo que más opiniones genera son las medidas, tan distintas, que se adoptan desde la Administración. ¿De contención o incontinencia?, se puede preguntar el ciudadano. A este lo que le llegan son medidas de calado que incluyen la prohibición de volar desde Italia a España hasta el próximo 25 de marzo, un anuncio que ha coincidido con la supresión de vuelos al país vecino por parte de las aerolíneas. Que ha cogido a algún aragonés atrapado en el país transalpino. O que los mayores de 65 años, uno de los colectivos más vulnerables al coronavirus, tampoco podrán viajar a través del programa del Imserso. El Ejecutivo de Sánchez decidió paralizarlos un mes durante la celebración del Consejo de Ministros.

Los hogares también se preparan para lo que se avecina. Ayer, mientras se hacía efectivo el cierre de colegios, centros educativos y universidades en Madrid, lo que supuso un cambio de paradigma y un cambio de planes para miles de familias, el resto de comunidades mantienen sus planes. ¿Contención o incontinencia? Y en paralelo, los ciudadanos se afanaban por comprar alimentos en los supermercados, lo que provocó que algunas cadenas tuvieran que llamar a la calma durante la jornada. La propia ministra de Hacienda y portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, lanzó un mensaje en esta línea al asegurar que no existe problema de desabastecimiento. Pero la operación despensa está activada en todas las ciudades, también en las aragonesas. Algunos supermercados de Zaragoza daban ayer buena cuenta de ello, pero hoy, estas cadenas de distribución, volverán a llenar las estanterías, por si quieren repetir.

MEDIDAS ECONÓMICAS / Desde la perspectiva económica, las empresas comienzan a preparar a sus plantillas para el teletrabajo ante el riesgo de contagio y el Gobierno ultima medidas fiscales y de conciliación, así como un plan a favor del sector turístico que atisba una debacle sin precedentes. Por lo pronto, el Ejecutivo adelantó que aprobará un paquete de medidas económicas para ayudar a las empresas y a los trabajadores a limitar el impacto negativo de la epidemia una vez que hayan sido presentadas y pactadas mañana con los agentes sociales. Mientras, la DGA mantendrá hoy un encuentro con sindicatos y empresarios para analizar la situación, ya que las pymes comienzan a sufrir el impacto de esta crisis.

Pero la política también sufre las consecuencias ya. La Mesa del Congreso y la Junta de Portavoces decidieron suspender durante una semana la actividad parlamentaria al conocer que el diputado Javier Ortega Smith, de Vox, ha dado positivo por coronavirus. El Senado también suspenderá la actividad parlamentaria y la agenda de las instituciones, incluida la del rey Felipe II, se verán alteradas. Las Cortes de Aragón o el Ayuntamiento de Zaragoza seguirán sus pasos, parece.

Ni siquiera la cultura y los acontecimientos deportivos se salvarán. Los partidos de fútbol y baloncesto, así como cualquier otra actividad deportiva profesional o amateur, se jugarán a puerta cerrada. El Gobierno también decidió suspender todas las actividades colectivas en espacios cerrados de más de 1.000 personas, entre ellas el concierto de Amaral en Madrid. Y reducir a un tercio el aforo de las reuniones de menor capacidad en Madrid, La Rioja y Vitoria. Pero si toca Las Fallas... Valencia amenaza con arder.