Los supermercados han vuelto a vivir el fenómeno avalancha pero con una diferencia, esta vez no se ha comprado de forma masiva y compulsiva, ni tampoco papel higiénico en grandes cantidades, sino productos más propios del vermú y de la respostería. El puente de Semana Santa dará un breve respiro a las empleadas en la mayoría de las ciudades, salvo excepciones, con el cierre de los comercios durante el Jueves y el Viernes Santo, y que han provocado durante esta semana largas filas en los súpermercados y en las tiendas de barrio para tener a punto las despensas y neveras. En Fraga, Calatayud, Ejea de los Caballeros, Sabiñánigo, Teruel, Cariñena, Zuera, Andorra y Calamocha abren sus puertas los dos días y con el horario normal, salvo los de Mercadona. El sábado volverá la normalidad.

El confinamiento y la monotonía invita a ponerse al frente del fogón. A algunos, además les genera cierto nerviosismo pensar que las tiendas van a estar cerradas tan solo dos días. Así que durante esta semana las filas han vuelto a ser la imagen más habitual, sobre todo ayer, con largos ratos de espera incluso para acceder al interior de las tiendas.También en las panaderías, aunque ahora se haga más pan en casa.

Cierto es que son más largas de lo normal porque la gente mantiene más de un metro de distancia con el que le precede. Aún así, eran cuanto menos llamativas. Otro detalle que contribuye a que se generen con mayor facilidad está relacionado con los aforos, reducidos y limitados para evitar aglomeraciones en su interior.

En definitiva, que aunque parezca que se está produciendo una nueva avalancha en los supermercados, las cadenas de supermercados lo niegan, y aseguran que se ha normalizado la situación. Desde Mercadona explican que no se ha registrado un pico de ventas como sucedió en los días previos a la declaración del estado de alarma. Lo que ha sucedido es que la gente se ha lanzado a comprar durante los tres primeros días de la semana de manera que lo que se vendería en seis días, se ha hecho en tres. Y aún queda el sábado para poder rellenar la nevera.

No han tenido la misma suerte en el Mercado Central de Zaragoza, donde esta semana se han estrenado con la venta online. El presidente de los detallistas, José Carlos Gran, asegura que su semana ha sido como otra cualquiera en época de confinamiento, con escasas ventas. Si han notado un ligero y discreto repunte ha sido por la novedad de poder comprar a través de internet.

Los hábitos han cambiado con el coronavirus. Ahora se acude menos veces al súper y se hacen compras más grandes. También han cambiado las preferencias y ahora es la levadura la que está agotada, en lugar de el papel higiénico.

La compra de cerveza y el picoteo propio de un vermú al sol se han convertido en lo más vendido. La gente necesita romperla monotonía y tener sensación de fin de semana, así que parece, por las ventas, que han trasladado este rato de ocio a casa.

Según un estudio de la Unión de Consumidores, la mayoría (un 40%) prefiere comprar en el supermercado de su barrio y un 20,5% en comercios de proximidad. Solo un 8,4% de los encuestados declaró que seguía yendo a grandes superficies, lo que les obliga a desplazarse.